Con cada click que hacía con su Nikon FM, el fotógrafo Enrique Shore se cargaba de dolor. Era su trabajo, lo había contratado la CONADEP para recorrer los campos clandestinos de detención junto a los sobrevivientes. Debía registrar esos testimonios con su cámara. Contar con imágenes el horror. Pero necesitaba una catarsis. Y la encontró en una simple libreta agenda Morgan de 1984. En ella anotó, descargó más bien, todo lo que sintió durante los seis meses que duró su tarea.
Las fotografías que hizo Shore, 176 de ellas -muchas inéditas-, se expondrán desde este jueves 25 a las 18 horas en el Espacio de Arte de la AMIA, en Pasteur 633. La muestra -cuya curaduría estuvo a cargo de Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA- estará abierta al público de lunes a jueves de 10 a 19 horas, y los viernes de 10 a 16 hasta el 31 de mayo. Se podrá acceder en forma gratuita, sólo presentando el DNI. Esas imágenes ayudaron a la CONADEP a confirmar los testimonios de quienes habían sufrido prisión y tortura y habían sobrevivido. Fueron claves para generar el informe “Nunca más”, que Ernesto Sábato entregó al presidente Raúl Alfonsín y fue base de la tarea del fiscal Julio César Strassera en el histórico juicio a las juntas. Pero lo que escribió en ese cuaderno espiralado, de tapas marrones, donde dejó impresos sus miedos y su compromiso, está aquí. Y, sobre todo relató, con prolija tinta azul y un dolor que oprimía su pecho, el recuerdo de su novia, Franca Jarach, desaparecida el 25 de junio de 1976.
* “Marzo de 1984. Me llamó Raúl Aragón (quien había sido profesor mío en el Colegio Nacional de Buenos Aires y me conocía bien), para preguntarme si yo querría colaborar con la CONADEP como fotógrafo. En realidad, más que una pregunta, fue un pedido: “te necesitamos”. Le respondí que sí, que por supuesto, casi automáticamente y sin pensarlo demasiado. Lo siguiente que recuerdo es que me vino a buscar un Falcon con dos policías de civil, que me produjo cierta aprensión, pero resultaron muy correctos y amables. Mi primer encargo fue ir como fotógrafo de la Comisión al Olimpo, un sitio siniestro. Pero dentro de lo surrealista que me parecía estar ahí, fue un procedimiento bastante sencillo”.
* “Un par de días más tarde me fui a Córdoba, con la expectativa de participar en un procedimiento que la Comisión iba a hacer uno de esos días (yo no sabía cuándo ni en qué consistía), y también de cubrir las exhumaciones en el Cementerio de San Vicente, algo que Time me había pedido hacía algún tiempo. El hecho es que después de un par de días en Córdoba se concreta la venida de la Comisión y mi visita a “La Perla”, con Klimovsky, Aragón, testigos y miembros de la delegación local de la CONADEP. Todo esto en medio de una gran tensión y el nerviosismo de los militares del regimiento. Ahí queda oficializada mi condición de “fotógrafo oficial” de la CONADEP sin que yo lo haya meditado demasiado. Hasta ese momento yo había aceptado sin reflexionar sobre el compromiso que implicaba lo que estaba haciendo. Bueno, la cosa es que asumí un compromiso muy serio. ¿Por qué? Porque quiero contribuir al esclarecimiento de toda esta herida abierta de la Argentina, que es el tema de los desaparecidos”.
* “Me han preguntado si tenía algún hermano desaparecido, o algún familiar. No. Tuve una novia que está desaparecida: Franca Jarach. Y conozco de cerca muchos otros casos. O sea que sí tengo una condición de ex-novio, un interés personal en todo esto, que es el que me hace asumir este compromiso. Es muy duro. Pero es necesario, y estoy contento de tener la posibilidad de hacerlo. Es como que yo tengo una herida abierta y creo que sólo cicatrizará del todo cuando lo haga socialmente. Cuando la verdad se haga pública y los responsables sean enjuiciados. Estoy contento de colaborar con la CONADEP. Lo hago claramente a partir de mi compromiso personal con la moral y la justicia. Y me hace sentir bien, en la medida que da cabida a mi necesidad de participación y de denuncia. También creo que es un aporte válido para superar mi sufrimiento personal con la desaparición de Franca, y para ayudar a sanear la gran herida social de la Argentina”.
