El presentador televisivo de la BBC Jeremy Clarkson era un perfecto desconocido para la enorme mayoría de los argentinos hasta el 4 de octubre de 2014, cuando debió abandonar la Argentina con la ayuda del gobierno británico después de protagonizar una provocación inédita que derivó en un tumulto y llevó a que el gobierno de Tierra del Fuego lo declarara “persona no grata”. Quienes seguían por la BBC2 sus programas Top Gear y The Grand Tour, especializados en automovilismo, sabían que Clarkson era un provocador con pocos límites, cuyo dudoso sentido del humor resultaba muchas veces injurioso, pero nunca imaginaron lo que tenía preparado para su producción con autos de lujo y un costo de más de un millón de dólares que realizaría en el sur argentino.
En los papeles, el periodista y sus dos socios frente a las cámaras, Richard Hammond y James May, recorrerían la Patagonia a borde de tres autos de altísima gama, un Porsche, un Lotus y un Mustang, para una de sus superproducciones televisivas del año siguiente. La grabación había comenzado a fines de septiembre, cuando Clarkson y sus coconductores partieron del Hotel Llao Llao en Bariloche y realizaron un espectacular recorrido por el sur hasta Ushuaia, la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur, seguidos por un equipo de filmación de más de treinta personas.
Todo transcurría con normalidad hasta que alguien descubrió, fotografió y difundió la patente del Porsche que conducía Clarkson: H982 FKL. Las patentes de los otros dos autos -de las que no hubo registro fotográfico- llevaban en sus numeraciones otras dos cifras: 646 una de ellas, y 269 la otra. Que las tres patentes encerraban mensajes que, seguramente, serían explicados cuando se presentara el programa, pudo pasar inadvertido, pero hubo quien las descifró. Si se le quitaba la H y se la reemplazaba por un número 1, en la patente del Porsche se podía leer “1982″, el año de la Guerra de Malvinas, y las tres letras finales -FKL- se referían indudablemente a “Falklands”, el nombre impuesto por los ocupantes británicos a las Malvinas. En cuanto a las otras patentes: 646 era un número cercano a los soldados argentinos muertos en la guerra (649 en verdad) y 269, una estimación próxima a las bajas inglesas (255).
Cuando todo esto tomó estado público, los tres autos y sus conductores estaban en la capital fueguina, donde parte de la población reaccionó. La provocación y la burla que tenían preparadas Clarkson y sus socios quedaron en evidencia y derivaron no solo en una reacción popular que involucró a veteranos de la guerra de Malvinas, sino que causó una fuerte tensión a la cual los gobiernos argentino y británico debieron ponerle paños fríos. Esa vez, Jeremy Clarkson había ido demasiado lejos.
Un provocador nato
El presentador de Top Gear tenía entonces 54 años, una carrera exitosa -su programa se emitía en cerca de cien países y era seguido por cientos de miles de espectadores- y también un largo historial de provocaciones que tenían como blanco los países donde grababa sus producciones.
Para la grabación de uno de sus programas en los Estados Unidos había recorrido Alabama -el estado sureño más conservador y reaccionario del país- son sus autos pintados con consignas a favor del amor libre y el matrimonio gay. Terminaron apedreados e incluso amenazados con armas de fuego.
En 2011, la BBC debió pedir disculpas al gobierno de México luego de la difusión de un programa donde Clarkson calificaran de “perezosos” e “inútiles” a los pobladores de ese país. Un año más tarde, la embajada de India en Londres se quejó oficialmente por un programa especial en el que Clarkson y sus socios mostraron un inodoro en el baúl de un auto y aseguraron que era un accesorio perfecto para viajar por la India porque “todos los que viajan acá se agarran diarreas”.
También debió responder a las quejas de varias empresas automotrices, que lo acusaron de dar información falsa y maliciosa sobre sus autos. Tesla llegó a demandarlo, aunque la justicia británica no dio curso al proceso judicial, y Ford lo acusó de boicotear públicamente a un modelo que acababa de lanzar. En este último caso, Clarkson no tuvo empacho en pararse frente a la cámara y decir: “Deberían agradecerme. Cuando dije que el Ford Orión era el peor coche de la historia llegó a ser uno de los más vendidos”.
Cuando llegó a la Argentina en septiembre de 2014 para para grabar su superproducción patagónica venía de protagonizar un escándalo en Londres debido a que el Daily Mirror filtró una grabación donde se lo escuchaba cantar una rima infantil utilizando el calificativo racista “nigger”. Iba a cantar esa canción en un programa, pero debió suprimirla. Por ese hecho y otras menciones racistas en un especial sobre Birmania, la BBC lo amonestó y amenazó con despedirlo.
La burla sobre Malvinas
La difusión de los mensajes sobre la guerra de Malvinas encriptados en las patentes de los tres autos de lujo causó indignación en la población de Ushuaia, donde Clarkson se aprestaba a grabar una etapa más de su viaje, y también la reacción de las autoridades.
