En Argentina, la comunidad asiática representa la cuarta minoría y está integrada por unas 200.000 personas. Los primeros en llegar al país fueron los inmigrantes japoneses, a principios del siglo XX, y luego se sumaron las oleadas de coreanos y chinos que se asentaron principalmente en la provincia de Buenos Aires y en algunos barrios porteños.
Más allá de las diferencias culturales y tradiciones que tienen, los inmigrantes y, sobre todo, las siguientes generaciones, entendieron que la unión hace la fuerza: comenzaron a generar proyectos en común y a darse apoyo mutuo en las diferentes iniciativas que tenían el objetivo de posicionar de manera positiva los valores asiáticos. Lo hicieron a través de la gastronomía, la tecnología, la moda y la cultura.
Algunos de los miembros de estas comunidades le contaron a Infobae sus historias y actividades. Entre ellos, Erika Uehara, hija de japoneses, que es directora y fundadora de la consultora de comunicación Arigato Consulting; Teban Kim, creativo de origen coreano y fundador de Thet Studio, un emprendimiento gastronómico y cultural. Las amigas Jiye y Kaz son caligrafistas de origen japonés y coreano, respectivamente, y juntas enseñan el arte de la caligrafía uniendo elementos característicos de ambas culturas. Ana Kuo es la presidenta de la Asociación Cultural Chino Argentina, espacio desde el cual difunde esa cultura.
La primera universitaria de la familia
Erika Uehara es “nikkei nisei”, lo que significa es la primera generación nacida en Argentina. “Mis padres vinieron de Japón hasta el otro lado del mundo cuando eran muy chicos. Llegaron después de 45 días en barco junto a mis abuelos, que escaparon de la pobreza de la posguerra buscando ‘el sueño americano en tierras argentinas’. Mis abuelos, tanto maternos como paternos, empezaron a trabajar en el campo como peones; y mi mamá y papá se conocieron acá, ya de grandes. Yo soy la primera generación de universitarios de la familia: me recibí en la Universidad de Buenos Aires, estudié un posgrado con una beca del gobierno de Japón, ya hace unos años”, resume su historia la mujer que luego de pasar por el mundo corporativo de la industria de alimentos y bebidas fundó la consultora de comunicación Arigato Consulting.
Al estar especializada en temas asiáticos, forma parte de la agrupación Gastro Corea, que está conformada por un argentino, tres coreanos y ella, que es nikkei. Desde 2019, cada año realiza el evento Gastro Corea Food Week que busca fomentar los sabores y cultura coreana. Además tiene varios clientes de la comunidad surcoreana en Argentina.
“Desde la consultora, con sede en Buenos Aires, tenemos equipos en diferentes partes de Latinoamérica y damos servicios en México, Colombia, El Salvador, Perú, Chile y Brasil”, asevera y orgullosa cuenta que desde arista comunicacional lograron su primer gran cliente institucional. “La Embajada de Japón en Argentina, y eso logró que empezáramos a trabajar con empresas japonesas y otros organismos del Gobierno japonés, lo que nos trajo mucha visibilidad en el nuevo mundo asiático”.
En 2017, tuvo una experiencia reveladora que, al regresar a Argentina la hizo propia. “Viajé a Corea del Sur. Estuve unas dos semanas recorriendo el país y vi cómo la generación más joven viaja a Japón, habla japonés; cómo los japoneses viajan a Japón y hablan muy bien ese idioma. Noté que no existe la rivalidad que muchas veces se cree que hay entre ambos países. Cuando volví, naturalmente esa experiencia desencadenó en amistades con descendientes coreanos en Buenos Aires. Me hice amiga de Teban Kim, que tiene una agencia digital, y por medio de él hice amistad con otros coreanos argentinos. Y Teban hizo amistad con otros nikkei, entre ellos los gastronómicos que habían creado la primera Asociación Gastronómica Japonesa en Argentina, que se llama Club Gastro Japo”, detalla los vínculos y cuenta que ese club ya organizó la sexta edición de la semana gastronómica, en la que presentan los distintos platos y sabores orientales, a la que desde su consultora le hacen la prensa y difusión.
