Una cierva, que había caído en un pozo de seis metros en una planta de la firma Vicentin en la localidad santafesina de Ricardone, fue rescatada por las autoridades y trasladada para recibir atención en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR en Casilda ya que debido a la caída, el animal sufrió una fractura en la mandíbula, lo que dificultaba su alimentación y ponía en riesgo su estado de salud.
Carlos Cossia, veterinario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), destacó la necesidad de investigar las razones detrás de la creciente cantidad de ciervos rescatados en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos y este llamamiento se produce después de que una cierva fuera rescatada por la Policía Ecológica.
En sus declaraciones, y según informó el portal Rosario3, el profesional mencionó que cerca de 40 ciervos han sido rescatados en la región en tiempos recientes e instó a las autoridades provinciales a investigar los cotos de caza que operan en la zone, ya que se especula que estos animales podrían estar siendo perseguidos por cazadores o perros, lo que les lleva a saltar desesperadamente al agua.
Asimismo, Cossia recomendó que, en caso de encontrar un ciervo, se notifique de inmediato al 911 para que la Policía Ecológica pueda intervenir adecuadamente, evitando así que las personas traten de capturar al animal, pues esto puede asustarlo aún más.
El origen exacto de la cierva rescatada sigue siendo desconocido, aunque se cree que podría haberse escapado de algún coto de caza cercano. Además del grave trauma de su lesión, su recuperación está siendo monitoreada de cerca en la facultad de veterinaria, donde se le brinda la atención especializada necesaria para su recuperación completa.
Y en otro hecho de similares características ocurrió casi un mes atrás cuando dos delfines que quedaron encallados en un canal sin agua fueron heróicamente rescatados por una pareja que los avistó y acercó para socorrerlos.
El emotivo hecho ocurrió en la zona del puerto de San Antonio Este, provincia de Río Negro, cuando Walter Andreoli y Gabriela Padovano, residentes del complejo Saco Viejo, hallaron a los cetáceos al borde la muerte atrapados en el barro entre vegetación de la zona.
La pareja de ejemplares de delfín común había perdido el rumbo y se trasladaron por error hacia un lugar de nula profundidad. Intentaron salir con todas sus fuerzas, pero sin resultados: estaban extenuados.
La fortuna acompañó a estos mamíferos que se cruzaron con Andreoli, un prestador turístico que conocía muy bien esa zona ubicada a 65 kilómetros de Las Grutas. “Estábamos paseando con mi esposa Gabriela, por las playas que están detrás de las edificaciones, en una zona a la que no suelen acceder turistas. De repente, entre los pastizales, vi algo negro, y al acercarme me di cuenta de que eran delfines”, dijo el hombre al diario Río Negro.
El hombre no perdió la calma e intuyó el origen del problema. “El día anterior se habían visto orcas, y como ellas se los comen imaginé que estos delfincitos huyeron, y, desorientados, se quedaron varados en ese canal que estaba sin agua”, continuó Walter.
Los delfines, de unos 100 kilos cada uno, estaban situados a unos 30 metros del mar por lo cual Andreoli tuvo que encontrar una manera de poder devolverlos al agua. “Tenía una soga, y ni lo dudé, sabía que la marea iría subiendo y podrían navegar, por eso les até la cola y los arrastré”, narró.
Con paciencia y fuerza, a medida que llevaba con cuidado al delfín a la rastra, su mujer registraba el paso a paso del rescate. “Mirá como se mueve, mi vida, escuchen, escuchen”, repetía Andreoli acerca del comportamiento del agonizante animal que, por el tamaño, era mayor al otro encallado.
Andreoli permaneció una hora con los delfines, esperando que el agua subiera para que pudieran nadar nuevamente. “Hacía frío pero ni lo sentí, les saqué el barro y los masajeé un poco. Fueron reaccionando, y daban como grititos. Te juro que fue re conmovedor”, relató.
“Tranquilo, tranquilo, que ya viene el agua, tranquilito, tranquilito”, se le escucha decir al hombre mientras los delfines comienzan a hacer los primeros movimientos ya con un poco de agua para respirar.
La conmovedora escena se remata con “un éxito total” de parte de Andreoli mientras se ve como las aletas de los cetáceos se mueven poco a poco. “Se va despacio pero le falta profundidad, gracias a Dios van a vivir, ya van a flotar y van a salir”, dice emocionado el rescatista en el video.
De repente se acerca el menor de los ejemplares hacia la zona, como agradeciendo por el invaluable gesto del hombre a lo que éste le responde: “Ya está hijo, ya estamos a salvo, andá despacito para lo hondo, ahí está, muy bien”, mientras lo acompaña con su mano para que el delfín se mueva hacia las profundidades.