Ariel Gelblung, director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal, lanzó un libro que define los casos de antisemitismo y cómo detectarlos dentro del tejido social. En “Antisemitismo, definir para combatir”, el autor explica que “una de las dificultades en el combate contra este fenómeno es encuadrar al hecho que queremos condenar dentro de parámetros aceptados socialmente. Se hacen presentes argumentos tales como los siguientes: ´¿Cómo voy a ser antisemita, si soy semita?´ o ´¿No se les puede decir nada? ¿Todo es antisemita para ustedes?´.
Entonces, existía la necesidad de una definición precisa. La iniciativa provino de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés), que en 2016 dio a conocer la definición práctica de antisemitismo. “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”, expresó el organismo en el que 31 países se pusieron de acuerdo en este tema.
Para orientar la idea de identificación de estas prácticas, Gelblung en su libro da una serie de ejemplos ilustrativos sobre antisemitismo. Estas manifestaciones pueden incluir ataques contra el Estado de Israel, concebido como una colectividad judía. Sin embargo, las críticas contra Israel, similares a las dirigidas contra cualquier otro país no pueden considerarse antisemitismo. A menudo, el antisemitismo acusa a los judíos de conspirar contra la humanidad y, a veces, se utiliza para culparles de que “las cosas vayan mal”.
Se expresa a través del lenguaje, de publicaciones, de forma visual y de las acciones, y utiliza estereotipos siniestros y rasgos negativos del carácter. Ejemplos contemporáneos de antisemitismo se observan, en la vida pública, en los medios de comunicación, en las escuelas, en el lugar de trabajo y en la esfera religiosa y, teniendo en cuenta el contexto general, podrían consistir en:
Los 11 ejemplos para detectar el antisemitismo
• Pedir, apoyar o justificar muertes o daños contra los judíos, en nombre de una ideología radical o de una visión extremista de la religión,
• Formular acusaciones falsas, deshumanizadas, perversas o estereotipadas sobre los judíos, como tales, o sobre el poder de los judíos como colectivo, por ejemplo, aunque no deforma exclusiva, el mito sobre la conspiración judía mundial
• Acusar a los judíos como el pueblo responsable de un perjuicio, real o imaginario, cometido por una persona o grupo judío, o incluso de los actos cometidos por personas que no sean judías,
• Negar el hecho, el ámbito, los mecanismos (por ejemplo, las cámaras de gas) o la intencionalidad del genocidio del pueblo judío en la Alemania nacionalsocialista y sus partidarios y cómplices durante la Segunda Guerra Mundial (el Holocausto),
• Culpar a los judíos como pueblo o a Israel, como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto.
• Acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propios países.
• Denegar a los judíos su derecho a la autodeterminación, por ejemplo, alegando que la existencia de un Estado de Israel es un empeño racista,
• Aplicar un doble rasero al pedir a Israel un comportamiento no esperado ni exigido a ningún otro país democrático,
• usar los símbolos y las imágenes asociados con el antisemitismo clásico (por ejemplo, las calumnias como el asesinato de Jesús por los judíos o los rituales sangrientos) para caracterizar a Israel o a los israelíes.
• Establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis.
• Considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel.