Ya no tiran de pesados carros desde la madrugada, las marcas de los lazos que rebotaban en sus lomos para que apuraran su andar ya están cicatrizadas, sus ojos ahora miran a todas partes. Comen cada vez que quieren. Tampoco les falta el agua limpia y no hay basura que los rodee. Corren cuando quieren, caminan al ritmo que desean y van adonde eligen. Son caballos libres.
Ver a esos equinos es lo que hoy gratifica a Carolina Basso, la proteccionista nacida en el barrio de Ezeiza que llegó como voluntaria al refugio municipal de perros cuando necesitaban ayuda y gracias a su empeño e ideas que se convirtió años más tarde en la secretaria de Protección y Bienestar Animal.
“Hace más de dos años, cuándo el intendente Gastón Granados fundó la Secretaría de Protección y Bienestar Animal, nos consultó qué pasaba con los caballos, porque solo se hablaba de gatos y de perros, pero de ellos no se decía nada... Entonces nos propuso crear un programa para poder liberarlos y devolverles la vida natural que merecen. A partir de ese momento, la Secretaría rescata todos los días animales y se dan en adopción, y los caballos no son una excepción. Llevamos más de 150 rescates”, cuenta la funcionaria.
Todos los rescates de animales suceden cada vez que un vecino denuncia un caso de maltrato animal (bajo la letra de la ley penal de protección 14346). En el caso de los caballos, puede realizarse cuando se los ve tirando de un carro apenas entran al municipio ya que allí la tracción a sangre está prohibida. Una vez que el equipo inicia el procedimiento, retiene el carro, se lo separa del lomo del equino, que pasa a quedar bajo el resguardo del municipio en el refugio que fundaron para ellos y que es único en el mundo.
Una vez recuperados y cuando reciben el alta veterinaria, pueden ser adoptados por un convenio de tenencia provisoria. “La persona interesada, o futuro adoptante, lo tiene durante unos 12 meses. En ese lapso debe demostrar sus buenas cualidades para el cuidado del animal. Una vez finalizado ese proceso, si todo se cumple de acuerdo a las necesidades del equipo, lo puede adoptar de manera definitiva”, amplía sobre el convenio la activista.
Además, a la persona se le explica por qué se le retiene el caballo y se le ofrece ser parte del Plan Integral contra la Tracción a Sangre que intercambia al animal por una moto con un carro, al aceptar accede a los beneficios que lo ayudan a mantener el vehículo. Esa persona no puede volver a tener otro caballo ni vender la moto.
Plan Integral contra la Tracción a Sangre
El programa de castraciones masivas para perros y gatos, que incluyen un quirófano móvil que recorre todas las localidades de Ezeiza, fue el puntapié para que desde el Ejecutivo municipal vieran las necesidades de los caballos, los animales más sufridos de ese municipio.
El interrogante “qué pasa con los caballos” llevó a recorrer en profundidad las calles de cada uno de los barrios para observar qué les sucedía a ellos y a las personas que se servían de la tracción a sangre como único sustento económico.
“Empezamos un poco a adaptar lo que fue la ordenanza municipal y cuando estuvo sancionada en el Concejo Deliberante dimos un paso más para continuar con el programa de No Más TAS. Le ofrecemos a la persona una moto con un carro y como intercambio voluntario ellos nos dan el caballo con el carro, que luego se desarma y recicla las maderas”, explica Basso.
La idea, agrega es que el animal esté, pese a todo, “en buenas condiciones”. “¿A qué llamamos que esté en buenas condiciones? Que sea un animal que esté no solo en pie, sino dentro de todo bien, que estén bien alimentados. Sabemos que no son animales que tengan una libreta sanitaria y que, obviamente, no están en el mejor los estados. Estos caballos son entregados por la motocarro, cumpliendo ciertos requisitos”, agrega y enumera: “tienen que ser personas que vivan en Ezeiza, que se hayan dedicado por lo menos 6 años a la recolección informal de residuos, que sean personas que demuestren su incapacidad económica en cuanto a lo que es un sustento por mes, no que reciben un ingreso o algún tipo de alquiler. La idea es también contener a las familias”.
Una de las manera de hacerlo es con un plan de vacunación para los recolectores, que están en contacto permanente con el plomo. Además, trabajan con las infancias ya que muchos de los hijos de los carreros no están escolarizados, también se ayuda a tramitar el DNI de grandes y chicos.
“Uno de los recolectores, ya adulto, nunca había tenido su Documento de Identidad y ahora lo tiene”, dice emocionada frente a las problemáticas sociales que también la impactan. Respecto al intercambio de la vida el animal por la motocarro, detalla: “Se les hace un convenio de comodato. En ese contrato, la persona se compromete a no tener más caballos, a no utilizar nunca más un carro, a cuidar la moto, no venderla ni sub alquilarla. Aparte de eso, desde el municipio se le da una carga semanal de combustible, se le llena el tanque, se le da el seguro y se hacen reparaciones por desgaste de un buen uso. Si es una reparación por una imprudencia el municipio no la realiza”.
