El argentino Daniel Salinas y la venezolana Glendy Ferreira se conocieron por Facebook, chatearon intensamente durante tres meses y en ese poco tiempo se dieron cuenta de que eran el uno para el otro. Poco les importó que los separaran casi siete mil kilómetros y se embarcaron en un proyecto de vida en común, a pesar de nunca haberse encontrado personalmente.
El amor que surgió entre ellos fue tan inesperado como las decisiones “a ciegas” que posteriormente tomaron y sorprendieron a ambas familias: el 1 de mayo de este año se comprometieron de manera virtual y el 21 de noviembre él viajará hasta la Isla Margarita para instalarse definitivamente en la casa de ella y celebrar “una boda atípica” antes de fin de año. Otro de los motivos para acelerar su llegada es que el 26 de noviembre es el cumpleaños de Glendy y ya tiene todo planeado para agasajarla.
A sus 52 años y tras varias parejas fallidas, Daniel volvió a priorizar su felicidad y optó por dejar atrás todas las penas y las frustraciones que lo aquejan. Se siente un hombre nuevo, dispuesto a arrancar de cero, a pesar de que ello implique distanciarse de su hija (28) y su nieta (2), y desembarcar en un país donde el clima sociopolítico está convulsionado por el fraude eleccionario que cometió el presidente Nicolás Maduro.
Daniel nació en el partido bonaerense de Florencio Varela, se crio con su mamá, su padrastro y sus dos hermanastros. A su papá biológico nunca lo conoció. De familia creyente, supo ser parte de iglesias católicas y evangélicas hasta que de adulto decidió emprender un cambio en el camino de la fe. Eso lo llevó a mudarse a Rosario, donde vive desde hace 12 años y creó una comunidad en redes sociales llamada “Identidad Bíblica”, con presencia en Youtube, Instagram y Facebook.
A Glendy la conoció a mediados de 2022, justo cuando a él le diagnosticaron cáncer de colón. Empezaron a intercambiar “mensajes típicos entre hermanos” y sentirse identificados por las mismas creencias. “Siempre creí en Dios, pero nunca me cerró el Dios del que me hablaban en la iglesia. Por eso, me puse a investigar y encontré en el movimiento mesiánico todas las respuestas que necesitaba, ya que contiene componentes cristianos con elementos de la tradición judía”, contó Daniel sobre este movimiento religioso que surgió de las misiones hebreo-cristianas entre los siglos XIX y XX, y cuyo objetivo era la evangelización del pueblo judío.
Tras casi dos años de idas y vueltas sin ninguna connotación sentimental, Glendy empezó a interiorizarse cada vez más en la salud de Daniel, en la cirugía que le practicaron en diciembre del año pasado y en su rehabilitación. Hasta que todo cambió la noche del 30 de abril de este año.
“Esa noche fue fatal para mí. Estaba en Buenos Aires haciendo trámites por la sucesión de la casa de mi mamá. Me sentía angustiado y muy bajoneado. Para recibir apoyo espiritual de los ‘hermanos’ lo cuento en una historia de Facebook y ella enseguida me respondió para levantarme el ánimo”, recordó Daniel.
“Ahí, empecé a contarle un montón de cuestiones íntimas y nos dimos cuenta de que estábamos en la misma frecuencia. En cuestión de horas pasamos de ser hermanos en la fe a empezar una relación”, destacó sobre el magnetismo que surgió entre ambos, sin buscarlo.
Glendy le contó que venía de un matrimonio “muy tóxico”, que estaba separada desde hacía 8 años, pero que nunca había tramitado el divorcio. Le contó que “tenía una carga muy pesada con respecto a eso, que no podía terminar de resolver”. Y Daniel no solo le prestó su oído, sino que también le abrió su corazón.
La charla, que se extendió hasta la madrugada, continuó siendo mucho más frecuente e intensa con el correr de los días y los meses. Por eso, decidieron que la fecha de su compromiso sea el 1 de mayo. Y así lo oficializaron a través de Facebook.