El intendente Federico Sciurano les prohibió la utilización de un espacio público, el centro de esquí de Cerro Castor, para el programa. La gobernadora Fabiana Ríos fue más allá: los declaró personas no gratas y los invitó a abandonar el territorio provincial. Para entonces. Clarkson y los suyos estaban “refugiados” en un hotel del centro de la ciudad, frente al cual se congregaron vecinos y excombatientes de Malvinas para repudiar su presencia.
“Funcionarios del gobierno aparecieron luego diciendo que ya no éramos bienvenidos en la ciudad, y que no podían garantizar nuestra seguridad. Que debíamos abandonar Argentina de inmediato. Es evidente que nos dieron permiso de visitar el lugar para luego sacar provecho político al echarnos cuando llegamos. El problema era: ¿cómo abandonábamos el lugar cuando las calles estaban llenas de gente con palos, piedras y ladrillos? Nadie tenía una respuesta para eso”, escribió después Clarkson en una nota pseudo épica publicada en un blog.
Exageraba una situación de la que había salido sin inconvenientes. Ese mismo día el presentador televisivo y sus dos socios abordaron un avión que los llevó a Buenos Aires, desde donde poco después volaron con destino a Londres.
En esa misma nota, trató de negar la provocación. “En Gran Bretaña, los periódicos estaban diciendo que yo había causado el problema cuando llegué a este polvorín político en un Porsche que llevaba la placa H982FKL, que si convertís la H en un 1 y alternas la K y la L, pudo haber sido vista como una referencia a la Guerra de las Falklands en 1982. Esto, sin embargo, no era cierto. El auto llegó a Argentina con esas placas, pero luego de dos días de viaje, cuando estábamos en Chile, un usuario de Twitter notó el problema, así que las quitamos”, escribió. Era falso, porque la patente del Porsche fue fotografiada en Ushuaia.
Tumulto en Tolhuin
Mientras los tres conductores de Top Gear abordaban el avión que los sacó de la capital fueguina, el resto del equipo del programa -integrado por unas treinta personas- se quedó en tierra. Debía volver con los tres autos de lujo y el resto de los vehículos y equipos de filmación, pasando por Chile. “Dejamos atrás a 29 personas; camarógrafos, sonidistas, organizadores, personal local y productores. Ellos tuvieron que escapar por tierra con una variada caravana de 4x4 alquiladas, camiones y los tres autos estrella que les habían ordenado sacar del centro de esquí”, dejó escrito Clarkson en el blog.
Los problemas de esa “retirada” comenzaron en Tolhuin, donde pobladores y veteranos de guerra estaban esperando la llegada de la caravana para repudiar la burla que había quedado al descubierto. Los vehículos de la producción podrían pasar, pero debían dejar los autos de lujo con sus provocadoras patentes. No hubo agresiones a las personas, pero el Porsche, el Lotus y el Mustang fueron atacados a piedrazos hasta quedar prácticamente destruidos.
Al relatar este hecho -del que no fue testigo- Clarkson intentó victimizarse. “En el primer pueblo, los lugareños estaban listos. Un camión estaba bloqueando la ruta y cuando se acercó nuestro convoy, encaró marcha atrás con velocidad, obligando a nuestros muchachos a tirarse a las banquinas, que estaban llenas de gente que hizo evidente que querían sangre. Lanzaron ladrillos, rompieron parabrisas y dos de nuestro grupo sufrieron heridas por los vidrios que volaron”, sostuvo.
La caravana siguió su camino hacia Chile, pero los tres vehículos quedaron en Tolhuin, en un depósito municipal. El Porsche, el Lotus y el Mustang permanecieron allí hasta 2017, cuando se los redujo a chatarra. “Fueron destruidos con topadoras, compactados y triturados, tras un acuerdo secreto entre los gobiernos de Argentina y Gran Bretaña, para eliminar a los vehículos de la polémica”, relató el periodista Carlos Cristófalo en Autoblog, que también difundió fotos que supuestamente muestran esa operación.
Los coletazos
Para entonces, Clarkson ya no trabajaba en la BBC y enfrentaba una demanda por “incitación a la violencia” presentada por los ex combatientes de Malvinas ante los tribunales de Tierra del Fuego. El despido del conductor de Top Gear no tuvo que ver con su conducta en el sur argentino -de hecho, la BBC2 difundió los programas que alcanzó a grabar- sino con la agresión a uno de sus colaboradores, el productor Oisin Tymon, porque no le gustó la comida del cáterin. Al comunicar la medida, en marzo de 2015, el director general de la BBC, Tony Hall señaló: “Lo que sabemos es que el productor Oisin Tymon fue atacado por Jeremy Clarkson y después sometido a un abuso verbal que nadie debería soportar. La violencia física acompañada de abuso verbal prolongado ha pasado de la raya y es por eso por lo que con dolor he decidido que no habrá una renovación del contrato de Jeremy”.
Dos años después del escándalo de las patentes, Clarkson seguía frustrado porque su provocación a los argentinos por las Malvinas había sido descubierta antes de terminar la grabación de su programa. En la Navidad de 2016 volvió a referirse al hecho con resentimiento en un mensaje: “Feliz Navidad para todos. Excepto para la gente de Tierra del Fuego en Argentina. Se pueden ir bien al diablo”, tuiteó.