Desde un comité de No Más TAS, se hace un control periódico apenas se entregan las motos. “Al mes se realiza el primer control, luego entre los tres y cuatro meses, después cada seis meses y un año se controla que todo esté tal como se acordó”. Hasta el momento, llevan entregadas unas 35 motos y están a la espera de cinco más.
El inicio de este trabajo se dio luego de que realizaran un censo a pie por los barrios. “Nos quedan muy pocos recolectores reales. Digo reales porque se acerca mucha gente que no es del municipio, o que no cumple realmente con los requisitos, y simplemente quiere una moto. Por eso, primero la Secretaría verifica todo, se hace la auditoría e inspecciones para constatar si realmente la persona es quién dice ser y reúne estas condiciones. Una vez que que se termina ese proceso, se hace una entrega oficial de la moto, que se firma con el intendente, y la persona se retira ese mismo día con el vehículo”, dice.
En Ezeiza rige la prohibición de la tracción a sangre, por eso, si ven a una persona con un carro y un caballo inmediatamente se procede a la detención, ya sea por personal policial (tras el alerta de los vecinos al 911 o el teléfono de la Secretaría).
“Esa detención puede hacerla tanto Policía Rural como la municipal o nosotros. Se le explica a la persona que hay una prohibición, aunque todos lo saben; la persona nos comentan cuál es la situación y si es una de las personas que ya está inscripta para el intercambio, le pedimos que regrese a su domicilio, que entendemos la necesidad, pero que si utilizan el carro con el caballo no se le podrá brindar la moto. Este fue un solo caso porque prácticamente ya no hay carros tirados a caballo”.
Cuando llegan personas de otros municipios, se les explica que no pueden ingresar. Si incurre, se retiene al caballo y se le saca carro. “Al carro se lo exhibe y después se lo destruye. Generalmente, se dividen las partes que pueden reciclarse”.
Al ser decomisados y después secuestrados, todos esos caballos están judicializados. “Se le hace un legajo y son retirados por tres vías: la primera es el intercambio voluntario (remarco ‘voluntario’ porque alguna persona que dijo que no quería entregarlo), pero ahora hay una ordenanza y no puede circular más; la segunda vía es encontrar al animal en la vía pública y la otra es ante un caso de maltrato (por ley 14346). Hacemos el decomiso, tenemos un batán propio con el cual trasladamos al animal y lo llevamos al refugio que tenemos, el Refugio Equino”, subraya.
El primer refugio equino estatal del mundo
El de Ezeiza, es el primer y único refugio estatal de equinos abierto en el mundo, y fue fundado hace dos años. “Tenesmos diez boxes, pero ahora queremos hacer uno especial para sostener, por medio de un malacate, a los caballos que llegan en mal estado”, cuenta.
Una vez que el animal llega, lo el análisis clínico del veterinario que lo examina, desparasita y hace una extracción de sangre para hacer la prueba de anemia, que mandará al laboratorio. Si, pese a todo, el animal está bien y no necesita una recuperación importante, en unas semanas se inicia la búsqueda de un adoptante.
“La adopción es un término un poco relativo porque están judicializados. Entonces, lo que se hace es un convenio de tenencia provisoria. En el cual la persona se compromete también a no maltratar, no vender, alquilar ni utilizar al animal en tareas que sean para beneficio humano. Cualquier cosa que le ocurriese (si se mudan, si el animal se enferma o se lesiona) o lo que fuere, lo tiene que informar como en cualquier convenio de tránsito que tienen un seguimiento. Al principio, el seguimiento es diario, luego semanal y después es mensual”, detalla los pormenores.
Luego de ese tiempo, se sigue el seguimiento de fe de vida vía internet o por mensajes escritos, con videos y fotos del caballo. “La persona puede contarnos todo lo que considere necesario. Lo que les pedimos es que además de darle una amor y cuidados, y una buena alimentación, que tenga cuidado veterinarios, los controles de anemia, desparasitación, las vacuna (del refugio salen vacunados). Sabemos que quienes hasta ahora adoptaron, los tienen prácticamente como ‘mascotas’ y pudimos comprobar que el espacio es el necesario para que disfrute su nueva vida”, asevera.
Los caballos que no están recuperados, ya sea porque tienen alguna lesión crónica se quedan en el Refugio. “Son tres, Salomé, que tiene una lesión de la pata derecha porque se la ató con cuerdas; Pinto, es el más viejito que tenemos y requiere un alimento de balanceo especial, él durante muchos años estuvo maltratado; y después tenemos a Lucero, una yegüita que está facturada en su pata izquierda y estamos dándole un tratamiento intensivo porque requiere extremos cuidados de viruta, no puede caminar, y estamos luchando para que no se la ampute”, lamenta.
