Una sorpresa que se volvió costumbre: el avistaje de ballenas desde la costa de Miramar

Son ejemplares de franca austral, una especie que en los últimos años comenzó a explorar las aguas de la Costa Atlántica bonaerense. Las recomendaciones de los expertos para realizar un avistaje responsable

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Avistaje de ballena franca austral en Miramar. Crédito: Mauricio Linares

Desde hace unos pocos años, para los residentes de la ciudad balnearia de Miramar, en el partido bonaerense de General Alvarado, se volvió una costumbre -y un privilegio- la posibilidad de avistar distintos ejemplares de la ballena franca austral, una especie que habitualmente circula por las aguas de la región patagónica pero que hace un tiempo comenzó a explorar la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires.

En ese contexto, y ante las reiteradas apariciones de la ballena franca austral en la costa miramarense, la Fundación Cethus desarrolla desde 2013 un programa de investigación científica en la ciudad balnearia, el cual se enfoca en el comportamiento de ballenas y cetáceos, especialmente la ballena franca austral, cuya presencia dio lugar a capacitaciones y talleres de sensibilización, con el fin de promover el avistaje responsable.

Además de la tradicional área de reproducción en Península Valdés, es cada vez más frecuente observar a esta especie de ballenas desde las playas de Miramar, Mar del Plata, Necochea y Pinamar, entre otros municipios costeros bonaerenses.

Según los especialistas, en el caso de Miramar se trata de la especie Eubalaena australis, que llega en invierno y se queda hasta bien entrada la primavera.

Los ejemplares son monitoreados con radares y drones para evaluar su comportamiento y su estado de salud.
Los ejemplares son monitoreados con radares y drones para evaluar su comportamiento y su estado de salud.

La Fundación Cethus realiza relevamientos en forma permanente para conocer el uso del hábitat y comprender mejor su biología y ecología, en busca de generar estrategias de conservación efectivas. En ese sentido, el monitoreo con fotografías y drones permite su individualización y seguimiento a lo largo de los años y áreas geográficas mediante la utilización de técnicas no invasivas.

En cuanto al avistaje responsable, los expertos enfatizan en que el mismo se debe realizar siempre desde la costa, y en caso de estar embarcados no hay que acercarse a los animales ni molestarlos. “No hay que olvidarse que, más allá de que la ballena Franca Austral sea un animal tranquilo que muchas veces se acerca a las embarcaciones por curiosidad, no deja de ser silvestre, pesa alrededor de 40 toneladas y se encuentra en su medio”, explicaron desde la Fundación. Y en esa línea, agregaron: “De no manejarse correctamente y con precaución podría ser riesgoso tanto para las ballenas como para las personas que se acerquen a ellas”.

Las hembras adultas de la especie ballena franca austral pueden alcanzar los 17 metros de longitud máxima y son más grandes que los machos, que llegan a los 15 metros de largo con un peso máximo de unas 40 toneladas -40.000 kilos-. Son cetáceos misticetos, lo que significa que filtran el alimento con centenares de barbas de queratina -de hasta 2,5 metros de largo- suspendidas de la mandíbula superior. Ellas se alimentan de crustáceos pequeños, principalmente krill y copépodos, y pueden ingerir hasta 2 toneladas por día en la época estival.

La Fundación Cethus realiza relevamientos en forma permanente para conocer el uso del hábitat y comprender mejor su biología y ecología.
La Fundación Cethus realiza relevamientos en forma permanente para conocer el uso del hábitat y comprender mejor su biología y ecología.

En tanto, las hembras paren por primera vez cuando llegan cumplen los 9 años de edad y tienen una cría cada 3 años, con un año de gestación, un año de amamantamiento y uno de recuperación antes de un nuevo embarazo. Al nacer, las crías miden 4 metros y pesan una tonelada y a los 3 meses alcanzan unos 8 metros y pesan entre 7 y 8 toneladas. El período de lactancia dura un año aproximadamente, mientras que en las primeras semanas de vida pueden aumentar hasta 150 kg por día.

La semana pasada, un lamentable hallazgo fue reportado en la costa del Río de la Plata, entre las localidades bonaerenses de Berisso y Magdalena, donde un grupo de pescadores encontró una ballena muerta.

El descubrimiento tuvo lugar durante la jornada del martes en la zona ubicada entre La Balandra y Punta Blanca, cuando los hombres observaron algo inusual y decidieron dirigirse hasta donde finalmente encontraron el cuerpo del mamífero.

Se cree que es una ballena jorobada.
Se cree que es una ballena jorobada.

El cadáver del cetáceo se encuentra completo, por lo que aumenta la conmoción por lo que pudo haberle sucedido. Entre las opciones, se encuentran heridas, enfermedad, parasitosis o simplemente senilidad, lo que les ocasiona que se desorienten y se pierdan en su camino hacia otros lugares.

Esta última hipótesis es la que cobra más fuerza, puesto que los cetáceos se encuentran en el océano y, aunque el Río de La Plata se conecta con el Atlántico, no es una situación habitual.

Se cree que se trata de una ballena jorobada, un tipo de cetáceo que migra hacia Colombia desde el sur. El viaje dura aproximadamente dos meses, puesto que tiene que atravesar más de 8 mil kilómetros.

A mediados de julio, una ballena fue encontrada encallada en la ciudad bonaerense de Castelli y todavía continúa varada en el Canal 15, que no cuenta con salida al mar. Se trata de un lugar que es inaccesible por tierra, explicaron quienes participan del operativo. Según detallaron, solo es posible acceder a la zona donde se encuentra el animal mediante pequeñas embarcaciones. Y de todas formas, esta opción depende de la altura de la marea.

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