Hay una cosa que Natalí Kliksberg y Belén Serodino tienen muy en claro. “El hambre no puede esperar. Los chicos que no tienen un plato de comida no pueden esperar”, remarcan la presidenta-fundadora y vicepresidenta, respectivamente, de la Fundación Madero Solidario. Esta, además de una realidad, es la premisa que las impulsa diariamente a continuar con la misión en la que se embarcaron años atrás, cuando se dispusieron a trabajar incansablemente con su ONG para encontrar soluciones a las problemáticas que afectan a los niños de todo el país.
Lo hacen tanto por la satisfacción que les genera ayudar al otro como porque, desde que tienen uso de razón, sus vidas siempre estuvieron atravesadas por la solidaridad. “Te llena de motivación y de entusiasmo”, coinciden ambas en diálogo con Infobae, a las puertas de comenzar un nuevo desafío con el objetivo de satisfacer las necesidades alimenticias de los más chicos.
No es la primera acción de este estilo que llevan adelante. Sin embargo, esta vez, se propusieron una meta grande: lograr que 100.000 menores de Argentina tengan un plato de comida para el Día de las Infancias. Una cifra que, por más alta que sea, están convencidas de que van a alcanzar.
“Estamos en un contexto muy difícil, muy delicado, donde según el último estudio de UNICEF, siete de diez niños en Argentina están bajo la línea de pobreza. Eso quiere decir que son familias donde no ingresa el suficiente dinero para poder cubrir la canasta básica en su totalidad. Entonces no podemos quedarnos de brazos cruzados”, introdujo Kliksberg con respecto a las razones que las incentivaron a comenzar el proyecto.
Serodino, por su parte, profundizó: “Son aproximadamente 9 millones de chicos que están bajo la línea de la pobreza. Es un número terrible. Y esto es un problema estructural que se viene arrastrando desde los últimos 40 años. Si queremos profundizar, uno de cada cinco chicos es indigente en Argentina”.
Según explicaron las directoras de la fundación a este medio, fueron estas cifras que denotan lo que está padeciendo el país en materia de pobreza las que despertaron su necesidad por llevar a cabo esa campaña solidaria lanzada de cara al próximo 18 de agosto.
El proyecto consta de una colecta cuyo objetivo es recaudar los fondos suficientes para comprar los alimentos que se entregarán a lo largo y ancho de Argentina. La distribución se realizará en colaboración con cinco de las fundaciones nacionales más importantes: Fundación Margarita Barrientos, CONIN, Fundación SI, Fundación Nordelta y Cáritas, las cuales se sumaron a la iniciativa para hacerla aún más masiva.
“La organiza nuestra fundación Madero Solidario. Nosotros vamos a recaudar el dinero con las donaciones, compramos los alimentos y se los vamos a distribuir a cinco de las organizaciones más importantes del país”, explicaron acerca de cómo será la dinámica.
Quienes lo deseen, podrán realizar sus aportes vía transferencia bancaria al alias MaderoSolidario o a través de la página web www.maderosolidario.org.ar. De acuerdo al cálculo realizado por las líderes de la fundación, la meta propuesta para esta campaña podría concretarse si cada persona dona un mínimo de 5 mil pesos, por lo que solicitan que las donaciones sean a partir de ese monto.
El paso a paso de lo que se hará con el dinero donado será compartido en las redes sociales de la ONG: “Toda la campaña se va a mostrar en el Instagram de Madero Solidario (@maderosolidario), desde la compra de los alimentos que vamos a hacer con ese dinero, hasta la distribución de los alimentos que se va a hacer. Se va a poder ver el momento en el que el niño recibe esa donación y cuando le llega ese plato de comida. Cuando le llenemos la pancita con algo caliente, con algo rico, sano proceso. Todo el proceso lo va a poder seguir, porque esta campaña, como todas las que hacemos, son 100% transparentes”, detallaron.
De este mismo modo procedieron durante sus campañas solidarias anteriores: la Fundación Madero Solidario nació hace 11 años y desde entonces se aboca a llevar a cabo este tipo de actividades junto a decenas de voluntarios. En este sentido, además de recaudaciones, también realizan recorridas a diario por diferentes villas tanto para brindarle asistencia alimentaria a niños y niñas como para compartir momentos con ellos.
Las directoras de la fundación y su vínculo con la solidaridad
Según cuentan Natalí Kliksberg y Belén Serodino a Infobae, su inquietud por ayudar a un otro existe en ellas desde muy chicas, dado que ambas vienen de familias que les inculcaron estos valores y crecieron haciendo voluntariados junto a ellas.
“Nosotras empezamos desde muy chicas a meternos en lo que es el tema de la solidaridad. Porque yo con 12 años ya iba a las villas a ayudar a hacer voluntariado. Mis padres recuerdo que traían niños de la calle a comer a mi casa y los sentaba en la mesa con nosotros a comer. Entonces compartíamos con esos chicos, nos hacíamos amigos con mis hermanos. Mi papá siempre asesoró a gobiernos en temas de pobreza, entonces fue un tema que siempre mamé desde chica y ya de grande dije bueno, no podemos quedarnos de brazos cruzados, ¿no? Algo tenemos que hacer”, compartió la presidenta fundadora de Madero Solidario sobre su historia.
La vicepresidenta de la ONG, por su parte, contó: “Desde muy chiquita que mi familia me inculcó los valores de ayudar. Somos una familia muy solidaria y de hecho recuerdo también que mis abuelos tenían en sus casas a chicos que estaban en proceso de adopción, es decir, hasta el día que no fueran adoptados, ellos los tienen en sus casas cuidándolos. Así que eso es algo muy lindo que uno siempre se lleva y va a recordarlo para toda su vida”.
Ambas dividen su tiempo entre la fundación y sus respectivas profesiones: Kiklsberg tiene su agencia de comunicación y marketing y Serodino se dedica al rubro inmobiliario, además de trabajar para el exterior. No obstante, las dos coinciden en que siempre eligen hacerse un espacio para ayudar a quienes lo necesiten porque hacerlo les produce felicidad.
“Está comprobado estadísticamente, y hay estudios científicos que corroboran, que el ayudar disminuye notablemente los índices de depresión, de angustia, de estrés, de insomnio y aumentan todos los números. Da mayor alegría, mayor felicidad, mayor sensación de plenitud. Ayudando a esta campaña están no solamente ayudando a una persona, están ayudando a dos, porque el ayudar a un niño también se están ayudando a ellos mismos”, fundamentan al tiempo que invitan a la gente a sumarse a la campaña para el Día de las Infancias.
Finalmente, y en la cuenta regresiva para la colecta que terminará el 18 de agosto, ambas señalan: “Es ahora el momento. Si quieren sentir lo que dijimos, esta satisfacción, esta plenitud y felicidad, yo digo la mejor inversión que puede hacer la gente es donar. El momento es ahora. No, no hay que esperar. El hambre no puede esperar. Los chicos que no tienen un plato de comida no pueden esperar”.
Y concluyen, entusiasmadas por concretar su meta: “Sabemos que vamos a llegar al objetivo porque sabemos que hay gente muy solidaria del otro lado viéndonos. Así que vamos por los 100.000 platos de comida. Vamos por estos 100.000 peques. Sabemos que tenemos un país muy solidario y que vamos a lograr el objetivo”.