El gobierno de la provincia de Entre Ríos ofrece una recompensa de 5 millones de pesos para aquel que aporte datos fehaciente para dar con el paradero de Enrique Héctor Fabiani, un jubilado de 74 años, que lleva 38 días desaparecido.
El hombre oriundo de Santa Fe había ido a cazar el pasado 4 de junio, junto a dos amigos, en un campo de la ciudad de Villaguay, perteneciente a la provincia litoraleña. Luego se separó del grupo y, a la medianoche, ingresó en un campo privado de donde fue echado por Julio Lodi, el propietario del lugar. Aquella persona sería la última persona que lo vio.
Tras una búsqueda, que incluyó drones enviados por la Policía chaqueña, su familia aún espera noticias. Al no tener hasta el momento pistas concretas para dar con Fabiani, el Ministerio de Seguridad y Justicia (a través de la resolución N°179) ofreció la suma de dinero para aquel que aporte datos verificables que sirvan para encontrarlo. “Es importante destacar que el pago de la recompensa procederá únicamente en caso de que el representante del Ministerio Público Fiscal entienda como relevante la información aportada”, comunicaron desde el gobierno entrerriano.
Desde la provincia describen al jubilado como un hombre de contextura robusta, calvo, con barba y bigote, piel blanca y 1.73 cm de altura. Su hijo, Germán Fabiani, indicó que el día de su desaparición vestía ropa de camuflaje, gorro sin visera, riñonera, botas de goma negras y utilizaba una escopeta calibre 20 de un solo caño.
El abogado de la familia, Rubén Pagliotto, indicó -en diálogo con Infobae- que las sospechas oscilan entre el dueño de la estancia y la partida de policías rurales que se acercaron esa noche al campo. Y se refirió a una “serie de contradicciones” en el relato de estos últimos. El letrado cree que “los oficiales podrían haberlo asesinado ´sin querer´ en su búsqueda” o que “el dueño del campo podría haberlo hecho en medio de un susto”.
El problema principal de la búsqueda es que “no hay un solo vestigio” de Fabiani. “Cuando alguien desaparece de la faz de la tierra, cuando se presenta como una desaparición con impunidad absoluta, no puede ser otra la intervención más que las fuerzas de seguridad. Lo digo con mucha responsabilidad, vivo no está”, consideró.
Y es que, para el letrado, se trata de una desaparición forzada de persona. De tratarse de una muerte natural, los mismos animales salvajes del monte no podrían haber deglutido el arma, “ni los borceguíes, ni los huesos”. Y agregó: “Desconfío de esos policías. ¿Qué pasó? ¿Quién tiene tanto poder para que, a casi 40 días, no haya un pelo, una uña, una mancha de sangre?”.
Días atrás, la familia de Fabiani anunció a través de un comunicado que, de “seguirse produciendo contradicciones e inconsistencias” en las declaraciones de los policías, solicitarán el “inmediato apartamiento” de la fuerza policial de Entre Ríos y postularán que se delegue la investigación a Gendarmería. A su vez, le solicitaron al procurador general, Jorge Amilcar García, la dedicación exclusiva del fiscal Mauro Quirolo a la causa.
Cronología de la desaparición
El 4 de junio Fabiani partió con dos amigos del pueblo de Santa Clara de Buena Vista hacia un campo conocido como “Don Antonio” en Mojones Norte, departamento de Villaguay. No se trataba de la primera vez que cazaba en ese monte.
Ese mismo día se separó del grupo y, entre las 22 y las 23 horas, unos operarios de trilladoras de la zona lo vieron. Pero sobre la medianoche, ingresó a una estancia cerca de la localidad de Alcaráz, en donde su propietario, Julio Lodi, sería la última persona en verlo con vida.
El dueño del campo privado relató que, al ver al jubilado, le preguntó “qué hacía en el lugar” y éste le respondió que estaba cazando. Por eso, lo echó. Fabiani se disculpó y se fue. Mientras tanto, el estanciero lo iluminó con una linterna hasta que lo vio cruzar la tranquera.
Según consta en la causa, Lodi lo amenazó con dispararle si no se iba y que luego llamó a la Brigada de Abigeato, una unidad de policías rurales que se especializa en robo de ganado. Estos oficiales habrían hecho una ronda, sin resultados, para encontrar al jubilado.
“En las cámaras de seguridad se detecta que los abigeatos demoran 35 minutos para hacer un recorrido que solo demora 10. Ese camino, para ir hasta la casa de Julio Lodi, donde las cámaras de seguridad detectan al abigeato, justo es el punto donde los perros de la Policía pierden el rastro de mi papá”, había reclamado al respecto Melisa, hija de Enrique, en comunicación con este medio.