Finalmente, inhumaron los restos óseos que fueron hallados en el cementerio de La Plata en febrero pasado a raíz de una serie de auditorías llevadas a cabo en diversas dependencias de la ciudad. Durante este lunes, se avanzó con 315 ataúdes de los 477 que fueron encontrados.
“Estamos reparando una situación indigna y dolorosa mientras trabajamos para garantizar que algo así no vuelva a repetirse en nuestra ciudad”, aseguró al respecto el intendente Julio Asak, quien estuvo presente durante el procedimiento desarrollado, según dio a conocer el medio local 0221.
Todo comenzó a principios de año, cuando agentes de la Municipalidad de La Plata y del gobierno bonaerense hicieron un relevamiento en el cementerio platense y encontraron 477 ataúdes y más de 3 mil bolsas con restos humanos en condiciones irregulares de preservación. Según explicaron fuentes oficiales, pertenecían a 13 mil cadáveres.
Fue después de varios meses de investigación, precisamente el 27 de junio, que el jefe comunal presentó los resultados de una auditoría hecha con el fin de profundizar sobre las irregularidades advertidas. La suma, detallaron, se hizo a través del cálculo de los ataúdes encontrados, los restos óseos, las bolsas que no se habían desgarrado y la capacidad de los depósitos.
“Están llenos, en algunos no se puede ni transitar por dentro. Hubo que meter las cámaras por las claraboyas del techo. Había restos óseos apilados los 2,20 metros”, señalaron.
Los huesos fueron encontrados en siete depósitos en total, que no eran morgues ni estaban destinados a la conservación de cadáveres o restos óseos humanos. “En el caso de las bolsas había muchas atadas con nombre y apellidos, y luego otras no tenían y no se sabe. También había otras bolsas que estaban abiertas con restos dispersos, así que hubo que barrer, reembolsar y no se sabe quiénes son. Son restos óseos mezclados”, detallaron las fuentes consultadas por este medio.
Según precisaron desde el municipio, uno de los primeros lugares donde advirtieron anomalías fue en el panteón denominado “Protectora”. Se trata de un subsuelo con escalera, donde los inspectores percibieron olor fuerte y nauseabundo. Allí descubrieron 16 féretros de madera con una protección interior metálica, lo cual denota que su procedencia pudo ser de una bóveda o de un nicho.
Tras el macabro hallazgo, las autoridades locales radicaron una denuncia penal. “En este sentido, sospechamos que, respecto a las bóvedas y nichos, a las que pudieron pertenecer dichos ataúdes, pudo haber algún manejo fraudulento de los mismos”, señalaron posteriormente ante la Unidad Funcional de Instrucción N°15, a cargo de la fiscal María Cecilia Corfield.
Varios cajones estaban en el piso con agua estancada. Ninguno tenía las identificaciones correspondientes ni estaban las chapas que contienen esa información necesaria. Para las autoridades, esto “no ha sido producto de un desgaste natural”, sino que “se trató de un acto llevado a cabo de forma deliberada”.
En un segundo depósito, en la llamada “sala de velatorios”, se hallaron arrumbadas cerca de 200 bolsas de consorcio negras con restos óseos. Muchas de ellas, no estaban identificadas con nombre, nicho y ubicación catastral. Allí también se encontraron otros 15 cajones féretros de madera.
El tercer espacio relevado está ubicado en el segundo piso del edificio, en la entrada del cementerio sobre calle 31. Allí se divisaron 340 féretros de personas adultas y otros 22 correspondientes a niños, ya que tenían la identificación de “angelitos”. De igual modo, también había bolsas de consorcios con restos óseos y huesos desparramados por el piso.
Además, en un cuarto depósito, denominado “galpón de arena”, se visualizaron cuatro lugares separados con más de 107 ataúdes apilados indiscriminadamente y más bolsas negras con restos humanos.