Macarena Sánchez se levanta todos los días a las 3 de la mañana. Se sube a su Renault 9 algo desvencijado y sale rumbo a la rotonda de Derqui a vender tortillas asadas. La mujer, de 27 años, se lleva en el auto a sus dos hijos Ian y Zoe, que descansan en el coche para luego ir al colegio cuando termina la venta y vuelven a su barrio para ir al colegio.
Macarena vive en una casilla de piso de tierra y techo de chapa. Es madre soltera de dos hijos. “Los padres se borraron, ni el apellido le dieron”, dirá en la entrevista con Infobae.
A Macarena se le ocurrió sumarse a uno de los desafíos de rede sociales que son muy populares en la actualidad. En diferentes videos, los jóvenes eligen definirse por lo que son. Entonces, una deportista cuenta que es obvio que juega al hockey porque “tengo moretones en las piernas por los bochazos”. En otro clip, un chico cuenta que es obvio que es DJ porque “me la pasó buscando canciones nuevas todo el tiempo”.
El desafío que la hizo viral
Macarena se subió a este desafío en su TikTok y enseguida se volvió viral y estalló la polémica. La chica, desde su casilla en Moreno, se grabó mientras transcurría su vida cotidiana. Con poca luz y mirando a la cámara de su celu, Macarena dice que es obvio que es pobre porque “tengo cortina en vez de puerta”. Y sigue la chica de Moreno: “Soy pobre y es obvio que tapo las goteras con chicle”.
El video se viralizó y Macarena empezó a sumar seguidores en sus redes sociales. Mucha gente la alentó a seguir adelante, pero también recibió críticas de los haters que pululan en TikTok, Instagram o X (ex Twitter). “Yo lloro por todo. Y al principio ese tipo de mensajes me hacían muy mal porque empezaba a dudar hasta de mis propias acciones”, explica Macarena en diálogo con Infobae.
En algunos de los mensajes negativos hasta le exigían que vendiera la consola de juegos que se ve en el video. “Es una play 4. Mi hijo se la ganó en un sorteo acá en el barrio. ´¿Cómo la voy a vender si es de él´. Ni loca hago eso”.
Sin embargo, Macarena asegura que son muchos más los mensajes positivos y hasta las mujeres que le piden consejos. “Hago transmisiones en vivo desde mi casa y me preguntan alguna receta o cómo me arreglo con los chicos”, describe Sánchez.
Sus seguidores le pedían su cuenta bancaria para depositarle ayuda económica. Macarena se resistía, pero finalmente aceptó. Enseguida, recibió un total de 150 mil pesos de muchas personas que le depositaron lo que podían para ayudarla. “Las redes generan algo raro. La gente que me sigue cree que me conoce. Siento como están cerca de mí y quieren ayudarme –cuenta Sánchez-. Una de las mujeres me transfirió 50 mil pesos de una en mi cuenta. Fue un impacto muy fuerte”.
La vida por Ian y Zoe
Sánchez intenta que sus hijos sientan lo menos posible los impactos de la falta de recursos. “Si me sobra algo de plata siempre es para comprarle zapatillas a los chicos o algo de ropa para que vayan al colegio de punta en blanco”, explica la chica de Moreno.
Por eso, Macarena se emocionó cuando recibió uno de los primeros canjes por el alcance que tuvieron en las redes sociales sus videos. “Me mandaron unas zapatillas nuevas y me puse a llorar –recuerda la joven-. Hace muchos años que no me compro nada de ropa para mí. Todo para Ian y Zoe. Por eso, cuando abrí la caja se me puso la piel de gallina”.
La rutina de Macarena con sus dos hijos arranca de madrugada. Muchas noches, la chica casi no duerme para preparar todo para llevar al costado de la ruta en la rotonda de Derqui. Allí, empezó a trabajar con su mamá y luego se quedó con el puesto que vende tortillas al carbón. “Todos se sorprenden al ver a una mujer prender el fuego a esa hora de la madrugada”, revela la chica de Moreno.
Mientras Macarena arma las tortillas con harina, agua y chicharrón, sus hijos cumplen sus últimas horas de sueño en el auto. A las 7.30, Sánchez levanta el puesto, deja a sus chicos en el colegio y vuelve a su casa. Allí, descansa un rato y, enseguida, se empieza a preparar para el siguiente día. “Quiero darle una vida mejor a mis hijos. No es justo que tengan que dormir en el auto con frío. Para eso estoy trabajando a full”.
La chica de las tortillas recibe Asignaciones Universales por sus hijos. Cada AUH son unos 52 mil pesos que suma al bolsillo de la familia Sánchez, pero no alcanza para solventar todos los gastos.
Buscando su futuro
Además, Macarena había empezado a estudiar una carrera terciaria sobre seguridad en trenes, luego de terminar el secundario el año pasado a los 26. “Tuve que dejar porque no le alcanzaba el tiempo con las obligaciones con mis hijos, más el trabajo”, se lamenta la joven.
En tanto, los fines de semana la piba del oeste del conurbano no descansa. Todos los sábados bien temprano recibe al albañil que construye su casa junto a su casilla. El primer plano es una pieza de 4 por 8 metros de ladrillos, techo de losa de cemento y piso de cerámicos. Hace poco, mostró en sus redes el momento en que recibió la puerta de entrada de su futuro hogar de material. “El proyecto es, en un futuro cercano, hacer dos piezas arriba .Una para los chicos y otra para mí”, explica.
Macarena trabaja a la par del albañil que contrata. Le enseña a hacer la mezcla y a poner los ladrillos alineados. “Me vas a sacar el trabajo”, bromea el hombre de la construcción. La chica, apenas puede descansar un poco ese sábado a la noche. Desde la puerta de su casilla repasa cómo va quedando la casa que proyectó en su mente y que ahora, de a poco, puede concretar. “Muchas seguidoras me ven como fuente de inspiración. Soy una mujer que nunca baja los brazos”, sostiene.
Quizás su video viral tenga un poco de ese espíritu y eso fue lo que pegó en muchas personas que se vieron identificadas. Así, se la ve a la chica aflojar la bombita para apagar la luz de su casa o pegar un chicle en el agujero de la chapa por el que entra el agua de lluvia. “Me quiero mudar a mi nueva casa porque Zoe sufre bastante de los pulmones y necesita un lugar más seco, sin humedad, para poder vivir mejor”, explica Sánchez. Ese motor la empuja a seguir adelante.
En estos días, Sánchez no puede salir a trabajar. Necesita pasar una revisión con su auto para poder cargarle gas, que es mucho más barato que la nafta. Mientras tanto, recibe ayuda de su familia con algo de comida. Ella, en tanto hace una apuesta por sus redes sociales. Transmite en vivo, sube videos de recetas económicas y hasta proyecta una colaboración con otras dos influencers.
Macarena cuenta que se contactó con Chula, otra tiktoker que muestra su vida como madre soltera en el conurbano, y Daiana playera de una estación de servicio, que cuenta su día a día entre los surtidores. “La idea es hacer algo entre las tres en muy poco tiempo. Eso me entusiasma porque me va a permitir seguir creciendo en este mundo de las redes”.
Cada noche Macarena se acuesta en su casilla de piso de tierra y antes de dormir piensa ideas o contenidos para sus seguidores. La chica siente que ya tiene una comunidad a la que tiene que responder. Pese a los problemas, la piba de Moreno mantiene el buen humor. Trata como puede de tapar una nueva gotera del techo de chapa, prepara un guiso de fideos moñitos, una de sus especialidades, y alista a los chicos para que vayan al colegio. Todo eso con una sonrisa y pensando que merece un futuro mejor.