Ceferino Reato presentó su nuevo libro: “El kircherismo secuestró al Padre Mugica para santificarse”

El periodista y escritor habló sobre su última obra, Padre Mugica (Editorial Planeta) ante una platea completa en el Centro Universitario de Estudios (CUDES), acompañado por el director académico de esa entidad, Roberto Bosca, el político Julio Bárbaro, el analista Rosendo Fraga y el periodista Sergio Rubin

Ceferino Reato, con su libro Padre Mugica (Nicolás Stulberg)

El periodista y escritor Ceferino Reato presentó en la noche de ayer su más reciente libro, Padre Mugica, que publicó Editorial Planeta. Lo hizo en el Centro Universitario de Estudios (CUDES) ante una sala colmada que siguió con atención las palabras del autor y el panel que lo acompañó, compuesto por el presentador Roberto Bosca (Director académico del CUDES), Julio Bárbaro, Rosendo Fraga y Sergio Rubin. Las 150 personas -y más, ya que varios debieron sentarse en las escaleras- no fueron espectadores pasivos, sino que luego de las alocuciones hicieron preguntas y dejaron agudas observaciones y anécdotas personales sobre el sacerdote Carlos Mugica, asesinado el 11 de mayo de 1974 al salir de celebrar misa en Vila Luro, un crimen jamás del todo aclarado, y que el libro de Reato bucea en las dos hipótesis principales -basado en un minucioso estudio del trabajo de la Justicia- sobre los posibles autores: Montoneros y la Triple A. Entre quienes escucharon estaban el periodista José Ignacio López, Teresa Fernández González y el ex jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier general Eduardo Schiaffino.

Las palabras fueron precedidas por un video donde el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, trazó lo que fue el eje central de la charla del autor. Allí, el prelado, durante la misa del Jueves Santo ante sacerdotes y religiosos porteños, señaló sobre Mugica: “La mirada anacrónica, cargada de ideologismos, nos empañó los ojos y no pudimos acercarnos a él sino solo desde la grieta. Y así fue como nos lo secuestraron los apasionamientos político partidarios”. Bosca, luego, se refirió a la nota de la periodista Claudia Peiró que publicó ayer Infobae, donde rescató que Reato había repensado a Mugica “sin ideologismos ni preconceptos”.

La presentación de libro Padre Mugica se hizo en el auditorio del CUDES (Nicolás Stulberg)

El primero en hablar fue Julio Bárbaro, quien contó que el padre Mugica había sido su confesor. El escritor y dos veces diputado de la Nación por el peronismo expresó -y lo repitió luego ante las preguntas del público- que “Mugica nunca estuvo a favor de la guerrilla… Fue un cura en serio que expresaba al pueblo. Era de clase alta, pero expresaba a los humildes. No se creía la vanguardia iluminada”.

Más adelante tomó la palabra el analista político Rosendo Fraga, quien dijo que el de Reato “es un libro de historia y de periodismo de investigación”. E hizo hincapié en las dos partes del mismo: “Tiene un ensayo histórico, la biografía de Mugica, y de investigación, sobre la causa judicial de la muerte de Mugica”. En este punto, habló sobre “las contradicciones y la influencia política que en la justicia tiene la Argentina. En la primera etapa, la justicia se enfoca en Montoneros (en referencia a los autores del asesinato del sacerdote) y en la segunda, la contraria, dice que fue la Triple A. La primera en el último tiempo de Perón y luego el gobierno militar. Y la segunda, durante el kirchnerismo”. Destacó asimismo, como positivo, “la lealtad de Mugica a la Iglesia Católica y la lealtad al peronismo”. Pero luego analizó lo que él cree que fue el “error” del sacerdote, “su ambigüedad, que tiene que ver con el mensaje del arzobispo. Pero Mugica no era el único ambiguo. Perón, su líder político, era híper ambiguo: de la juventud maravillosa a la expulsión de la Plaza de Mayo en menos de dos años. Pero cuando llega ese momento, Mugica se queda con Perón”.

Sergio Rubin, Rosendo Fraga, Ceferino Reato, Julio Bárbaro y Roberto Bosca (Nicolás Stulberg)

El periodista Sergio Rubin se enfocó en Mugica como personaje “mediático y muy atractivo, todos los medios estaban detrás de él por sus definiciones fuertes. Un hombre muy pintón que se iba de su casa en Gelly y Obes (nota: en la zona de La Isla, una de las más caras de Capital Federal) a la villa de Retiro y como sabía que no podía dormir ahí regresaba a la casa de sus padres”. Y continuó: “Mugica dio un giro después de ver la miseria en el norte y abraza al peronismo. Creía que el camino a la justicia social era el peronismo. Pero además era cura.”

