Eran las 9.30 de la mañana del pasado 9 de junio y Leandro Staltari, un guardavidas argentino que hace dos años vive en Palma de Mallorca, España, recién comenzaba su jornada laboral en una playa de la localidad costera de Cala Mayor. Hasta ese momento no había nadie dentro del agua y todo transcurría con normalidad. Sin embargo, unos pocos minutos después de su arribo, una mujer lo sorprendió a los gritos para advertirle que tres niños estaban atrapados dentro de una cueva, arrinconados por el fuerte oleaje, y su día cambió por completo.
Criado en Ciudadela, partido bonaerense de Tres de Febrero, Leandro también pasó gran parte de su infancia en la ciudad costera de Necochea, donde su padre aún posee una churrería. Allí fue donde quedó ligado al mar de una manera “muy fuerte”, tal cual le reconoció a Infobae, pero también fue el lugar en el que vivió uno de los episodios más riesgosos de su vida.
Con apenas 4 años, y la inocencia lógica de un niño, Leandro ingresó al mar por una de las playas del puerto necochense sin imaginar que iba a poner en peligro su vida. De un momento a otro, la corriente lo empezó a llevar lejos de la orilla y su hermano, tres años mayor que él, tuvo que arrojarse para evitar que se ahogara debido a que en ese entonces “no había guardavidas”.
Pero la situación se complicó más de lo pensado. Un turista que pasaba por la zona se convirtió en el improvisado rescatista de los hermanos Staltari. “Yo me metí, me estaba llevando un canal, mi hermano se metió para salvarme y nos estábamos ahogando los dos. Hasta que un señor, que justo era guardavidas y estaba de vacaciones jugando con su hijita, se dispuso a salvarnos”, destacó durante el contacto con este medio.
“Tragamos mucha agua y mi hermano la terminó pasando peor que yo, porque a mí me salvó primero este señor, y casi mi hermano se termina de ahogar porque nos sacó de a uno”, recordó sobre aquel apremiante episodio.
Panadero de profesión, oficio que aprendió de su padre, Leandro se mudó a Necochea cuando tenía 20 años y desde ese momento terminó de forjar un estrecho vínculo con el mar: fiel a su perfil deportista, nadó en aguas abiertas, pescó, aprendió surf y anduvo en kayak. En 2022 completó el curso de guardavidas y, por medio de un amigo, decidió probar suerte en España, en Palma de Mallorca, una ciudad que lo recibió “muy bien” y en donde hoy en día vive una importante cantidad de argentinos.
En ese contexto, el pasado 9 de junio, a 43 años de quedar al borde de la muerte en su querida Necochea, Leandro se volvió a enfrentar a una situación extrema en el mar. Pero en esta oportunidad, los roles se invirtieron y él se vistió de héroe para rescatar a tres niños que se encontraban atrapados en una cueva.
“Yo llegué a las 9.30, miré la playa y no había nadie metido. A esa hora viene una señora gritando “niños en las rocas”. Salí corriendo, pero cuando llegué a la mitad de la playa, que hay un espigón, vi que no estaban. Se encontraban contra la cueva de la izquierda. Sigo corriendo hasta ahí y los divisé a unos 50 metros de distancia. Empecé a nadar y me metí a la cueva”, dijo Leandro al comienzo de su relato.
La escena con la que se encontró Leandro al ingresar a la cueva era desesperante. Los niños, de 11, 12 y 13 años, estaban acorralados entre las rocas y las fuertes olas, que les impedían salir por sus propios medios. “El mar te iba chupando hacia ahí y no podías salir. Y los chicos golpeaban contra las piedras. El de 11 años estaba casi desvanecido”, recordó, aún conmovido por la experiencia extrema que vivió días atrás.
“Cuando yo llego, el de 13 años empieza a subir solo por las rocas. Yo nada más le di un envión. Después sigo con el de 11 años, que estaba medio desvanecido, y después el de 12. En medio de los intentos, antes de subir al de 11, subo al de 12. Pero un oleaje nos tumbó. Entonces ahí cambié de prioridad porque el de 11 estaba tragando agua. Saqué fuerzas de donde no tenía y me raspé todo para poder subirlo”, subrayó.
Con la prioridad de “cuidar la integridad” de los niños, para “que no se ahoguen y que no se golpeen”, en un momento Leandro y los menores fueron hacia la parte más profunda de la cueva “para tomar aire”, pero un repentino oleaje volvió a complicar el rescate. No obstante, el guardavidas argentino continuó concentrado en el opertivo de rescate.
Tras varios minutos de desesperación y practicar diversas maniobras, Leandro logró rescatar a todas las víctimas y las puso a salvo en el fondo de una casa lindera a la cueva. También contó con la valiosa asistencia del niño de 13 años que, según él, era “el más consciente” de todos.
Una vez finalizado el rescate, Leandro indagó cómo fue que los chicos llegaron hasta esa peligrosa cueva. Los propios menores le contaron que habían ido a la playa con una tía. “Ellos me dijeron que habían entrado por la mitad de la playa. Pero el mar estaba en sudestada y los fue arrinconando hasta ahí. Fueron con una tía a la playa, pero no sé qué estaba haciendo ella en ese momento. Llegó cuando vinieron los policías y a mí me llevaron en ambulancia a la mutual”, explicó.
Si bien sufrió algunos raspones y contusiones por los reiterados golpes contra las rocas, Leandro no padeció lesiones de gravedad y ahora aguarda el alta médica para regresar a su posta de guardavidas en Cala Mayor. “La lesión más fuerte que tuve fue en la cabeza, que me quedó doliendo varios días. Y también quedé bastante shockeado por los sentimientos que me fui metiendo al mar. Recién hoy ya me empiezo a sentir un poquito mejor como para volver al trabajo, pero todavía no estoy al 100 por ciento”, admitió durante la charla con este medio.
A más de una semana de haberse vestido de héroe en Mallorca, donde recibió distintos reconocimientos por su destacado desempeño, Leandro siente que le devolvió a la vida el guiño que recibió cuando, de niño, casi se ahoga en las aguas de Necochea junto a su hermano.