Cómo fue el trabajo del grupo solidario que reformó un hogar de adultos mayores en una ciudad de Córdoba

Durante siete meses, un grupo de 30 jóvenes universitarios, en conjunto con una ONG y vecinos de La Calera, realizaron tareas de remodelación, limpieza y reformas del Hogar Santísima Trinidad, donde residen siete abuelos. Luego del objetivo cumplido, uno de los miembros de Renovación y Esperanza, a cargo de la idea, cuenta los detalles de lo realizado

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El grupo al finalizar el proyecto (Instagram/re.proyecto)
El grupo al finalizar el proyecto (Instagram/re.proyecto)

Primero fue la inquietud y luego el deseo de brindar una mano a los residentes del Hogar Santísima Trinidad, de La Calera, en Córdoba, lo que llevó a un grupo de jóvenes universitarios a encabezar un proyecto solidario para reformar el asilo municipal donde viven los adultos mayores de la ciudad: algunos tienen a sus familias que los visitan, pero otros están solos. Por eso, decidieron convertir la residencia en la que viven en un espacio más lindo y confortable.

Así, la vieja casona se convirtió en la primera en ser refaccionada con el deseo de que marcara una etapa solidaria que pueda colaborar con las distintas necesidades de la zona. En busca de colaboraciones, el grupo difundió la propuesta para tratar de conseguir donaciones. “El objetivo es dar respuesta a una necesidad social que, en este caso, muestre que nuestros ancianos merecen más atención de la que a veces reciben”, contó antes del inicio de las obras Máximo Marciante, uno de los jóvenes al frente de Renovación y Esperanza, surgida para llevar a cabo la remodelación estructural de ese hogar de adultos mayores.

No pasó mucho tiempo para que lo vieran realizado. Con absoluta satisfacción personal y emocionado por saber que lo hecho hoy significa que los siete residentes tengan mejores condiciones de hábitat, el joven de 23 años dice: “Nos fuimos muy contentos, emocionados. Esto nos hizo reflexionar mucho porque al lugar le faltaban muchas cosas para que vivieran una vida con calidad y en un lugar más confortable. Cuando llegamos, el primer día, pensamos mucho en cómo sería nuestra vida a esa edad y cómo, o qué pasaría si nuestros abuelos estuvieran en esa situación”.

El proyecto fue realizado por el grupo de jóvenes, de entre 18 y 23 años —que pertenecen a la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), un movimiento de la Iglesia Católica que tiene una red educativa en Argentina— y vecinos de La Calera comprendió cuatro etapas (planificación, dos de ejecución y el festejo por el trabajo concluido).

El hogar antes de las remodelaciones
El hogar antes de las remodelaciones

El proceso

José Michelotti, intendente de La calera entre 1932 y 1933, aceptó durante su gestión la donación de unas casas desocupadas en el barrio La Isla, que tenían como destino albergar a los adultos mayores que estaban solos o a quienes sus familias no pudieran cuidar.

Así, en 1935 el municipio de La calera logró instalar el hogar en la entrada del barrio y se mantuvo la idea original: ofrecerles un espacio tranquilo en el cual pudieran disfrutar del sol y un verde jardín arbolado. Aunque siempre se mantuvo la estructura original, el avance del barrio y el paso de los años hicieron que los residentes no pudieran disfrutar de esa luz natural y el amplio jardín.

Como es el único asilo municipal, el grupo de unos 30 voluntarios de FASTA hizo lo necesario para poder renovarlo. A principio de cada año durante un campamento en distintos lugares de Argentina, los jóvenes se formamos con un eje. Y durante 2023, el de ellos fue el bien común.

Algunos de los voluntarios y voluntarias en pleno trabajo (Instagram/re.proyecto)
Algunos de los voluntarios y voluntarias en pleno trabajo (Instagram/re.proyecto)

“Entonces, la propuesta fue hacer una acción apostólica, que es un proyecto a corto o mediano plazo, en la cual podamos hacer algo que logre un cambio”, recuerda. Les tocó hacerlo con una ONG o con un partido político, y vimos la posibilidad de acercarnos al intendente, Fernando Rambaldi, ya que optaron por iniciar sus acciones en una ciudad más chica y no en la capital provincial.

Junto a otros voluntarios de la ONG Corazones Solidario, se ocuparon de la limpieza del jardín, la cocina, los baños, los espacios comunes, la restauración de los muebles del hogar en el que residen siete abuelos. Al finalizar el trabajo, colaboró el municipio, que tuvo a su cargo limpiar, desmalezar, pintar el edificio y los trabajos necesarios luego de que el grupo finalizó su tarea, como la reparación de baños, control de instalación eléctrica, entre otras cosas.

