El hecho histórico ocurrió el viernes 30 de agosto en la Sala Victoria Pueyrredón del Palacio Municipal de San Martín. Allí Pilar O’Gorman, sobrina chozna de Camila fue invitada a dar una charla para los vecinos del partido. La iniciativa fue muy sencilla: la comenzó Iris Gallardo, productora de radio y vecina de la zona, quien interesada en la vida de Camila se contactó con la joven y le consultó si era posible su visita. Ella aceptó, se emocionó, agradeció la oportunidad y con el apoyo y organización del Círculo de periodistas local, presidido por Amelia Franchi, se logró concretar la propuesta. Tuvieron que pasar 176 años del fusilamiento de Camila para que otro integrante de la familia O’Gorman visitara las tierras donde el 18 de agosto de 1848 fue ejecutada por orden de Juan Manuel de Rosas, por entonces gobernador de Buenos Aires, junto al cura Uladislao Gutiérrez en el cuartel militar de los Santos Lugares en San Andrés.
Ante una importante audiencia, en especial de mujeres, y con la presencia de Roberto Conde, legendario historiador de 94 años y de la profesora de historia y guía del Museo Histórico José Hernández, Verónica Fernanda González, Pilar conmovida expresó: “Estoy viviendo momentos muy emocionantes, primero porque pude reunirme con quienes hicieron la película Camila, no solo, Susú Pecoraro e Imanol Arias, al cumplirse los 40 años del estreno, y no paré de llorar y conmoverme. Además, me propuse hace un tiempo ya intentar que se repare la bóveda donde se encuentran sus restos y hace un mes, gracias a la colaboración de las autoridades del cementerio de la Recoleta, de Cultura la ciudad y de gente del Senado, se logró reabrir el mausoleo familiar. Veníamos pidiendo y peleando esto durante mucho tiempo y pudimos dar pasos importantes para buscar que se declare Patrimonio Histórico y punto de interés turístico. Hasta ahora se pudieron identificar allí nueve personas y hay que seguir trabajando porque el subsuelo donde creemos que está Camila se encuentra en muy mal estado y no permitió avanzar más. En octubre vamos a poder volver a identificar más cajones, y por las fechas creemos que Camila sería una de las que está más abajo junto a sus hermanos Eduardo y Enrique, dejando en claro que la profundidad total es de nueve metros y existen gran cantidad de filtraciones y roturas producto del paso del tiempo”.
Con relación a la vida de Camila ante un auditorio que la escuchaba en silencio y con profundo respeto, aseguró: “Yo creo que aunque vivió poco fue feliz porque se la jugó en su época sabiendo del contexto histórico, creo que era consciente de lo que le podía pasar. Fue muy valiente en ese contexto y decidió pese a todo jugársela por amor. Uladislao la acompañó siempre. Ambos podrían haber fingido que no pasaba nada entre ellos y seguir adelante enviándose cartas y viéndose como podían, pero decidieron ir por todo yéndose rumbo a Goya. Vivieron amándose y murieron por amor. Creo que es una historia de libertad, de la cual hay que aprender que es importante ser libres y decidir por uno mismo. Eso es lo que nos atraviesa de su historia. Murieron siendo libres, vivieron poco pero sintiéndose felices. A ella vamos a seguir buscándola en Recoleta. De él creemos que está en Tucumán en el cementerio del norte”.
Algunos historiadores como Roberto Conde, presente en el evento, admiten: “En principio ambos fueron enterrados en el atrio de la iglesia de Jesús Amoroso. Cuando cayó Rosas la familia retiró el cadáver de Camila y quedó ahí el de Uladislao. Cuando se demolió esa iglesia, el padre Stella encontró dos cadáveres y los llevó al osario del cementerio de San Martín. Lo que no sabemos es de quiénes eran. Capaz Uladislao todavía está ahí, donde ahora está la Catedral del Buen Pastor”.
Con esta versión coincide en gran parte la profesora Verónica Fernanda González: “Del cura no se hizo cargo nadie. Cuando en 1857 se hizo la reconstrucción de la iglesia y el traslado al nuevo cementerio, seguramente fue ubicado en la Cruz Mayor como todos los que no tenían lápida, como refiere Conde. El primitivo cementerio estaba contiguo a la Parroquia. Pero era solo para los buenos vecinos pudientes, altos funcionarios y los sacerdotes”.
El historiador Héctor De Arriba, quien acompaña y asiste a Pilar O’Gorman, realizó una amplia descripción de la historia de Camila y Uladislao. Presentó documentación acerca de los datos de filiación con los que ambos eran buscados. Por ejemplo, en un formulario oficial que llevaba la inscripción ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes Unitarios!, podía leerse sobre Camila: “Señales particulares: tiene un diente de adelante empezado a picar. Lleva una cantidad de ropa de su uso bastante decente, y entre ella alguna negra porque estaba de luto. Estatura muy alta, delgada, de cuerpo bien repartido. Ojos negros de un mirar agradable”.
Respecto a Uladislao refería: “Cabalga un caballo cebruno herrado y lleva además uno ruano sin herraduras. También dos recados, uno nuevo que es donde van puestas las pistolas y otro tucumano usado de cabezadas altas. Estatura regular, delgado de cuerpo. Ojos pardos, grandes y medio saltados. Pelo negro y crespo”.
