“La historia de este nuevo dinosaurio empezó en 2018, cuando exploramos por primera vez una zona en la provincia de Río Negro donde afloran rocas de 90 millones de años, aproximadamente”, narra a Infobae Sebastián Rozadilla, ilustrador y uno de los paleontólogos que integró el equipo que descubrió el Chakisaurus nekul, un animal herbívoro, de tamaño medio y muy veloz.
El hallazgo se produjo en la Reserva Natural Pueblo Blanco, ubicada alrededor de 25 kilómetros al sur de El Chocón, un lugar rico en fósiles. Su descubrimiento aporta datos valiosos sobre anatomía y hábitos de la especie. “Da nueva información sobre cómo funcionaba ese ecosistema. Encontramos al chiquito que comía las plantas entre los pies de los grandes saurópodos”, indica Rozadilla.
“Son dinosaurios bípedos que habrían alcanzado unos tres o cuatro metros de longitud y unos 70 centímetros de alto, por lo menos en el ejemplar adulto. También encontramos juveniles, es decir, crías de esta misma especie”, explica el paleontólogo sobre el descubrimiento de este animal que tenía cola y cuello largos y los “miembros posteriores muy fuertes, adaptados a la carrera”.
“Pertenecen a un tipo de dinosaurios ornitisquios del grupo Elasmaria. Dentro de este, hay de distintos tamaños: algunos son muy chiquitos, de un metro de longitud, y otros que habrían llegado a los ocho metros. En cambio, el Chakisaurus estaba en el medio. Es el primero de este gigantesco grupo de dinosaurios que aparece en la Formación Huincul”.
La investigación fue un proceso largo en el que participaron distintos paleontólogos del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de Vertebrados (LACEV) y la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, pertenecientes al CONICET, con el apoyo de National Geographic Society.
El hallazgo permitió a los investigadores entender cómo vivían las diferentes especies en el lugar. “Junto a sus restos, encontramos otros de siete especies diferentes de carnívoros de todos los tamaños, hasta de 12 metros de largo, otros animales extraños y emblemáticos como el gualicho, que estaban en la misma estancia. Todos eran carnívoros y convivían con el Chakisaurus, que debe haber sido la presa más sencilla. Los demás eran grandes, de cuello largo. No era un ambiente fácil. No obstante, vivía ahí y se reproducía”, explica Rozadilla, quien también se dedicó a la ilustración del animal encontrado.
“Eran animales que no tenían coraza ni cuernos. Su manera de sobrevivir era salir corriendo a toda velocidad”, desarrolla sobre el motivo que explica la anatomía de estos dinosaurios.
“La cola de estos animales siempre se ilustraba como un continuo desde la espalda, pero ahora sabemos que luego de la pelvis la cola bajaba y después se acomodaba. Tenían una musculatura fuerte. Podían mover la cola hacia los costados como si fuera un balancín que, a la hora de correr, permite maniobrar mejor, tal como lo hace hoy un guepardo en la sabana”, explica. Y agrega: “Es algo que vimos en el Chakisaurus y empezamos a comparar con otros”.
Y profundiza: “Estos dinosaurios tenían sus piernas y pies fuertes, una caja toráxica que tiene una estructura rígida y ayuda para aprovechar el oxígeno, porque son animales adaptados a la carrera”.
Sobre el hallazgo de restos fósiles de ejemplares más pequeños, que apenas llegaban al metro de longitud, el experto explica: “Podemos saber que, tal como pasa hoy en día donde hay una manada de antílopes en las que los grandes cuidan a los chicos, esto podría haber pasado con el Chakisaurus”.
“Durante la mayor parte de la historia de la paleontología en Argentina y en Sudamérica, los dinosaurios saurisquios (los herbívoros de cuello largo y los carnívoros) dominaron ampliamente el registro. Pero en las últimas décadas, dinosaurios ornitisquios, dentro de los que está incluido el Chakisaurus, comenzaron a ser cada vez más frecuentes en las expediciones paleontológicas. Gracias a esto, ahora se sabe que estos animales eran mucho más frecuentes en la fauna patagónica de lo que se pensaba en un momento”, explica el comunicado del hallazgo.