“Durante un campamento para jóvenes que viajó a Luján, provincia de Buenos Aires, se presentó la propuesta y nos premiaron con el distintivo de la Acción Apostólica porque aún antes de comenzarla ya tenía gran difusión e impacto social y en las redes”, cuenta y resalta que los ayudó la ayuda de Corazones Solidarios de La Calera “durante todo este proceso y ejecución de la acción apostólica”.

Antes y después del frente del Hogar Santísima Trinidad (Instagram/re.proyecto)
Antes y después del frente del Hogar Santísima Trinidad (Instagram/re.proyecto)

“Destaco la tarea de Santiago Morelli, que fue uno de los que estuvo a cargo de la propuesta que comenzó como un proyecto en julio del año pasado y que en diciembre tuvo sus cuatro etapas. Pero no se trató solamente de algo estructural sino que además hubo actividades para los abuelos: jornadas de baile, talleres y muchas propuestas sociales para motivarlos y además llevarles alegría. Cuando terminamos con todo, hicimos un festejo conjunto, del que participó el intendente, para celebrar por el resultado y los meses de trabajo”, resalta.

En la etapa de pintar todo el interior, los residentes dejaron el hogar para pasar unos días bien distintos. “Nos prestaron cabañas en La Calera y fueron allí a pasar los días en que duró la pintura de todas las paredes internas y de algunos muebles. Nosotros trabajamos tranquilos y ellos la pasaron muy bien en otro clima y ambiente”, cuenta.

Este tipo de proyectos se planifican y desarrollan durante el año, y el objetivo es siempre lograr un cambio social.

“Ahora, en la segunda mitad del año, los jóvenes entre 19 y 22 años volverán a definir qué proyecto llevarán a cabo en los meses siguientes. Aunque no está definido, siempre tendrá que ver con la ayuda social. Quizás no sea el mismo grupo, no sé si estarán todas las personas que fueron parte de este proyecto ni tampoco si seguiremos en La Calera, pero el nuevo proyecto tendrá un eje similar relacionado con el bien común”, explica.

Parte del grupo que trabajó en el hogar (Instagram/re.proyecto)
Parte del grupo que trabajó en el hogar (Instagram/re.proyecto)

Lo que también destaca es que luego de que el proyecto finalizara, el grupo de voluntarios siguió interactuando no solo entre ellos sino con los habitantes del hogar ya que se formó una relación muy cercana. “Hubo voluntarios que fueron a visitarlos y que estuvieron con los abuelos festejando el 25 de mayo, juntos pusieron una gran escarapela en la entrada del hogar”, comparte la noticia emocionado por el resultado.

“Nosotros teníamos como objetivo recuperar el lugar y que lo gestione alguien porque sino se haría la transformación, lo dejábamos lindo, pero si no se lo mantenía iba a convertirse en lo que era antes y entonces no tenía sentido todo el esfuerzo que hicimos durante unos 7 meses. Por suerte, sabemos por el propio intendente que se continuó con ese compromiso”, asegura.

Luego de esos días en las cabañas, la llegada de los abuelos fue entre emocionante y divertida al ver el resultado del trabajo de los voluntarios. “Fue realmente emocionante ver cómo miraban todo y se sorprendían. Una de las mujeres decía que no lo reconocía, que sentían que era un lugar nuevo donde estaban viviendo”.

El antes y después de la gruta en el hogar
El antes y después de la gruta en el hogar

Para Máximo, lo importante más allá del cambio estructural o visible que se hizo fue hacer que muchos de los abuelos se sintieran contenidos y queridos. “Algunos no tienen familias ni tienen personas que los vayan a visitar, están solitos en la última etapa de sus vidas. Hay otros que sí tienen familiares que los visitan, sus familias también quedaron felices con el resultado. Así que nuestro objetivo está más que cumplido”, dice.

Agradecido, menciona a otros grupos, filiales, empresarios, vecinos, familiares y amigos que se sumaron a la causa, y finaliza: “Esto fue posible gracias a la generosidad de mucha gente y gracias a ello, podemos mostrar qué pasa cuando nos unimos por un bien mayor. Hemos logrado convertir en realidad lo que empezó como un gran sueño. Gracias al municipio y las secretarías de Bienestar Familiar y Desarrollo Humano, Planeamiento Urbano y Cultura pudimos entrar al hogar para llevar esto a cabo, y la ayuda y actividades propuestas para los abuelos”.

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