En medio de la polémica en Argentina, fuerte mensaje en Times Square contra las salmoneras patagónicas marinas

“Averigua de dónde viene el salmón que comés”, remata el video que apareció el 17 de octubre, día de las áreas protegidas, en una pantalla gigante del lugar que es un símbolo de Nueva York: Times Square. Se trata de la campaña chilena #AreasProtegidasSinSalmoneras y contiene imágenes de jaulas de salmón en valles paradisíacos acompañadas de frases como: “420 centros de producción de salmones operan dentro de parques y reservas de la Patagonia chilena, contaminando áreas prístinas. Averigua de dónde viene el salmón que consumes y ayúdanos a mantener áreas protegidas sin salmoneras”.

“Tienen que saber que lo que consumen viene en gran parte de áreas protegidas del Estado chileno, que están destinadas a la conservación de la naturaleza y biodiversidad”, expresa Juan Carlos Viveros, uno de los encargados de la campaña. Resulta que Estados Unidos es el principal consumidor del salmón que produce Chile y lo que buscan es que, a través de la baja del consumo, se afecte la demanda de ese producto. El cuestionamiento específico que se plantea es que las jaulas están literalmente en Áreas Protegidas y que afectan los ecosistemas que deberían estar conservados. “Nosotros creemos que una actividad industrial intensiva como la salmonicultura, con los impactos comprobados que tiene, no debe estar en áreas protegidas (...). En otros países ya se está planificando la salida de la industria a tierra (RAS) por ejemplo, donde el control de las variables productivas es muchísimo mayor que la jaula abierta. Esta transición de mar a tierra puede ser un camino a explorar”, remata Viveros.

La industria es fuertemente cuestionada en Chile y en el mundo por generar afectaciones ambientales y económicas en donde se instala. Una de las principales consecuencias de las jaulas marinas es que el salmón se escapa y, al ser una especie depredadora, se alimenta de peces que están en el lugar. Al mismo tiempo, al estar hacinados en las jaulas, se producen enfermedades que luego se contagian a otras especies. Es decir, se afecta directamente a la industria pesquera. Por otro lado, debido a los desechos orgánicos e inorgánicos que se acumulan en el fondo marino, se crean “zonas muertas en el océano” donde no puede crecer ningún organismo. Por otro lado, la basura que genera y su imponente estructura (del tamaño de un estadio de fútbol) aleja toda posibilidad de deportes acuáticos y de turismo. En conclusión, “donde hay una granja de salmón, ningún otro desarrollo puede convivir”, como afirman quienes padecen los efectos nocivos esta industria o quieren erradicarla. Esta misma industria es la que se busca instalar en Argentina.

En el contexto político que se vive con respecto a las cuestiones ambientales, la Patagonia enfrenta muchas amenazas vinculadas a la explotación, sin control, de los recursos naturales. Desde hace unos meses se volvió a instalar un debate que parecía saldado sobre la expansión de las salmoneras. En Tierra del Fuego, por ejemplo, en 2021 se aprobó, por unanimidad la prohibición de las jaulas en toda la provincia permitiendo la producción con el sistema de RAS. Hoy, acompañados por el envión político de la desregulación, pero enfrentando a fuertes sectores de la población, empresarios del turismo y ambientalistas, se volvió a instalar la discusión. Un proyecto reciente busca derogar esa Ley y permitir las jaulas en el norte de la isla.

Por otro lado, Santa Cruz es la otra provincia en alerta sobre esta problemática. La semana pasada una noticia circuló en los principales medios de la provincia: “Alarma en Santa Cruz: podrían instalar jaulas en toda la costa. Una de las industrias más cuestionadas a nivel mundial podría encontrar en la provincia ‘agua fértil’ para sus megaproyectos económicos”. Esa alerta surgió a partir de las afirmaciones de un empresario que asegura estar desarrollando esas iniciativas en Santa Cruz. Desde el gobierno santacruceño todavía no se expresaron sobre el particular.

La producción del salmón no solamente se puede realizar en el mar o en aguas cerradas sino que existe un método que viene creciendo año a año. Se trata de RAS (sistemas de recirculación en acuicultura, por sus siglas en inglés). Según la FAO, son “sistemas avanzados, instalados bajo techo, con tanques en los que los peces se cultivan en condiciones controladas. La tecnología utiliza filtros mecánicos y biológicos para reutilizar el agua”. Este proceso permite eliminar los residuos orgánicos, mantener intacta el agua y no se necesitan las toneladas y toneladas de antibióticos que se utilizan en las granjas marinas. En consecuencia, se produce un salmón más saludable y se reducen considerablemente sus consecuencias ambientales. Hacia este sistema está virando la industria a nivel mundial.

Pero el sistema de RAS aún es incipiente. Hoy lo que impera son las granjas abiertas en el mar. Un reciente informe realizado por las Naciones Unidas califica a la salmonicultura como “una de las principales amenazas para el medioambiente que enfrenta la Patagonia”. Es por eso la urgencia de la campaña #AreasProtegidasSinSalmoneras en Times Square, un sitio emblemático de Estados Unidos. Según los propios organizadores, “el propósito es crear conciencia sobre la necesidad urgente de preservar estos espacios esenciales no solo para la biodiversidad, sino también para combatir el calentamiento global y garantizar la sostenibilidad de las economías tradicionales costeras, profundamente afectadas por la megaindustria acuícola”. Mientras tanto, Argentina se sigue debatiendo si estás industrias deben o no ingresar al país: Juan Carlos Vivero tiene un mensaje sin rodeos: “Argentina tiene que mirar hacia el lado y conocer el ejemplo de Chile”.