Aunque la relación entre Erika y sus amigos coreanos se inició por lo gastronómico, la mujer asegura que hoy tienen una meta en común: “Nos unen las ganas de difundir lo asiático en la Argentina, en eso coincidimos todos los que formamos este grupo de amigos. Ahora estamos organizando reuniones porque deseamos realizar la próxima edición de Gastro Coreano”.
Las caligrafistas
Jiye Kim y Kaz Natsume son la dupla de caligrafistas, una de origen japonés y la otra coreana, y juntas enseñan este uniendo elementos característicos de ambas culturas.
Jiye, tiene 56 años, nació en Seúl, Corea, y llegó con su familia a Ushuaia, Argentina, cuando tenía 10 años. Estudió Diseño en Comunicación Visual y Caligrafía Occidental. Estudia Seoye (caligrafía tradicional coreana), desde el año 2019. Kazuyo, de 46 años, nació en Shinshiro (Aichi), Japón, y llegó al país en el 2000. Estudió caligrafía y es practicante de Shodo (caligrafía japonesa) y Sumie (pintura japonesa).
“Nos conocimos personalmente en el año 2019, en un evento de ramen de Alejandro Aizawa (El camino del ramen), que se realizó en el restaurante de Sandra Lee (chef coreana). Ahí, en una pequeña conversación, hicimos clic. Durante la pandemia seguimos en contacto vía zoom, sintiéndonos cada vez más unidas por las coincidencias que descubrimos en nuestra forma de entender la vida”, cuentan las amigas.
Para ellas, practicar caligrafía es “la felicidad”. “Es un acto de bienestar, de introspección, de gozo, de conexión con uno mismo”, señala Jiye mientras que Kaz revive: “A este pensamiento sobre la caligrafía oriental, se sumaron nuestras inquietudes sobre las diferencias entre Corea y Japón (escritura, idioma, costumbres y especialmente la comida!), y así empezaron nuestros encuentros para ‘disfrutar’”.
Durante 2023, crearon la cuenta en Instagram “Jiye y Kazuyo”, “con la simple intención de compartir lo que nos gusta, pero enfocadas en tres objetivos: difundir la caligrafía oriental, juntar dinero para salir a comer y, más adelante, viajar”, confían.
“El destino final: Corea y Japón. Ese es nuestro sueño. No programamos un futuro. Sólo tenemos ganas de seguir compartiendo nuestros gustos y saberes, y entregarnos a nuestras corazonadas para cumplir nuestro sueño”, dicen con alegría y esperanzas.
Sentir y vivir China
Ana Kuo es la presidenta de la Asociación Cultural Chino Argentina. Nació hace 53 años en China, es mamá de dos hijas (una argentina y otra brasileña) y está casada con un argentino. Junto con personas de la colectividad japonesa como Ana Serei, quien es creadora de Kawaii Club Café, y de la comunidad coreana, como Víctor Ho, dueño del restaurante Una Canción Coreana, organiza el Asia Fest para celebrar la cultura asiática.
Llegó con sus padres a Argentina cuando tenía 13 años y sin saber una palabra en español. “No conocíamos a nadie, ni a nada del país. Sin embargo, mi papá era un artista. Le gustaba mucho leer y practicar el arte de plantar bonsáis, de escribir caligrafía y a mi me encantaba la caligrafías. Principalmente, él leía mucho. Creo que eso me influyó mucho”, cuenta Ana.
