Día del Agricultor: Esperanza, la primera colonia agrícola del país y la epopeya de los inmigrantes europeos

Imaginada por el emprendedor salteño Aaron Castellanos, su origen está ligado a una dura lucha que los colonos libraron contra el terreno y el clima. Estas adversidades, sumadas a la hostilidad del indio, convirtieron en hazaña sus inicios en 1856. Hace 80 años se instauró el 8 de septiembre como el Día del Agricultor en su homenaje

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Irreconocible. Los inicios de Esperanza, con precarios ranchos donde se establecieron los primeros colonos (Página oficial Municipalidad de Esperanza)
Irreconocible. Los inicios de Esperanza, con precarios ranchos donde se establecieron los primeros colonos (Página oficial Municipalidad de Esperanza)

“El tiempo sigue de verano, seco, con viento norte, tememos que los duraznos que se hallan casi todos en flor vayan a recibir más tarde alguna helada fuerte y no vayan a haber de esta fruta este año”, es el párrafo de una carta de un agricultor en su batallar diario por dominar a esa tierra, que pedía a gritos ser trabajada.

Eran los temores de uno de los tantos agricultores que habían decidido construir un nuevo futuro muy lejos de su Europa natal, en esa salvaje tierra santafesina, donde nacería Esperanza, la primera colonia agrícola del país, quien se ganó el primer lugar en el podio gracias a que duró en el tiempo y tiene trascendencia histórica.

Aarón Castellanos, el salteño quien trajo los primeros colonos europeos (Caras y Caretas)
Aarón Castellanos, el salteño quien trajo los primeros colonos europeos (Caras y Caretas)

Por 1825 unos doscientos granjeros y artesanos escoceses habían formado la colonia Santa Catalina en los pagos de Monte Grande, en un extenso territorio de 16 mil hectáreas, adquiridas por los hermanos Parish Robertson, durante el gobierno de Martín Rodríguez. Pero solo funcionó como tal hasta 1829.

Todo había nacido de la mente emprendedora y empresarial de Aarón Castellanos, un salteño nacido por el 1800 que luego de pelear junto a Martín Miguel de Güemes, se dedicó a la actividad privada e hizo fortuna en una explotación minera en el Perú.

Exiliado durante el gobierno de Rosas entendió, luego de su caída, que el camino del crecimiento debía ir de la mano del fomento de la inmigración. Presentó diversos proyectos de colonización que abarcaban distintos puntos de poblamiento en el litoral, en el sur bonaerense y en la Patagonia.

Contrato de emigración. Lo firmaban los colonos antes de embarcarse hacia una nueva vida (Archivo General de la Nación)
Contrato de emigración. Lo firmaban los colonos antes de embarcarse hacia una nueva vida (Archivo General de la Nación)

El 15 de junio de 1853 Castellanos firmó un contrato con el gobernador Domingo Crespo por el cual –con el aval de la legislatura provincial- para traer de Europa 1000 familias de agricultores, en grupos de a 200, con cinco individuos de 10 años para arriba.

Crespo eligió el lugar, a ocho leguas de la ciudad de Santa Fe aunque donde se terminaron asentando no fue el acordado: los llevaron sobre la línea de fortines, y la colonia quedó separada por 35 km de la ciudad de Santa Fe por el río Salado. Había un puesto militar llamado “Iriondo”, al mando del capitán Reyes.

En 1854 Castellanos viajó a Europa para traer colonos, contrato mediante. Para ello se puso en contacto con diversas empresas dedicadas a la inmigración, como Vanderest y Cía de Dunkerque, Texter de Francofort y Beck y Herzog de Basilea.

Si bien los primeros inmigrantes eran de habla alemana y francesa, luego llegarían polacos, rusos, sirio libaneses y hasta algunos japoneses (Página oficial Municipalidad de Esperanza)
Si bien los primeros inmigrantes eran de habla alemana y francesa, luego llegarían polacos, rusos, sirio libaneses y hasta algunos japoneses (Página oficial Municipalidad de Esperanza)

De Europa viajaron en el velero Kyle Bristol al puerto de Buenos Aires; de ahí abordaron el vapor Asuncion que remontaba el río, hasta Santa Fe, y de ahí en carretas tiradas por bueyes. Eran unos 50 días de viaje. Cuando desembarcaron causaron extrañeza en la gente.

Esos primeros, conformados en unas cien familias, llegaron el 25 de enero de 1856. Iban con un intérprete, Alejandro Lamothe, ya que desconocían el idioma. Como aún los ranchos donde vivirían no estaban terminados, se alojaron temporalmente en una estancia.

En febrero de 1856 llegó el segundo buque con 400 personas y a fines de ese mes otro con 240. Los primeros colonos provenían de Suiza, de cantones francés y alemán. Para mayo de ese año, había 500 hombres, 350 mujeres y 322 niños. Algunos pudieron traer herramientas de trabajo aún con las restricciones acerca del peso de equipaje por persona.

En abril Castellanos adquirió unas doscientas palas, 125 arados, además de ropa de trabajo para hombre y telas para confección de ropa para mujeres y niños.