“Cuando empezamos a estudiar las escrituras desde la perspectiva hebrea, todo cambió. Si bien las creencias son las mismas, en general, la interpretación es distinta y la aplicación de la escritura en la vida cotidiana también”, explicó Daniel.
Tres meses después de esa fecha, decidieron dar un paso más para formalizar la relación. Daniel aprovechó un dinero que tenía ahorrado por una indemnización laboral y compró un pasaje a Caracas para noviembre, a pesar de que aún tiene que someterse a una segunda operación antes de fin de mes. “Me espera una rehabilitación de entre 30 y 40 días, así que calculo que para octubre ya voy a estar bien”, confió Daniel.
El primer encuentro con Glendy será en el aeropuerto de Isla Margarita. “Le pedí a su familia que nos den los primeros cinco minutos de contacto a nosotros solos para que podamos mirarnos a los ojos, acariciarnos los rostros y abrazarnos. Necesitamos ese espacio para consumar nuestra historia y dar inicio a todo lo que vendrá. Los dos ya conocemos el camino que queremos transitar, solo nos falta recorrerlo juntos. Lo nuestro es una historia de fe y de amor, al mismo tiempo”, enfatizó.
Aunque la fecha de la boda aún no está definida, la prima de Glendy está trabajando contrarreloj para tener todo listo antes que termine el 2024: el lugar, el catering, los arreglos florales, los invitados y el vestido de la novia.
Del anillo, en cambio, se encargaron ellos. Eligieron un cintillo de plata que tiene grabadas unas palabras en hebreo que dicen: “Yo soy para mi amado como mi amado es para mí”. Se trata de una frase que figura en El Cantar de los Cantares, uno de los libros del Antiguo Testamento.
“Va a ser un casamiento atípico, sobre la playa, de acuerdo a lo que dicen las santas escrituras. Por eso, va a ser el novio quien vaya a buscar a la novia, que estará esperando frente al altar”, ejemplificó. El cura, por su parte, será reemplazado por una pareja de “colombianos hermanos”, a quienes conocieron por las redes y comparten sus mismas creencias.
“Nunca en mi vida tuve un enamoramiento como el de ahora, tan profundo y tan distinto a pesar de que todavía no hubo contacto físico”, admitió Daniel, quien también aclaró que no podrán tener relaciones sexuales hasta después de dar el “sí, quiero”; caso contrario sería “fornicación”, explicó.
Lejos de sentirse amedrentado por los enfrentamientos entre los seguidores de Maduro y los opositores que hay en distintos puntos del país, y por la delicada situación económica que viven los venezolanos, Daniel tiene fe en que conseguirá trabajo pronto. Tiene experiencia como empleado administrativo y chofer de taxis.
Con respecto a cómo mantendrá su nuevo hogar, contó que gracias a la venta de la casa de su mamá cobrará un dinero mensual durante cinco años. “Ya hablé con mis hermanos y ellos me pasarán a dólares esa plata y me la enviarán para acá”, remarcó. Eso les dará la tranquilidad necesaria para vivir sin sobresaltos, más allá de los ingresos que genera Glendy por cuidar ancianos.
“Soy consciente de que nosotros empezamos al revés. Arrancamos a conocernos por el alma, por el espíritu y por las creencias -en donde congeniamos al cien por ciento en todo-, y ahora vamos por lo físico”, destacó.
También dijo ser consciente de que en este momento, cuando todos los venezolanos quieren huir en busca de mejores oportunidades, él es uno de los pocos extranjeros que quieren ir para allá. “Ellos llevan 25 años de este régimen dictatorial. No creo que sea casualidad que justo ahora yo tenga que viajar. Llevó mi esperanza de que el amor con Glendy prospere y ojalá que esa esperanza también pueda liberar al pueblo para empezar a vivir en libertad. Sería como el broche de oro de nuestra relación”, se entusiasmó. Y concluyó: “Nada es imposible y todo lo que conté da fe de eso”.