Desde hace tiempo, la bajante del río Paraná alcanza marcas históricas. En este contexto, la situación continúa siendo compleja y el descenso del caudal de agua tocó “valores críticos”. Las autoridades proyectan que la situación empeore en las próximas semanas.
El martes la altura del agua marcó los 0,55 metros frente a la capital de Entre Ríos. En consecuencia, volvió a evidenciarse lo que se conoce como “puente de arena”, que une las islas Puente y Curupí. Este territorio emergente en medio del río convocó a algunos curiosos que llegaron hasta allí en kayaks y comenzaron a recorrerlo a pie.
En un primer momento, se creía que el tope máximo que se podría registrar en estas fechas sería de 72 centímetros, pero esa marca ya fue superada. De acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local El Once, en los últimos tres días, las autoridades registraron un descenso de 35 centímetros, por lo que poco a poco quedaron al descubierto otras grandes superficies de arena.
Al respecto, el Instituto Nacional del Agua (INAI) explicó que esta situación se debe a que las descargas continúan significativamente por debajo de lo normal en el Alto Paraná y el río Paraguay, según el último informe semanal. Así, la afluencia llega desde Itaipú por el incremento en la distribución desde Porto Primavera. Todos estos son afluentes del río Paraná, por lo que el descenso en el caudal de los principales ríos se vincula directamente con la situación que se registra en el territorio nacional. Se trata de una enorme cuenca de 2.5 millones de kilómetros cuadrados, que actualmente registra marcas similares a las de 2020 cuando comenzó este fenómeno. En este contexto, el INAI proyectó que el descenso en el caudal de agua continuará hasta fines de agosto.
Por esto mismo, el subgerente de información y alerta hidrológico del organismo, Juan Borús, adelantó que las previsiones indican que el río tendrá una bajante adicional y volvería al orden de los “40 centímetros”.
“La bajante se acentuará en un mes, pero sería diferente a lo que se vivió en los inviernos de 2021, cuando la situación fue crítica y dramática”, agregó y se mostró optimista al decir que, según las proyecciones, el descenso en los valores será más corto a la situación vivida en el periodo 2020-2022. En esa línea, afirmó que estas condiciones se mantendrán hasta las primeras semanas de primavera, para luego estabilizar los niveles hídricos en los meses siguientes con la llegada de las lluvias.
“La visión para adelante marca la posibilidad de que esta bajante no sea tan larga como la que sufrimos en 2020, que después se vino el 2021 y finalmente tuvimos tres bajantes seguidas”, ratificó en un diálogo con el medio santafesino La Capital.
Las autoridades ya habían advertido esta situación a inicios de junio, cuando los niveles se encontraban en el rango de aguas medias bajas en gradual ascenso. En esa oportunidad, adelantaron que el descenso ocurriría también en el río Uruguay luego de que sufriera un desborde producto de la corriente que llegó desde el sur de Brasil. Estas proyecciones se basaron a su vez en las previsiones de lluvia para el invierno realizadas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que está marcado por la poca presencia de lluvias y un considerable descenso en las temperaturas.
Esta situación repercute directamente en el comercio, ya que la navegación fluvial se ve afectada e, incluso, interrumpida en algunas ocasiones, por lo que se registran grandes pérdidas económicas.
“Esta bajante impone limitaciones muy fuertes, pero tras los niveles históricos de los últimos años se han adoptado medidas. Todos los operadores fluviales, portuarios y las empresas navieras saben hoy cómo afrontar mejor esta situación”, señaló.