Leo Camiser en “Y sí, soy papá”: “Creí que iba a tener mucha más paciencia con mis hijos”

El comediante se hizo viral en redes haciendo canciones sobre su paternidad y poniéndole música a berrinches insólitos. Las crisis en su pareja y las estrategias para para atravesar las turbulencias

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Leo Camiser es músico, comediante y licenciado en Comunicación. Se hizo conocido en las redes sociales por mostrar con humor el lado de la paternidad y, de esta manera, intenta transformar la experiencia de la crianza en una fuente de inspiración para su crecimiento artístico.

En diálogo con la sección “Y sí, soy papá” de Infobae, Camiser cuenta cómo es la relación con sus dos hijos: Juliana, de 3 años, y Dante, de 6. “Yo en lo personal paso del grito o llanto, a la risa en un segundo con ellos. Que de repente se dan un abrazo de la nada y arreglan todo. Juli el otro día le dijo ‘hoy no quiero pelear’, y Dante le dijo ‘trato hecho’. Se dieron un abrazo y un beso. Y para mí fue mágico ese momento”, explica.

“Soy un papá que dice todo lo que siente. Mi viejo siempre fue muy de estar presente, pero por ahí no se mostraba vulnerable conmigo o con mi hermano. Y yo con mis hijos lloro un montón, lloro delante de ellos”, cuenta el comediante.

Leo Camiser junto a su pareja y sus hijos Dante y Juliana
Leo Camiser junto a su pareja y sus hijos Dante y Juliana

Camiser explica que no tiene un método para criar, pero que intenta mantener el diálogo ante todo. “Mi modelo es aprender todos los días con Dante y Juliana. Yo trato de comunicar lo que me pasa a mí. Ellos, con las herramientas que tienen, tratan de comunicar lo que les pasa a ellos e intentamos intercambiar para llegar a acuerdos. Para mí la paternidad antes que negociación es amor y compañía. Son un montón de cosas, pero es negociación también”, sostiene.

El músico explica que “se súper romantiza la paternidad” y revela lo que sintió con la llegada de su primer hijo. “Cuando llegó Dante, yo tenía como dos cosas en mi cabeza. Una era miedo de qué iba a pasar con mi carrera artística, y como contrapartida también tenía la imagen de un flaco que una vez me dijo ‘no, vos tienes un hijo, se te ordena las prioridades y ya está. Las cosas que no son importantes, vos las dejas de lado y se te ordena y es todo amor’. Nació el pibe y yo no conectaba, no era nada romántico, solo tomaba teta, estaba con la mamá, hacía caca y yo estaba ahí´ - admite-. Y encima mi mujer transitando un puerperio. Yo sentía que me trataba mal, pensaba que era algo conmigo. Hasta que fui a terapia. A mis amigos yo les decía ‘no conecto con el bebé’, y me decían ‘es que no sos un módem, no sos un Wi-Fi que conectás’. Se reían”.

Camiser, explica que no tiene un método para criar a sus hijos. “Mi modelo es aprender todos los días con Dante y Juliana (Candela Teicheira)
Camiser, explica que no tiene un método para criar a sus hijos. “Mi modelo es aprender todos los días con Dante y Juliana (Candela Teicheira)

Leo recuerda cómo vivió ese momento. “Yo la estaba sufriendo y bueno, trabajando con mi psicóloga entendí que obviamente que es un proceso, que los vínculos se construyen, que mi mujer había cambiado su cuerpo, su alma, su vida en función de ese bebé y que yo estaba ahí para acompañar de la mejor manera, sobre todo en esos primeros meses -cuenta-. Los vínculos se construyen. Por más que sea tu hijo, vos tenés que ahí generar algo que se va a dar el tiempo”.

Pero, ¿qué pasó con el nacimiento de Juliana? “Nace nuestra segunda hija y era totalmente ella con la nena y yo con el nene. Y en el pasillo a lo sumo nos saludamos para fichar como en los trabajos. Era como dos dos desconocidos. Hasta que ella empezó a crecer y hoy en día, que tienen seis y tres. Se quedan con los abuelos, ya podemos negociar determinadas cosas. Hoy estamos bien o estamos en un buen momento. Con mi mujer hemos pasado mucha turbulencia”, sostiene Camiser.

El papá de Juli y Dante cuenta cómo fue su estrategia para salir de la mala racha con su pareja. “Para volver al equilibrio o por lo menos empezar esa búsqueda, creo que fue fundamental la comunicación con ella, tener salidas sin los hijos. Sumado a que cada uno tenga sus espacios por fuera de la familia. La búsqueda va por ahí, por tener espacios familiares y espacios también personales”.

“Antes de ser papá, yo tenía como una presión, una exigencia, porque no me considero el típico hombre, padre de familia que de repente tiene su caja de herramientas, las cervezas en la heladera, lava el auto y los domingos. Cuando me convertí en padre dije ‘¿che, yo debería hacer todas estas cosas? ¿No debería saber arreglar cosas?’. De hecho, mi mujer, Clari, es la que se encarga de arreglar todo en casa”.

Entonces, Leo revela cómo era la relación con su padre. “Para mí, mi viejo era un superhéroe. De hecho una de mis primeras canciones, a los 15 años, era ‘Superman’, dedicada a él. Y los superhéroes no existen. Mi viejo nunca se mostró vulnerable frente a mí. Sí de dar mucho amor y cariño”, cuenta.

“Antes de ser papá, yo tenía como una presión, una exigencia, porque no me considero el típico hombre, padre de familia que de repente tiene su caja de herramientas, las cervezas en la heladera, lava el auto y los domingos" (Candela Teicheira)
“Antes de ser papá, yo tenía como una presión, una exigencia, porque no me considero el típico hombre, padre de familia que de repente tiene su caja de herramientas, las cervezas en la heladera, lava el auto y los domingos" (Candela Teicheira)

El músico lo relaciona con su actual rol de padre. “Eso para mí fue una exigencia en mi paternidad de que ‘no puedo fallar. Tengo que ser un superhéroe’. Al principio eso me generó mucha exigencia, que mi viejo no fallara en nada. Y yo sí me permito fallar”, admite.

“Yo creí que iba a tener mucha más paciencia para jugar con mis hijos y no. Yo estoy por ahí una horita jugando con ellos y ya quiero irme a tocar la guitarra. Entonces también está bueno verlo y decir ‘che, no soy mal padre porque no tengo tanta paciencia’”, reflexiona.

“Te puedo decir es que en la balanza hay, por lo menos en la mía, hay 2 millones de cosas negativas o 2 millones de cosas que no tengo tanto tiempo o energía, pero del otro lado de la balanza, tengo el amor más puro, más genuino, más transparente y más fuerte que yo sentí en toda mi vida. Entonces la balanza automáticamente queda arriba del lado positivo - dice Camiser-. Para mí mis hijos son sensibles y comunicativos porque ven que nosotros no solamente somos así, sino que habilitamos a sus emociones y a que ellos digan las cosas que les pasan”.

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