Casa municipal, cuando aún la actual ciudad era un pueblo perdido en el interior de la provincia de Santa Fe (Página oficial Municipalidad de Esperanza)
Casa municipal, cuando aún la actual ciudad era un pueblo perdido en el interior de la provincia de Santa Fe (Página oficial Municipalidad de Esperanza)

En los primeros cinco años, los colonos no debían pagar impuestos y luego de 5 años, el gobierno entregaba el título de propiedad de la tierra.

Tiempos difíciles

Los comienzos fueron durísimos. El primer invierno que soportaron los colonos escaseó la harina, no todos habían recibido los animales y los arados de madera no eran los adecuados para trabajar la tierra.

La permanente amenaza de los indígenas mocovíes y abipones obligaban a trabajar en el campo con el arma cruzada sobre la espalda. Había vigilancias rotativas y hasta patrullajes nocturnos.

Severino Zimmermann, que había llegado en 1865, sobrevivió milagrosamente a 17 lanzazos durante un ataque indígena. Vivió 40 años más.

El terreno elegido se dividió el terreno en 20 cuadras cuadradas, unas 33 hectáreas. Esas primeras mensuras las hizo el arquitecto Augusto Reant. En cada una de estas cuadras se agrupaban 4 familias, y en cada esquina del terreno se levantaba un rancho y se plantaba un ombú para la sombra. Había además una porción de tierra fiscal destinada al pastoreo de animales.

Cada familia dispondría de un rancho con dos habitaciones de cuatro por cuatro; 50 patacones en semillas; dos caballos, dos bueyes, siete vacas y un toro para reproducir.

Se sembraba cereales y hortalizas, y alrededor árboles frutales. Si la cosecha era buena, en dos años debían comenzar a devolver el dinero, sino se les daba otro año de gracia.

Cada una de las religiones tendrían su propia iglesia. Las mismas diferencias que tenían en el viejo continente las trajeron al nuevo hogar (Página oficial Municipalidad de Esperanza)
Cada una de las religiones tendrían su propia iglesia. Las mismas diferencias que tenían en el viejo continente las trajeron al nuevo hogar (Página oficial Municipalidad de Esperanza)

La colonia estaría sujeta a la administración provincial. El 26 de mayo de 1861 se formó el primer concejo municipal, formado por cinco franceses y cinco alemanes. El primer juez de paz fue Federico L. Carrel, nombrado el 8 de agosto de 1856 y el primer sacerdote fue el belga Pedro M. Ayme.

Predominaban entonces los inmigrantes alemanes y suizos. Casi nadie era analfabeto, al contrario, hablaban más de un idioma. Los del habla francesa y católicos se establecieron hacia el este y los alemanes protestantes hacia el oeste, lo que hizo que el pueblo creciese en dos áreas delimitadas por una calle ancha, que corría de norte a sur.

Tenían sus escuelas y sus templos, ya que dos tercios eran católicos y el tercio restante, protestante. Tan marcada eran las diferencias que terminaron siendo ejemplo de convivencia, que hizo que Esperanza sea la capital provincial del Diálogo y el Encuentro Ecuménico.

La primera unión civil

Esperanza tiene el privilegio de ser el escenario de la primera unión civil. Es que el herrero austríaco Alois Tabernig, viudo católico, con tres hijas, no le permitían casarse con la joven alemana protestante Magdalena Moritz. Ninguna de las dos iglesias quería saber nada. Una tarde de domingo de 1867 reunió al pueblo en la plaza, donde con permiso de las autoridades de la ciudad plantó lo que llamó “el árbol de la libertad”. Junto a su amada, dijo que como no les permitían unirse, desde ese momento vivirían juntos y los hijos que vendrían –serían seis- tendrían los mismos derechos que cualquiera de los ciudadanos. Tiempo después les permitirían casarse por iglesia y asunto terminado.

Recién en 1864 el gobierno abrió un camino a Santa Fe y se habilitó un servicio de diligencia, lo que facilitó la comunicación. El ferrocarril –otro de los proyectos que soñó Castellanos- llegaría en 1885.

En los comienzos, el trabajo fue verdaderamente arduo, sin las herramientas adecuadas. Sin embargo, los colonos se abrieron camino (Página oficial Municipalidad de Esperanza)
En los comienzos, el trabajo fue verdaderamente arduo, sin las herramientas adecuadas. Sin embargo, los colonos se abrieron camino (Página oficial Municipalidad de Esperanza)

En la plaza San Martín, donde antiguamente se hacían las carreras de sortijas, en 1892 se colocó la piedra fundamental del monumento nacional a la Agricultura, inaugurado en 1910. Está representada Ceres, diosa de la agricultura, quien le ofrenda un manojo de espigas de trigo a la República, custodiada por José de San Martín.

El 1 de enero de 1884 Esperanza fue declarada ciudad. En 1944, el 8 de septiembre se estableció como el día del agricultor.

Aarón Castellanos, quien había creado una sociedad de colonias para darle más sustento económico al proyecto, en julio de 1856 el gobierno le pagó 110 mil pesos fuertes y su participación en esa acción colonizadora decayó. Se radicó en Rosario, donde encaró otros negocios. Murió en esa ciudad en 1880 y sus restos descansan al pie de ese monumento, por donde una calle ancha y polvorienta dividía en dos a ese pueblo donde una epopeya se había hecho realidad.

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