El cóndor andino Yastay, conocido como el primer ejemplar cordobés nacido en cautiverio, murió envenenado luego de haber consumido la carne de una oveja que había sido envenenada. Los restos del animal fueron hallados al sur de Río Negro, zona que habitaba desde que había sido liberado hace dos años atrás tras haber atravesado un proceso de aprendizaje en el marco del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA).
La noticia se dio a conocer durante la jornada del jueves después de que los especialistas del PCCA confirmaran que el ejemplar de casi 5 años había muerto producto de un envenenamiento. El hallazgo se realizó a unos 200 kilómetros de la localidad de Sierra Pailemán, en donde se encontró el cadáver de Yastay y de la oveja que había consumido.
El ave era monitoreada por los especialistas y guardas ambientales de la región, por lo que su falta de movimiento activó las alarmas de los cuidadores que se movilizaron hacia un área ubicada a 32 kilómetros al sur de El Caín. Así fue cómo descubrieron que había muerto producto de envenenamiento, ya que el animal que consumió estaba a un metro de distancia de sus restos.
Frente a esto, los asistentes de campo del PCCA y los guarda ambientales pusieron en marcha los protocolos de la Estrategia Nacional contra el uso de Cebos Tóxicos (ENCT), con el objetivo de tomar varias muestras que fueron posteriormente analizadas en el Hospital Escuela de Medicina Veterinaria de Choele Choel. De esta manera, determinaron que la sustancia que asesinó a los animales se trataba de Carbofuran, un agrotóxico que está prohibido en el país por SENASA.
“El uso ilegal de cebos tóxicos, utilizados por algunos protectores rurales para matar grandes carnívoros, como pumas, zorros o perros, resulta la mayor amenaza de extinción para el Cóndor andino”, informaron desde el Programa de Conservación del Cóndor Andino al resaltar que había presencia de animales de otras especies que fueron afectados por la sustancia. Según Diario Río Negro, los especialistas no tenían dudas de que la oveja había sido utilizada como cebo para tales fines.
En respuesta a lo sucedido, desde la organización solicitaron la intervención de las autoridades provinciales y nacionales al denunciar que se trata de “una práctica aberrante que pone en peligro la supervivencia de esta especie amenazada, impactando gravemente la biodiversidad, el ambiente y la salud humana”. Asimismo, indicaron que de los más de 300 cóndores andinos que fueron rescatados por el programa había un gran porcentaje de especies muertas por la ingesta de cebos tóxicos.
La historia de Yastay, el primer cóndor andino córdobes nacido en cautiverio
En noviembre de 2019, la comunidad de la Reserva Tatú Carreta, ubicada en el Valle de la Punilla de Córdoba, le dio la bienvenida al primer cóndor andino cordobés que había sido concebido y nacido en cautiverio. Lo llamaron Yastay, en homenaje a un ser mítico de la cultura diaguita conocido por ser el protector de las aves y los animales del cerro. Por una paradoja del destino, la entidad también era invocada por los cazadores.
Desde el primer momento, el ejemplar se había transformado en un emblema de la reserva luego de que los cuidadores consiguieron emparentar a dos cóndores andinos que compartían una particularidad: ninguno podía volar producto de haber sido heridos en las alas por armas de fuego. En un diálogo con ElDoce.tv, el por entonces encargado de la Reserva Tatú Carreta, Javier Álvarez, explicó que la reproducción en cautiverio se trató de un proceso coordinado con la Fundación Bioandina de Buenos Aires.
Según el programa planteado por los especialistas, el cóndor fue criado por sus padres a lo largo de un año. “Que los cóndores estén con sus padres en su primer año de vida es fundamental por cuestiones comportamentales como la alimentación, el cuidado del pichón, el acicalamiento o escarceo”, señaló Juan Kabur, titular del equipo de cuidadores del Centro de Recuperación de Especies de Temaikén (CRET), en una entrevista pasada para Infobae.
Luego de haber cumplido su período de crianza parental, Yastay fue trasladado al Centro de Rescate de Fundación Temaikén, situado en la localidad bonaerense de Escobar, en donde fue sometido a un ciclo de aprendizajes enfocado en prepararlo para que el ave pueda vivir en libertad. Un año más tarde, los cuidadores lo trasladaron a Río Negro, en donde lo liberaron el 20 de octubre de 2022.