“Plato caliente”, el grupo de voluntarios de la UBA que asiste a personas en situación de calle, cumple 4 años

En plena pandemia, estudiantes de distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires salieron a las calles para ayudar a quienes más lo necesitaron. Desde entonces, 35 mil voluntarios y seis mil cocineros repartieron 360 mil viandas

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El grupo de voluntariado "Plato caliente" antes de la recorrida con la que celebraron los 4 años de trabajo en las calles (FUBA)
El grupo de voluntariado "Plato caliente" antes de la recorrida con la que celebraron los 4 años de trabajo en las calles (FUBA)

Una de las tantas reflexiones que se leían cuando el mundo se detuvo por el COVID era: “De ésta salimos más fuertes”. Eso sucedió en el grupo de voluntariado que en junio de 2020 caminó los primeros pasos del proyecto “Plato caliente”, nacido a fuerza de amor y espíritu solidario para llevar comida y compañía a quienes más lo necesitaban.

El lugar elegido fueron las cuadras vecinas a la Facultad de Medicina, donde estudiantes y graduados de las distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires se sumaron a la actividad que forma parte del programa UBA en Acción, un compromiso de esa casa con la comunidad: en estos cuatro años, repartieron más de 360.000 platos calientes, colaboraron más de 35.000 voluntarios y voluntarias en las calles y 6.000 cocineros y cocineras.

“Creo que como estudiantes de la universidad pública debemos retribuir a la sociedad, de alguna manera, lo que nos da para poder estudiar estas carreras. Jeimar Cogollo (30), estudiante de la licenciatura en Enfermería y uno de los primeros voluntarios de esta obra.

El voluntariado “Plato caliente” nació durante la pandemia para ayudar a aquellos que más lo necesitan (FUBA)
El voluntariado “Plato caliente” nació durante la pandemia para ayudar a aquellos que más lo necesitan (FUBA)

Verse en el otro

Cuando los tiempos se complicaron a causa de la pandemia y muchas personas en situación de calle comenzaron sentirse invisibles, un grupo que las miró directamente a los ojos les dijo que no estaban solas. Desde entonces, nunca más sintieron la derrota del desamor y la soledad. A ellos, llegó Plato caliente, el grupo que surgió para sostener la emergencia alimentaria en pleno aislamiento preventivo, pero que sigue en pie gracias al esfuerzo de quienes cada jueves prestan su tiempo para extenderles una mano, ayudados por las donaciones de quienes les colaboran con los alimentos que queda en las mejores manos.

Los voluntarios de la carrera de nutrición tienen a cargo realizan platos que cumplen con los valores nutricionales que cada persona debe consumir. Una vez preparada, la comida es repartida por las zonas cercanas a las facultades”, explican desde el grupo.

“Esto comenzó buscando brindar un aporte a muchas personas, muchos argentinos y argentinas en situación de calle. Es ahí también cuando la universidad pública realmente se pone de manifiesto”, destacó sobre este trabajo el Secretario de extensión universitaria de la UBA, Jorge Pasart, y agregó: “Se trata de un acto de amor. Quiero felicitarnos porque yo fui un voluntario y la verdad que la pechera de orgullo UBA nos llena de orgullo a todos los que formamos parte de esta institución. Me pone realmente muy contento que sigan manteniendo esta llama viva”.

Convocados por la Federación Universitaria de  Buenos Aires (FUBA), las y los voluntarios de la carrera de nutrición elaboran los platos que cumplan con los valores nutricionales
Convocados por la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), las y los voluntarios de la carrera de nutrición elaboran los platos que cumplan con los valores nutricionales

También emocionada, Lucille Levy, presidenta de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), sostuvo: “Llevamos adelante este voluntariado con mucho amor desde la pandemia y creo que nunca está de más celebrar que hoy cumplimos cuatro años, no solamente de repartir un plato de comida caliente sino que son cuatro años de puro orgullo, de puro compromiso, de pura solidaridad en un escenario de la universidad pública donde efectivamente entendemos que no solamente son aulas para ir a cursar sino que la universidad pública desprende muchísimas aristas más”.

En ese tono, Jeimar, uno de los actuales coorinadores, hace un racconto: “Nacimos en medio del aislamiento por la pandemia. Fue cuando la gente del Centro de Estudiantes y de la FUBA comenzó a proponer y a coordinar un montón de actividades de trabajo voluntario, entre ésas surgió la idea de llevar un plato de comida caliente a las personas más vulnerables, las que estaban en situación de calle en ese contexto crítico. Con la idea en marcha, empezamos a sumarnos de a poco, pese a que en ese momento era un poco más complejo a causa del distanciamiento social, cuando debíamos tener todas las precauciones que el contexto requería”.

