La Prefectura Naval Argentina continúa únicamente con la búsqueda de los navegantes Iván Rohen y Martín Parodi, que permanecen desaparecidos desde el sábado 13 de julio por la noche tras el naufragio de la lancha deportiva Proa al Sol II a 55 kilómetros de la costa de Mar del Plata. Hasta el momento, Nicolás Banza, quien formaba parte de la tripulación y fue rescatado, es el único sobreviviente del siniestro.
Luego de una semana de trabajos, la Armada Argentina finalizó el viernes con el último rastrillaje para hallar rastros del naufragio ocurrido a casi 30 millas al sudeste del Faro de Punta Mogotes. La última patrulla de la Armada fue realizada el último día hábil de la semana pasada con el patrullero oceánico ARA Piedrabuena y vuelos con un avión Beechcraft TC-12B Hurón de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima.
Las labores de rastreo también incluyeron equipos terrestres y aéreos, con participación del guardacostas GC-72 Buenos Aires y el avión PA-25 de la Prefectura. Además, la Prefectura utiliza el GC-27 Prefecto Fique para efectuar barridos con sonar en la zona del naufragio. Desde ayer solo hay rastrillajes periódicos del guardacostas.
Por su parte, se sumó el pedido de colaboración de las embarcaciones particulares que transiten por el área para que informen en caso de encontrar restos del naufragio. Hasta el momento solo se hallaron algunos objetos flotantes, como un chaleco salvavidas, una zapatilla y una mochila.
En total, el operativo de la semana pasada abarcó una superficie aproximada de 1.764 millas náuticas cuadradas para dar con Parodi y Kohen, lo que equivaldría a haber realizado una búsqueda en un área 76 veces la superficie de la ciudad de Mar del Plata que demandó 133 horas de trabajo activo.
“Sentí una sensación muy fea, pensaba que me moría a cada rato… Vi cómo se hundía una persona al lado mío”, contó Banza al diario La Capital de Mar del Plata. Y agregó: “Recién me di cuenta de que ya había pasado cuando el helicóptero tocó tierra. Pero durante las cuatro o cinco horas que estuve en el agua, pensaba cada dos minutos que me moría, si no era de hipotermia era porque se me hundía el barco o porque no me iban a salvar”, narró aún conmovido por el accidente.
Cómo fue el accidente
Una falla en la bomba de achique provocó el ingreso de una importante cantidad de agua en la bodega de la embarcación y, posteriormente, en la cubierta. La lancha siniestrada, que pertenecía al padre de uno de los desaparecidos (Martín Parodi) cargaba unos 500 kilos de chernia y se habían alejado casi 20 kilómetros del punto de pesca originalmente planeado.
Según recordó el único sobreviviente a las autoridades marítimas y judiciales, el aviso de mayday emitido por Parodi permitió que la ayuda llegara horas después y recordó que ninguno de sus compañeros llevaba chalecos salvavidas al momento del siniestro.
El buque mercante NKR Alice localizó la lancha y halló a Banza sujetándose de la proa, seguido por un helicóptero de la Prefectura Naval que realizó un arriesgado rescate nocturno para luego trasladar al hombre hacia el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) debido a su estado de shock e hipotermia. Recibió el alta médica el pasado lunes.
La investigación del naufragio
La Fiscalía Federal inició una investigación cuidada y exhaustiva para esclarecer todas las circunstancias que rodean el caso, comenzando por el motivo de la audaz travesía organizada por Banza, Kohen y Parodi.
A pesar de que la embarcación no estaba habilitada para acciones comerciales, el objetivo del viaje era pescar chernia, un pez muy valorado en el mercado local. Y, según los datos obtenidos por medios locales, la Proa Al Sol II iba sobrecargada con aproximadamente media tonelada de pescado, mucho más de los 300 kilogramos permitidos para dicha lancha. Según la declaración judicial de Banza, el exceso de mercadería sobre la embarcación contribuyó al siniestro y aceleró el desastre.
Otro detalle llamativo fue que un navegante que había participado en travesías anteriores decidió no embarcarse esta vez, debido a problemas constantes con la bomba de achique. Este artefacto, crucial para desagotar el agua que se filtra en la embarcación, había presentado fallos repetidas veces y no había sido reparado ni sustituido. Según trascendió, este desperfecto ya había causado un susto a la tripulación anterior y fue determinante para que este navegante se abstuviera de unirse a la expedición actual.
En el marco de la investigación judicial, el fiscal Santiago Eyherabide lidera la pesquisa bajo la carátula de Averiguación causales naufragio. “Estamos recopilando toda la información necesaria para entender las condiciones en que se desarrolló este viaje y por qué ocurrió el naufragio”, afirmó Eyherabide.
Asimismo, según fuentes judiciales, no se descarta que existan ramificaciones adicionales del caso, y la Fiscalía podría solicitar la intervención de otros organismos como la AFIP y la autoridad naval para investigar la existencia de una red dedicada a la pesca comercial ilegal en la ciudad. “La prioridad es desentrañar cualquier actividad ilícita que pueda estar relacionada con este suceso”, expresó un funcionario judicial.
Hasta la fecha, no se han presentado cargos específicos, pero la investigación avanza con firmeza para determinar responsabilidades y mejorar la seguridad en las operaciones marítimas en la región.