Un adolescente de 14 años oriundo de la provincia de Córdoba obtuvo un fallo a favor luego de haber presentado una solicitud para eliminar su apellido paterno de su documento de identidad. A raíz de haber sido criado por su madre, el joven aseguró que no se sentía identificado con el apellido de su progenitor, ya que todos lo conocen por usar el materno.
La petición fue concedida por el Juzgado de Conciliación, Control, Niñez y Juventud, Penal Juvenil y Faltas de Corral de Bustos, luego de que las autoridades argumentaron que el uso del apellido paterno podría perturbarlo durante su desarrollo integral. En este sentido, la psicóloga que intervino en el caso apuntó que esto podría tener efectos en su esfera psico-social, sobre todo, porque el joven reconoció sentirse incómodo cada vez que se referían a él a través de este.
“Ha construido una historia de vida con la presencia de una figura materna, apellido que lo representa porque lo relaciona a su historia de vida”, explicó la profesional al remarcar que el solicitante no se sentía conectado a su progenitor, debido a que este había abandonado la vida familiar cuando tenía un año de vida y había puesto un final a la relación romántica que sostenía con su madre.
De acuerdo a la información a la que accedió ElDoce.tv, los magistrados consideraron que la incomodidad que sentía el adolescente respecto del vínculo con su padre surgió por “la falta de interés del progenitor en relación a G., se ha prolongado y sostenido durante toda su vida”.
De esta manera, manifestaron que el menor solo obtuvo “indiferencia y abandono por parte de su padre”, ya que se comprobó que el hombre en cuestión nunca abonó las cuotas alimentarias que le correspondían a su hijo por ley. Incluso, cuando se intentó hacerlo comparecer sobre su falta como padre, éste fue demandado, pero nunca se presentó ni contestó la demanda.
Por otro lado, el adolescente contó que la decisión no era fruto de un enojo contra su padre, sino que fue motivada porque “no siente” al hombre que le dio el apellido como su papá. De hecho, el juez de Corral de Bustos, Claudio Gómez, comprobó que el menor era conocido en la comunidad, en el ámbito del colegio y hasta en las redes sociales por el apellido de su madre.
No se trata del primer caso en el que un menor pidió a la Justicia quitarse el apellido paterno, debido a que en julio de este año se conoció que un menor de Río Negro obtuvo fallo a favor por la misma situación. Se trataba de un adolescente oriundo de la ciudad de Cipolletti, quien expuso que el apellido paterno le representaba una carga emocional por los antecedentes de violencia que sufrió madre y el inexistente vínculo entre ambos.
Luego de que decidiera abrir una causa para suprimir el apellido de su progenitor, pero mantener el de su madre, el menor relató por medio de un documento que sus padres convivieron durante un lapso de seis años donde hubo “idas y vueltas” y “situaciones de violencia física, emocional y psicológica”, al punto que junto a su madre tuvieron que mudarse a la provincia de La Rioja en 2014 en virtud de “la violencia y las amenazas” de su progenitor hacia ella.
En su escrito el menor también manifestó que desde la ruptura de la relación de sus progenitores la comunicación con su papá “fue prácticamente nula”, ya que nunca recibió asistencia económica de su parte en tanto incumplió el deber legal vinculado a la cuota alimentaria a su favor y al de su hermano menor. “Jamás instó ningún mecanismo de acercamiento judicial ni extrajudicial”, precisó por intermedio de su representante.
De esta forma, ratificó que no poseía “ningún vínculo, ni ha existido ningún tipo de interés” por parte de su padre, de quien sentía “indiferencia y abandono”. Alegó además que el hecho de continuar llevando su apellido le provocaba “un agravio espiritual y moral” en la medida en que no se sentía identificado con él y eso afectaba su “desenvolvimiento en el ámbito social”. Relató, por último, que en 2019 añadió el apellido materno a su nombre e hizo llamarse de esa forma en su escuela y con su grupo de amigos. Sin embargo, el apellido del padre continuaba siendo “una carga” con la que lidiaba “hasta el día de hoy”.
A raíz de esto, el menor fue entrevistado por una psicóloga que confeccionó un informe pericial, donde señaló que los fundamentos eran coherentes y advirtió que el uso de su apellido paterno lo afectaba emocionalmente en la construcción de sus subjetividad. Por este motivo, la titular de la Unidad Procesal N° 11 de Cipolletti, María Gabriela Lapuente, hizo lugar al planteo al indicar la existencia de “justos motivos”, ya que esto comprometería su salud psíquica y emocional.