De los 135 municipios bonaerense es el único con este tipo de programa a favor de los caballos, por eso presentaron un proyecto para que se abran secretarías en todos los municipios de la Provincia “no solo por este programa de No Más TAS sino programas de castraciones masivas móviles, la continuidad de un Centro de Zoonosis.
“Nosotros también trabajamos con fauna autóctona como carpinchos, maras patagónicas y hasta tuvimos un puma también hace poquito. Trabajamos con todas estas ramas y de alertas y rescates en el cual se comunican los vecinos y acudimos al domicilio, actuando por vía judicial, ya sea en Fiscalía o los jueces, para intervenir. Generalmente, retiramos a los animales maltratados del domicilio y los tratamos de rehabilitar, hacemos todo el tratamiento, además de la castración y vacunación. Una vez que tenemos la orden del juez, queda en adopción en un hogar adecuado”.
Tres años atrás, Basso armó el programa de castraciones masivas y desde hace dos está al frente de Bienestar Animal. La idea futura es fundar un santuario para todos los animales rescatados que no se pueden dar en adopción, y que sería el primer santuario estatal, crear un Ecoparque, donde conviva la naturaleza, e ir más allá en la TAS.
“Todavía estamos en una brecha con el tema de la liberación de los equinos respecto a las costumbres argentinas, como la jineteada, las pialadas y las carreras de sortijas. Nosotros estamos completamente en contra de todo lo que es el maltrato y esas tradiciones también lo engloba”, dice con firmeza.
Además se refiere al rol que debe tener el Estado: “Queremos lograr que esté presente y que promueva un programa de no más tracción a sangre y otro de contra el maltrato animal. El objetivo es que los animales sean considerados seres sintientes, que se hable del bienestar animal y de lograr que ellos vuelvan a tener esa vida en libertad que siempre tendrían que haber tenido”.
Por ahora, el programa Concientización Escolar es una bocanada de aire pensando en que las futuras generaciones ya no verán con buenos ojos nada de lo que aún sucede. “Son visitas guiadas a la Secretaría y trabajamos con los tres niveles de educación. Es muy interesante ver cómo los chicos plasman esto del antes y el después de un rescate porque ven cómo se recolectaba antes los residuos, con caballos, y ahora no”, explica la activista.
Los requisitos para adoptar
Todos los caballos rescatados tienen una historia de abandono y maltrato, por lo que necesitan cariño, paciencia y respeto. “Tener un caballo implica cuidados, espacio y gastos muy diferentes de los que necesitan otros animales. Desde la Secretaría de Protección y Bienestar Animal de Ezeiza, priorizamos la seguridad, ya que en los tiempos que corren los caballos están en peligro constante de ser robados. Por lo tanto, las personas que deseen adoptar con todos los cuidados y responsabilidades que ello implica (alojar, proteger, alimentar, amar y cuidar un animal de entre 150 y 600 kilos), deberán comunicarse con nosotros vía WhatsApp solicitando el convenio para conocer los requisitos. También necesitaremos sus datos para valorar las condiciones ofrecidas”, dice la publicación del perfil de Instagram de la Secretaría, @pyb.animal.ezeiza.
En ese convenio de tenencia se estipula, entre otras cosas, que el caballo no puede ser vendido, alquilado, maltratado, tercerizado, prestado, canjeado, reproducido ni matado. No puede ser sometido a ninguna actividad económica, de encierro, permanecer atado, privado de condiciones básicas, circular por la vía pública o permanecer en ella ni estar en lugares donde se ejerza maltrato animal. Y deberán comunicarse mudanzas y cambios significativos en la salud del equino. Podrá ser visitado por los voluntarios para corroborar su estado y si se cumplen las condiciones acordadas.
Cuando el adoptante deja sus datos, el equipo de Bienestar Animal llega hasta el lugar para chequear que existan todas las condiciones necesarias para que el caballo pueda vivir bien; si lo cumple lo trasladan. “Si no estábamos muy seguros del lugar y del adoptante, preferimos no darlo”, asegura. Hasta el momento, quedan 30 caballos y tres burros para ser adoptados.
El lugar donde vivirá el caballo debe ser grande, de unas tres o cuatro hectáreas, como mínimo, y libres para él. Los candidatos a ser adoptantes tienen que firmar ese convenio de tenencia. Que sean adoptados también equivale en darles la oportunidad a otros para ser recuperados del maltrato.
“Tenemos más caballos para rescatar, ya recibimos alertas. Hay caballitos de personas que por ahí ya no los pueden tener más o que no los tienen bien, entonces al poder entregar a estos animales se libera el espacio para que otros ingresen”, asegura.
*La manera de ofrecerse como adoptante es escribir al WhatsApp de la comuna (11-6102-0988) y seguir los pasos que allí indiquen.