Virgen del Rosario: la batalla donde se comenzó a venerar y qué “rosarios” usan para rezar otras religiones

El uso del rosario no se limita al catolicismo. Desde el islam al hinduísmo tienen el suyo. Pero todos son de similares características: un sistema de cuentas que ayudan a orar sin perder la concentración. El triunfo católico en una batalla naval que originó la devoción a la virgen

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Nuestra Señora del Rosario
Nuestra Señora del Rosario

En el mes de octubre, la Iglesia católica celebra a Nuestra Señora del Rosario, fiesta que tuvo su origen en una batalla naval. Según la “Enciclopedia Católica”, el rosario (del latín medieval rosarium, y este del latín rosarium: rosaleda) puede haber comenzado como una práctica de los laicos para imitar el monacato cristiano en el rezo de la liturgia de las horas, durante la cual los monjes rezaban los 150 salmos diariamente, mientras que los laicos rezaban 150 avemarías. El rosario católico y otros “rosarios” de distintas religiones se basan en un sistema de cuentas que se pasan una a una con cada oración recitada. Porque no solo los cristianos poseen un rosario; muchos otros credos también lo tienen.

Las oraciones repetidas aparecen desde los primeros siglos del cristianismo y en muchas otras religiones. Estas son oraciones mántricas en las cuales, mediante la repetición de ciertas palabras o frases, la mente intenta enfocar la atención, lo que ayuda a reducir o incluso eliminar por completo, o casi por completo, los pensamientos que surgen constantemente en la mente. Esto permite alcanzar un estado de serenidad y claridad mental, acercando al individuo a un grado elevado de espiritualidad y desprendimiento de preocupaciones.

komvoskhini (rosario iglesia ortodoxa)
komvoskhini (rosario iglesia ortodoxa)

La Iglesia ortodoxa posee el komvoskhini, un rosario ortodoxo que es un lazo trenzado de nudos, generalmente hecho con lana o cuentas de madera, que se usa para llevar la cuenta de los rezos. En estos rosarios se recita la “oración de Jesús” o “oración del corazón”, que puede variar según la tradición ortodoxa, pero siempre con el mismo fin: adentrarse en un estado de meditación profunda. Esta oración, en su forma más simple, dice: “Señor, ten misericordia”, y en su versión completa: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador”. En el Monte Athos, se prefiere la versión: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí”. San Isaac el Sirio decía: “Cuando el Espíritu habita en un hombre, él no cesa de orar, porque el Espíritu ora en él constantemente. Así, la oración no cesa en su alma, ni cuando duerme, ni cuando despierta; incluso cuando come, bebe o trabaja, los perfumes de la oración se derraman espontáneamente en su corazón” (Tratados Místicos, editados por Wensinck, p. 174).

komboloi (griego)
komboloi (griego)

También existen “rosarios laicos” sin connotación religiosa, como el komboloi en Grecia, derivado de los utilizados por los monjes del Athos. Se usan como pasatiempo, método relajante para controlar el estrés y la ansiedad. Estos “rosarios laicos” también son comunes en el Líbano, Chipre y en todo el Medio Oriente.

Los hindúes, budistas y sijes tienen sus rosarios, llamados japamālā, compuestos por 108 cuentas, generalmente de madera. Se usan para recitar los nombres de alguna deidad. El fundador de los Hare Krishna, Prabhupada, en una carta del 6 de enero de 1972, reflexionaba sobre la meditación con el japamālā: “La japamālā debe recitarse temprano en la mañana con completa concentración, preferentemente durante las horas del brahma muhurta (96 minutos antes del amanecer, durante 48 minutos). Concéntrate completamente en la vibración sonora del mantra, pronunciando cada nombre claramente”. En el budismo, el rosario consta de 108 cuentas de distintos materiales, formando un “collar” que se coloca en el cuello o el brazo izquierdo. A diferencia del rosario católico, que últimamente se ha usado como adorno, el rosario budista solo se utiliza como instrumento de oración.

misbaha islamico
misbaha islamico

En el islam, el rosario se llama masbaha o misbaha y suele tener 33 o 99 cuentas, rematadas con una borla. El número de cuentas está relacionado con la recitación de los 99 nombres de Dios, aunque también se usa para otras oraciones, como la repetición de fórmulas como subḥān Allāh (“Dios es sublime”), al-ḥamdu li-llāh (“alabado sea Dios”) o Allāhu ʾakbar (“Dios es más grande”), pronunciadas cada una 33 veces.

Como se ha visto, estas oraciones mántricas ayudan a los fieles a acercarse a la divinidad. El rosario católico surgió para los laicos que no sabían leer, imitando el rezo de la liturgia de las horas, tradición que se remonta al siglo IX, cuando la forma de honrar a la Virgen María en Oriente comenzó a ser conocida en Occidente. Incluye la repetición de aclamaciones basadas en el saludo del ángel Gabriel a María (Lucas 1, 26-28) y el de Isabel (Lucas 1, 42), conformando el “avemaría”. Una de las influencias más destacadas fue la traducción al latín del Akáthistos, un himno griego del siglo VI sobre la maternidad divina de María. Se enseñó a los fieles a recitar 150 avemarías, dando origen al “Salterio de la Virgen”.

- crédito Parroquia El Divino Pastor y VII Sacramentos
- crédito Parroquia El Divino Pastor y VII Sacramentos

Santo Domingo de Guzmán fue un gran promotor de esta devoción, que fue adoptada por la Orden de los Predicadores (dominicos) para la re-evangelización de las regiones unidas a la reforma protestante.

El punto culminante del rosario católico ocurrió el 7 de octubre de 1571, en la Batalla de Lepanto, cuando una coalición católica, liderada por Don Juan de Austria, derrotó a la armada otomana. Pío V promovió la oración del rosario en los meses previos, convocando incluso un rosario público el 6 de octubre en la Basílica de Santa María la Mayor. Durante la batalla, se narran hechos extraordinarios, como la premonición de Pío V, quien, el 7 de octubre, interrumpió una conversación para anunciar la victoria. Dos semanas después, se confirmó la noticia. La victoria se atribuyó a la protección de la Virgen, y Pío V estableció el 7 de octubre como la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, posteriormente conocida como Virgen del Rosario. León XIII, devoto del Rosario, consagró octubre a esta devoción.

Batalla de Lepanto
Batalla de Lepanto

En muchos países, como España, el nombre “Rosario” es común tanto en ciudades como en personas, reflejando la amplia devoción a esta práctica espiritual que, bien realizada, puede elevar al orante a un estado de meditación profunda y aliviar el espíritu.

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