Por último habló la figura principal del encuentro, el autor del libro, Ceferino Reato, que comenzó con sus dudas sobre el efecto que tendría la publicación: “Cuando estaba haciendo este libro fui a la capilla Cristo Obrero de la villa 31, hoy barrio Padre Mugica, y hablé con el sacerdote que está a cargo, hablé muy bien. Pero no quedé muy contento, porque mi idea era que Mugica trascendía cualquier partidización. Era una figura muy grande de la Iglesia como para que haya sido secuestrado, entre comillas, por el kirchnerismo y haya tantos sacerdotes, en especial los curas villeros, que hayan aplaudido ese ‘secuestro’. Y yo creo que sí, que el kirchnerismo secuestró a Mugica en un esfuerzo, vano para mi, de santificarse ellos. Los curas villeros aceptaron eso, y la prueba fue la misa del año pasado, en plena campaña electoral, que fue una misa no sólo a favor del Papa sino en contra de uno de los candidatos. Y dije ‘voy a tener trabajo acá, porque el libro no les va a gustar’. Y me equivoqué, porque algunas autoridades importantes de la Iglesia leyeron el libro y les gustó. Lo que oímos del obispo García Cuerva muestra que los prejuicios, en este caso los míos, pueden estar equivocados. García Cuerva dice lo que yo les estoy diciendo: Mugica fue apropiado a partir de la grieta que nos atraviesa, y que deberíamos recordarlo por encima de esa grieta. Y evitar los secuestros, como dice él, de índole política e ideológica”.

El periodista José Ignacio López estuvo en la platea (Nicolás Stulberg)

Luego se detuvo en las circunstancias temporales que tuvieron a Mugica como protagonista: “Las historias hay que comprenderlas en el contexto, sacar lo bueno y lo malo de estas figuras para ser mejores nosotros, pero no utilizarlas para seguir peleándonos en el presente. Es decir: verlo a Mugica en su contexto. Y Mugica fue una persona auténtica, aún en sus errores que los tuvo y de alguna manera reconoció, especialmente lo que él definió después como el ‘scoutismo católico’, es decir esa idea de que a los jóvenes de clase media, clase media alta, clase alta, había que llevarlos sin ninguna preparación, conmoverlos con la pobreza en el acto. Eso que después el Papa dijo sobre ‘el mal manejo de la utopía católica’, que hizo que muchos jóvenes de la Acción Católica se hicieran guerrilleros. Y él lo reconocía, y participó activamente de ese error, con la mejor intención, porque era una persona auténtica. La luminosidad que tiene la figura de Mugica se debe a eso. A nosotros nos gustan las personas honestas, y él lo era. Y yo creo que su reconocimiento de esos errores tiene que ver con su asesinato…”

El repaso del momento crucial en que Mugica le dice ‘no’ a la violencia, cuando el país votó a Juan Domingo Perón en 1973, fue el siguiente punto que tocó el autor: “Creo que Mugica acompañó el contexto de la época. Voy a decir lo mismo que dije cuando presenté el libro con las entrevistas con Videla. La violencia política requiere que un grueso sector de la sociedad la avale. Si no, no hay violencia política. Y eso pasa a izquierda y a derecha. Hasta el ‘73, muchos curas progresistas fueron demasiado tolerantes con la violencia guerrillera, cuando no indulgentes, cuando no promotores. Pero había un sector social que estaba de acuerdo con eso. Cuando secuestraron y asesinaron a Aramburu, mucha gente aplaudió. Con prurito decían ‘no es un asesinato, es una ejecución’. Pero después pasó lo mismo del otro lado. Hasta el 73 me parece que Mugica participó de esa situación con muchos otros sacerdotes progresistas y parte importante de la sociedad. Y después del 73, está lo que decía Claudia Peiró, un rescate de la Democracia liberal. Es decir: ya se votó, se levantaron las proscripciones, Perón regresó del exilio, lo autorizaron a participar de las elecciones, ganó… ¿Qué sentido tiene seguir con las armas? Fue un mensaje claro, que surgió de la autenticidad de Mugica”.

El panel junto al autor: Rubin, Fraga, Reato, Bárbaro y Bosca (Nicolás Stulberg)

Por último, Reato analizó -y se esperanzó- con los efectos que puede tener su nueva obra en quienes la lean: “Quedé muy conforme con el libro, y con la recepción que tuvo por parte de las personas de la Iglesia que pensé que le iba a molestar más. Y me hace muy optimista sobre esto que tenemos que saldar: no buscar en el pasado excusas para pelear en el presente. Dejar el pasado ahí. Hay muchas cosas para hacer juntos: la pobreza, la educación. Pelear nos distrae, no nos hace bien, por más que a algunos sectores políticos les convenga. pero lo que les conviene a algunos sectores políticos no es lo que le conviene a la ciudadanía”.