Paula Sánchez Frega es la primera víctima de sextorsión de la Argentina que logró que la justicia condenara a su ex pareja, el tatuador Patricio Pioli, a 5 años de prisión efectiva por los delitos de coacción y lesiones leves calificadas en el marco de la viralización de un video íntimo sin su consentimiento.
Su logro no fue fácil ya que tuvo que soportar que su nombre estuviera vinculado a un caso de pornoextorsión muy mediatizado. Eso la llevó a padecer estrés postraumático, ansiedad, depresión, ataques de pánico e insomnio.
Una vez que logró reponerse psicológicamente, Paula volvió a encontrar el amor y formó una familia. En pareja con Ramiro, quedó embarazada de trillizos pero a raíz de varias complicaciones durante la gestión sólo dio a luz a dos: un varón y una nena.
Acostumbrada a reponerse de situaciones traumáticas, la joven volvió a enfrentarse con lo peor de su pasado ya que Pioli recibió el beneficio de la libertad asistida el 5 de junio y 17 días después se presentó en un evento de tatuadores donde ella se encontraba junto a su pareja -que también es tatuador- y sus bebés.
Ante esta situación, el Juzgado de Instrucción de Violencia de Género y Protección Integral de Menores N°2, a cargo de la jueza Gisela Flamin, resolvió ordenar la detención de Pioli este lunes por el delito de desobediencia a la autoridad, previsto en el artículo 239 del Código Penal en situación de violencia de género. Además, dispuso que deberá permanecer en dependencias de alcaidía en carácter de comunicado hasta nueva orden.
El sábado 22 de junio, Paula se encontraba en el Paseo Cultural Castro Barros, de La Rioja, acompañando a Ramiro en la Expo Tattoo 2024 debido a que había sido ternado en varias categorías y recibió cuatro distinciones. “Él se hizo presente en un lugar donde sabía que podía toparse conmigo ya que no estaba como artista del evento ni mucho menos figuraba como invitado. Estuvo a 100 metros mío. Todo lo dispuesto por la jueza en el escrito que me enviaron desde Asistencia a la Víctima, fue totalmente burlado”, remarcó Paula en diálogo con Infobae.
No es la primera vez que Pioli viola la perimetral. Ya lo había hecho el 27 de marzo a las 8.40 cuando gozaba de un régimen de semi libertad condicional, y pasó a 400 metros de su domicilio. El dispositivo electrónico que tiene Paula volvió a sonar el 21 de junio a las 21:49 debido a que anduvo en las inmediaciones del local de tatuajes de su pareja. Ante esas desobediencias, Paula presentó las denuncias pertinentes para alertar a la justicia y le dieron un botón antipánico, que debe conservar hasta el 11 de noviembre. Es la fecha en la que él terminará de cumplir su condena.
“La gente dice que me gusta verlo preso pero todo lo que le pasa es porque él se lo busca. Quiero que se respeten mis derechos. Está situación me tiene muy angustiada. Que Pioli se vaya de la provincia y haga su vida feliz sin joderme más la mía”, reclamó. Paula teme que la obsesión que tiene Pioli con ella termine en una tragedia.
“Después de haber estado preso se nota que no le importa nada. Ni siquiera respeta las medidas que le impuso la jueza para no volver a la cárcel. Él se maneja como quiere y juega siempre al límite. Por suerte, esta vez la justicia actuó rápido”, enfatizó.
“Lo peor de todo es que cada vez que hace algo malo la culpa la tengo yo y manda a sus parientes a escracharme por las redes. Yo no lo busco ni lo molesto. Estoy en la mía, con mi familia”, dijo Paula, quien está en alerta máxima. “No sé qué se le cruza por la cabeza. Quizás no va a parar hasta matarme”, agregó.
Desde el entorno del tatuador, aseguraron que “no violó la perimetral” y tildaron a Paula de “piscópata”. Explicaron que Pioli se encontraba en la puerta del Paseo Cultural esperando a que saliera un amigo que había participado del evento y que no sabía que Paula se encontraba allí. Dicen que nunca ingresó al lugar y que ayudó a su amigo a cargar sus bolsos dentro de su auto. Luego, se retiraron.
“Esa psicópata arruinó la vida de mi familia y lo sigue haciendo con mentiras. No vivimos ni en Estados Unidos ni en Buenos Aires. La Rioja es muy chica. Es obvio que si Patricio se encuentra en la misa de su madre (falleció hace 5 meses) en la Iglesia Catedral y la psicópata va caminando por la calle Pelagio Luna le va a sonar la pulsera que le pusieron”, aseguró su prima en un posteo de Facebook, disconforme con la reciente resolución judicial.
La relación entre Sánchez Frega y Pioli finalizó el 21 de abril de 2017. En venganza, el tatuador viralizó un video íntimo por Whatsapp y se armó un negocio impensado: había grupos de Telegram que hasta pagaban por él.
Cuatro años después el caso llegó a juicio. Pero antes, la víctima tuvo que soportar situaciones denigrantes inimaginables. El momento de mayor tensión se produjo cuando Pioli sostuvo en una entrevista radial que Paula había sido abusada de niña por su abuelo, que ella se drogaba y que solían tener relaciones sexuales cuando estaba “empastillada”. Es decir, admitió que tenía sexo con ella sin su consentimiento. Por estas declaraciones, al tatuador se le inició otra causa.
Lejos de paralizarse como ocurrió tras la viralización del video íntimo, Paula se volvió más activa en las redes sociales. Sus seguidores se incrementaron notablemente y apareció su primer auspiciante: una marca de lencería. Sin buscarlo, se convirtió en modelo y empezó a subir sensuales fotos en ropa interior.
Tras superar la barrera de las 150 mil personas que la seguían, Paula decidió explorar otra faceta en este camino de empoderamiento personal que viene realizando después de tantos años de bullying virtual y apostó por monetizar su contenido íntimo, a principios de 2023. Pero esta vez, con su consentimiento.
Abrió una cuenta en la app Tecito, una plataforma gratuita que permite subir distintos tipos de materiales y aceptar pagos y suscripciones de los fans, y en Only Fans, donde publica sus fotos y videos eróticos. Hoy, la mayor parte de sus ingresos proviene de allí.