Desde ese inicio, los platos son elaborados bajo la estricta mirada de las nutricionistas que trabajan ahí en el bar de la universidad. “Cuando las viandas ya estaban listas, salíamos a hacer el reparto, considerando las medidas necesarias del momento para evitar todo tipo de riesgo. Desde ese momento, se volvió un compromiso para nosotros. Si bien lo iniciamos como una manera de hacer valer el derecho a la alimentación, cuando pasó la pandemia veíamos que cada vez había más gente en situación de calle y, con el pasar del tiempo, esa tarea se volvió un compromiso con esas personas porque la pandemia pasó, pero la gente sigue pasando hambre”.

El grupo de voluntariado Plato Caliente inició sus recorridas durante la pandemia y ya cumplió 4 años
El grupo de voluntariado Plato Caliente inició sus recorridas durante la pandemia y ya cumplió 4 años

Con el compromiso sobre los hombros, cada jueves —a veces también los martes— las rondas inician a las 19.00 y se extienden hasta las 20.30, aproximadamente.

“Comenzamos a recibir donaciones de los estudiantes, de algunas empresas algunas y organizaciones sociales en los distintos Centros de Estudiantes de la universidad: alimentos no perecederos o comida para que chicas de nutrición pudieran cocinarlas y después nosotros salir a repartir”, cuenta el estudiante llegado a la Argentina en 2011.

Las recorridas

Todos los jueves, a las 18.30 puntual, Jeimar llega a la Facultad de Ciencias Médicas, donde se reúne con los voluntarios que a las 19.00 iniciarán las recorridas, que podrán extenderse por hora y media, a lo sumo dos horas.

“En 2018, se armó un bar en lo que era el edificio de Sociales, sobre la calle Marcelo T. de Alvear, y ahora es de Nutrición, ahí armamos un bar saludable, que es donde nos juntamos porque ahí se cocina todo. Llegan voluntarios de las trece facultades de la UBA, de todas las carreras. Cuando se reparte la comida salimos en grupos. Nosotros ya tenemos organizadas las rutas del recorrido, alrededor de la facultad. Cuando tenemos la posibilidad de cocinar mucho más, en promedio cocinamos entre 200 a 250 platos, vamos a la Plaza Congreso o a la plaza a Misserere para también a repartir por allí —detallaEn este tiempo se incrementó el número de personas en situación de calle y que van por el plato de comida. Justamente, ayer (pro el jueves 13 de junio) hicimos una especie de acto por los 4 años del voluntariado y hablamos de eso que estamos notando: en el último tiempo aumentó bastante el número de personas en situación de calle. Esto también obviamente es dinámico en relación al tiempo en que hacemos la recorrida porque depende del clima, en esta época: si hace frío o si está lloviendo, las personas se van a uno de los paradores del Gobierno de la Ciudad para no pasar frío en las calles, y por ahí esos son los días en los que, de manera muy excepcional, notamos que hasta nos sobra comida. Pero el promedio es de 250 raciones en la zona de Recoleta. Ya no vamos a Plaza Constitución, como al principio, sino que nos concentramos en los alrededores de la Facultad de Medicina”.

Las nutricionistas están a cargo de elaborar los platos de comida (FUBA)
Las nutricionistas están a cargo de elaborar los platos de comida (FUBA)

Emocionado por la realidad que observa, sigue: “lo que vemos también que se incrementó es el número de familias en las calles, familias completas, y es más desgarrador ver al papá, la mamá con sus hijos en las calles. Con los que hablé, me cuentan que son recolectores urbanos que cartonean en la ciudad y se quedan ahí”.

En este tiempo, se cruzó con muchas historias, pero una lo conmueve cada vez que la recuerda. “Había un hombre que estaba de paso en Buenos Aires, nos contaba que era de una provincia del Norte y que estaba en la calle, que era poeta y cuando le entregábamos su plato de comida nos regalaba un poema. Hace mucho no lo vemos más, pese a que tratamos de tener identificados a todos porque, en caso de que se vayan a otro barrio, avisamos a los coordinadores de otros grupos solidarios para sepan que habrá una boca más ahí”.

Todo ese trabajo, es para el futuro licenciado en Enfermería una cara más de la Medicina. “Yo arranqué a estudiar Medicina, hice un par de años de la carrera y me cambié cuestiones personales; pero además, porque Enfermería está orientada más a lo social, desde la prevención, desde la promoción de la salud y en, ciertos aspectos, esto del voluntariado que hacemos con un Plato Caliente es también parte del laburo que podría hacer un enfermero más allá de lo hospitalario. Me gusta esta propuesta de estar con la gente y acompañarla. Creo que es la mejor manera de ayudarlos. Es una gran motivación estudiar esta carrera y ver a la salud como una cuestión más colectiva y grupal que individual”, finaliza.

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