Al referirse a las actividades y proyectos que realizan en la asociación que preside, cuenta: “Lo que hacemos es reivindicar nuestro eslogan: ‘Sentir y vivir China’. Lo que nosotros hacemos todos los días en la asociación tiene que ver con actividades culturales: damos cursos para que los alumnos puedan vivenciar la cultura china y tengan distintos beneficios. Por ejemplo: clases de idioma y dentro de idioma, un aspecto importante es la comprensión de la cultura, los caracteres que reflejan la cultura. Tenemos clases de Taichí, de respiración (Chi Kung), que son artes marciales porque son artes, justamente”. Allí también tienen Medicina China, I-Chin, que es un aspecto una sabiduría milenaria, también brindan clases de masajes orientales que integran varios estilos, pero principalmente masajes chinos.
Además de eso, es parte de las actividades que realizan otras comunidades. “Hacemos eventos junto con otras organizaciones: el Asia Fest, junto a colectividades de Japón y Corea; este año también participamos en el Nuevo Chino junto con equipos de Sergio Asato y Andrés Park, un coreano y un japonés que organizan distintos eventos culturales”, dice y menciona otras actividades conjuntas que realizó este año, incluso las prácticas educativas laborales que realiza en conjunto con el Gobierno de la Ciudad, a través de Ministerio de Educación, dirigidas a estudiantes del último año de las escuelas secundarias. “Los llevé al Barrio Chino para que conozcan no solamente lo superficial sino para hablar con distintos organizaciones de mi comunidad para vean cómo viven y cómo logran éxitos en esta tierra nueva”.
“A la gente, en general, sin importar el país, suele tener cierto desarrollar cierto escepticismo ante lo desconocido y ni hablar de culturas tan lejanas. Entonces, a través de estas actividades, sean educativas, festivas, o de entretenimiento, entran más en confianza y ayuda a perder el miedo. Veo que la gente disfruta y que aprenden otras maneras de cuidar el cuerpo, de conocer su cuerpo, por ejemplo. En el caso de los chicos de las escuelas, escucharon historias de los inmigrantes, probaron la comida china, fueron al Templo Budista de la calle Montañeses, de otra manera no hubieran entrado. Y conocieron la filosofía budista. Por eso, estas actividades de intercambio genuino entre seres humanos, lo que todos somos”.
Gastro Japo Food Week
Teban Kim, de 52 años, es creativo de origen coreano y fundador de THET Studio, un proyecto que está vinculado a diferentes actividades gastronómicas y culturales. También es dueño de la tienda Thetland donde conjuga la cultura pop asiática, el manga, y la música con la comida callejera de Corea.
Recientemente inauguró Juichi, un restaurante desde el cual busca difundir la gastronomía asiática y propone platos coreanos, pero sobre todo japoneses. Para esa idea tuvo la asesoría de consultores nikkei y coreanos. Y se destaca como uno de los impulsores de la creación de la agrupación gastronómica Gastro Japo, que anualmente organiza la Gastro Japo Food Week, que comenzó esta semana y se llevará a cabo hasta el 8 de octubre. En ese evento, promocionan platos japoneses con diferentes propuestas promocionales.
A sus tres años, con su papá, su mamá y sus dos hermanas dejaron Seúl y llegaron a Ushuaia, en Tierra del Fuego. Como otras familias, vinieron por ”el sueño argentino” aunque no estaban en búsqueda de un mejor futuro económico, sino de un cambio de vida más profundo. Esa parte de su historia, lo intriga, asegura. “Vi fotos mías de cuando yo era bebé. Mi familia tenía un buen pasar en Corea: mi papá, que era japonés, tenía un chofer y mi mamá una niñera, un lujo para ese entonces”, cuenta el hombre que, con esa mezcla de culturas se siente “fueguino”, y que también toca la guitarra.
Respecto a la gastronomía, dice que en ella encontró una oportunidad para reunificar culturas. “Compartir una mesa invita a la unidad. Es maravilloso porque no hay fronteras en comer rico”. Eso es para él “un idioma único donde todas las fusiones son válidas que fomenta la integración”.
“La cocina coreana representa ese concepto en todo su esplendor, porque cuando varias personas van a un restaurante, piden un plato abundante para degustar entre todos”, concluye.