Carolina Sicoli, conocida como Caro Suki, se animó a dejar el trabajo de sus sueños en una agencia de publicidad para iniciar su camino independiente en el mundo fitness. Esto ocurrió hace un poco más de 10 años. Con el tiempo, se convirtió en influencer. Radicada en Miami, la entrenadora construyó una comunidad virtual fiel a sus videos y consejos.
A principios de este año, tuvo a su hija Alaia. Durante todo su embarazo, se mostró en sus redes sociales haciendo ejercicio hasta casi el último día. Ahora, en una charla con la sección de Infobae “Y sí, soy mamá”, detalló todos los cambios en su vida y cómo los enfrentó.
“Nunca validé tanto mi estilo de vida (entrenamiento y alimentación sana) como en el embarazo. Una se enfrenta con un montón de cambios en el cuerpo que les puede pasar cualquier cosa”, explica Caro en esta íntima charla.
La instructora de fitness recuerda cómo fueron esos 9 meses hasta el nacimiento de Alaia. “Hasta el último día me podía agachar a levantar a mi perrita, me podía atar los cordones, no tuve ni un dolor de espalda, no tuve ningún problema de postura tampoco - explica-. Todo eso creo que fue lo que hizo que mi embarazo sea tan lindo. Obviamente los buenos hábitos no te aseguran que no vayas a tener un problema. Lo dije siempre, pero que ayuda, ayuda y lo comprobé yo personalmente”.
La influencer se convirtió también en una fashionista de la comunidad fit por sus aplaudidos looks deportivos, y gracias a su afición por el baile conoció a Jésica Cirio, con quien incursionó en Zumba.
“Yo no cambié, o sea, yo cambié. Yo ahora soy mamá, pero no dejé de ser lo que yo era antes. Me sigue gustando salir a comer, me gusta mucho salir, me gusta ir a entrenar. Todo eso lo quise conservar porque es parte de mí, lo que me gustó siempre”, explica Suki. Así es como se la ve en su cuenta de Instagram, que tiene más de 400.000 seguidores,
Carolina, también cuenta por qué postergó la decisión de ser madre. “Tardé, porque sentía que no quería dejar de ser yo, de hacer mis cosas”.
Suki abre su corazón y cuenta cómo fueron los comienzos de la relación con su beba Alaia. “Mi experiencia con la lactancia fue muy difícil, lo tengo que decir, es algo hermoso, pero para mí fue algo hermoso después del día diez. Al principio me pasó que la primera noche en el hospital dije ´ah, bueno, agarró perfecto´, vino la puericultora y me dice ‘¿necesitas ayuda?’, y yo ‘no, estamos bárbaro. Mirá’. Al otro día botón llamando a la puericultura porque no podía más del dolor”.
Recuerda cómo fueron esos primeros días de alimentar a su bebé. “Empecé a pensar ‘¿tengo un problema yo? Porque todo el mundo da la teta como si nada. ¿Y a mí por qué me duele al nivel que casi que me sangran?’. Me acuerdo que le daba la teta y me apretaba la mano para que ella no sienta que yo estaba tan nerviosa, porque no le quería transmitir eso. Y yo digo ‘¿cuál es la conexión que se siente que todos hablan?’”.
“Hasta que empecé a hablar con amigas, les empecé a escribir y digo ‘por favor decime que esto es normal, porque estoy desesperada, no puedo más del dolor’. Todas mis amigas me dijeron ‘es normal, te prometo que en unos días pasa, es normal, vale la pena porque después es mágico y te juro que si mis amigas no me daban ese mensaje, yo abandonaba’”, describe Suki.
También confiesa: “Mi producción de leche no fue la ideal o la que ella necesitaba, así que como dos o tres semanas después, un episodio en el cual ella no paraba de llorar, y no era un bebé que solía llorar. Hasta que descubrí, porque uno está adivinando, ‘llora por esto, llora por lo otro’, y va sacando ‘esto no es, esto no es’. Bueno, lo único que quedaba es que tiene hambre. Le di una botellita de fórmula que me había regalado una amiga que yo dije ‘qué regalo más extraño, porque yo voy a dar la teta’. Me mandó unas cositas y las mamaderas con la fórmula. Ese día le di la fórmula y Alaia estaba feliz. Era otro bebé: feliz, tranquila. El mejor consejo que me dieron es mente abierta”.
En ese sentido, aclara que una mamadera también se da con amor. “Todas estamos haciendo lo mejor que podemos y lo mejor que creemos que es para nuestro bebé. Y yo siempre digo que si la mamá está feliz, el bebé va a estar feliz”.
A modo de consejo para las futuras madres, Caro sostiene que “no hay que casarse con un método. Vas a encontrar tu propia experiencia. Hasta la forma de cambiar un pañal va a ser la tuya”.
“Yo me quería copiar de otros, como que digo ‘ah bueno, ella tiene cuatro hijos, entonces voy a hacer todo lo que ella hizo’ y me encontré en la situación de que quizás yo lo hacía mejor para mi bebé, para mi bebé es mejor como lo hago yo”, reflexiona la mamá de Alaia.
Suki contó también cómo fue su experiencia posparto. “Algo que me sirvió mucho, que parece tonto maquillarme. El día que me arreglé era otra persona. Me empecé a sentir como que era yo de nuevo, pero no fue de un día para el otro”.
“Dejen de googlear y pidan ayuda a personas que tienen experiencia, porque van a sentir que no les pasa a ustedes solas, que son cosas que le pasan a un montón de personas, como en mi caso, que yo me sentía como un bicho raro porque a mí me costaba la lactancia y al final hablando medio que todas vivimos lo mismo. No sientan culpa por irse una hora al gimnasio, que es lo mejor que pueden hacer. Estar sanas para que el bebé pueda disfrutar de su mamá”.