Además dio detalles destacados de los distintos enfoques de las publicaciones de la época respecto al presunto embarazo que llevaba Camila, de acuerdo a quiénes respondían, unitarios o federales. Por ejemplo, el periódico Comercio del Plata de Montevideo titulaba en mayúsculas el 23 de agosto de 1848, cinco días después del fusilamiento: “¡HORRIBLE! ¡HORRIBLE! ¡HORRIBLE!”. Y en el texto, desarrollaba: “Con la sangre helada aun, tomamos la pluma para escribir renglones dolorosos, que desearíamos volasen, y llevaran a todas partes la negra noticia de un nuevo y estremecedor atentado de la feroz dictadura. Enormísimos crímenes se registran en su sangrienta historia: pero en el presente, Rosas ha excedido a Rosas... El clérigo Gutiérrez, ex cura de la parroquia del Socorro en Buenos Aires, seduce a una joven de 22 años, hija de una muy decente familia, huye con ella, se fija en la provincia de Corrientes y es descubierto y denunciado... Se le conduce preso a poder de Rosas con la joven, y apenas llegado es fusilado en el campamento militar de Santos Lugares el viernes 18 del corriente a las 10 horas de la mañana. Y juntamente con el clérigo es fusilada la infortunada joven, y es fusilado igualmente el ser inocente que llevaba en su seno. Todo Buenos Ayres, todo, sin exceptuar a los más íntimos del tirano responden a esas descargas con un grito de espanto y maldición. ¡Oh! Y si existiera sobre la tierra un hombre que, al oír ésta atroz carnicería no sintiera convertírsele la sangre en yelo o en fuego, ese hombre no pertenecería a nuestra especie...”.
La Gaceta, Diario Comercial, por su lado daba una versión contraria de la historia sin tapujos: “El 16 de diciembre de 1847 el cura de la Parroquia del Socorro Uladislao Gutiérrez, que seguía una vida escandalosa y había convertido la Iglesia del Señor y su sagrado Ministerio en sacrílegas profanaciones, abusando de la religión, fugó de esta ciudad en compañía de Camila O’Gorman, perdida para la sociedad y para su decente y honrada familia. Éste escándalo inaudito en Buenos Aires, y de tan funesta influencia en las familias, en el Estado y en el sacerdocio, fue noticiado al Gobierno de las autoridades Eclesiásticas y Civiles. Inmediatamente libró tanto en esta provincia como a los gobiernos de las demás de la Confederación las órdenes correspondientes para la aprensión de los dos criminales. Estos, disfrazados, estuvieron bañándose en el río de Luján. En Santa Fe por medios fraudulentos y criminales sorprendieron a las autoridades. De igual modo procedieron en Entre Ríos y pasaron a Corrientes. Allí vivieron públicamente en supuesta unión matrimonial, y aun después de haber sido descubiertos pretendieron sorprender a las autoridades con nuevos engaños y falsificaciones. Remitidos a la provincia de Buenos Aires y habiendo llegado al campamento de los Santos Lugares en un estado de frenética excitación y escándalo, el Excelentísimo Sr. Gobernador ordenó fuesen fusilados ambos criminales después de suministrárseles los auxilios espirituales de nuestra Sagrada Religión, que ellos al principio rehusaron. Los crímenes cometidos por el cura y su cómplice son castigados por las leyes con pena Capital. En su caso ellos llegaron al colmo de la gravedad y del escándalo. El Gobierno que los castigó, claramente tiene la facultad de hacerlo, procedió conforme a los principios de justicia y ha tenido por objeto evitar con un escarmiento saludable nuevas víctimas, y que el desorden e inmoralidad en las familias, en el sacerdote y en el Estado, cundan de un modo pernicioso y fatal... De esta manera burlaron las leyes humanas como habían violado las Divinas. Y de crimen en crimen, ofrecían solo a la sociedad, con el escándalo de sus delitos consumados, la triste perspectiva de otros en una interminable cadena que el Gobierno cortó con un golpe saludable de justicia”.
Más horror reflejaban misivas de la época que publicaba Comercio del Plata y enviaban testigos presenciales de la matanza que relataban con estupor: “Ambos fueron ejecutados juntos. A ella le bautizaron la criatura en el vientre. Cuando los sacaron vendados al patíbulo, preguntó el cura Uladislao con los ojos vendados quién iba con él. Y ella que iba cerca respondió: ‘soy yo, Camila. Ya me han cristianado a mi hijo que llevo en el vientre y estoy contenta. Ahora muero contenta, no tengas cuidado’. Ha sido un acto horroroso, aun en Santos Lugares, donde los soldados están acostumbrados a matar gente a centenares. Se han horrorizado tanto, que de los tiradores, uno se desmayó en el acto de la ejecución y otro dio vuelta la cara al hacer fuego sobre la pobre Camila. El pueblo aquí está espantado con el suceso y todos dicen que una barbarie como ésta no está escrita”.
Pilar O’Gorman se conmueve con cada relato, más allá de conocerlos, reflexiona y responde más preguntas del público que se dio cita en la Municipalidad de San Martín: “Les agradezco que me hayan escuchado y su comprensión y apoyo. Todos los mensajes que la gente como ustedes me acerca, me comenta o me manda me hacen ver que estoy por el buen camino en esto de luchar para que sea reparada la bóveda donde está Camila. Y a la vez me permite dejar en claro que murió por amor sin hacerle mal a nadie, sintiéndose libre”.