* “Ayer participé de una reunión con todos los miembros de la CONADEP y todo el personal, y me dio fuerzas el compartir ese momento con (Ernesto) Sábato, (René) Favaloro, Klimovsky, Novak, Magdalena (Ruiz Guiñazú), etc. Me sentí partícipe de una tarea histórica. También me hizo bien charlar con mi querido amigo Miguel Ángel Cuarterolo, porque me ayudó a aclarar hasta qué punto es compatible mi trabajo periodístico con mi tarea en la CONADEP”.
* “El viernes 9 fui a la ESMA. El director me recibió con una actitud abiertamente intimidatoria, diciendo: “Ah, ¡usted es Shore!” además de hacernos sacar fotos y tener que pedir permiso para fotografiar cada lugar hasta los más ridículos como ser una pieza vacía, por ejemplo. En fin, la visita no fue especialmente dura. Lo más terrible fue lo que contaron los testigos de sus experiencias ahí. A la vuelta tuvimos una reunión con Sábato, Magdalena, etc., en la que los testigos plantearon su inquietud por su situación de seguridad. La CONADEP les ofreció todo el respaldo del Ministerio del Interior ante cualquier problema, y además se acordó que lo más conveniente como protección era que las denuncias tomaran estado público. Por lo tanto, se difundió un comunicado de prensa con el nombre de todos, incluso el mío, por decisión propia. Fue una determinación racional y, creo, correcta. Lo que no quita que haya aumentado mi dosis de angustia y temor al “escracharme” públicamente como parte de la CONADEP. Me llamaron muchas personas, a mí y a mi vieja, quien se angustió bastante. Sobre todo ayer cuando llamaron insistentemente de La Semana para tratar de conseguir las fotos. Por supuesto mi negativa fue rotunda, pero eso me hizo apreciar mejor hasta qué punto esas fotos son dinamita. Las revistas sensacionalistas darían mucho por conseguirlas, y a los milicos les encantaría poder destruirlas. Por eso creo que lo mejor es guardar los negativos en sobres lacrados en poder de la CONADEP. Eso me quitará ese problema de encima.”
* “Mayo de 1984. El sábado volví a ir al Olimpo. Y me cargué mucho. Estaba triste y acongojado. Ya venía mal desde el jueves que estuve en el Policlínico Posadas, en Haedo. Un lugar siniestro donde el chupadero funcionaba en el ex-casco de estancia de Martínez de Hoz. Es jodido el laburo con la Comisión. Uno se carga de angustia escuchando tantos testimonios tremendos. Y para colmo los fotografío, y vuelvo a revivir todo al hacer las copias en mi casa. A veces también me da mucho miedo que se dé vuelta la mano y nos vengan a buscar. Asumí un compromiso grande. Pero me hace sentir bien que es apreciado por mucha gente”.
* “Junio de 1984. Me esperan 3 meses muy duros, y eso me tiene preocupado. Los reconocimientos en unidades militares están cargados de tensión. Ahora estoy nervioso porque mañana iremos a la base de submarinos de Mar del Plata. Es una situación de hostilidad, casi de enfrentamiento. Y siempre hay algún milico que se pone muy nervioso con las cámaras de fotos. No pueden hacer nada (por ahora) pero nos miran como si fuésemos enemigos a quienes hay que destruir. A veces me da cagazo pensar en qué pasará cuando expire el plazo de la CONADEP. En ambos sentidos: en cuanto a la utilidad de todo este esfuerzo, y en cuanto a la reacción de represalia que algunos sectores intentarán tomar tarde o temprano. Pero estoy contento porque en la CONADEP aprecian mi laburo y lo elogian a menudo”.
* “Julio de 1984. El laburo con la Comisión me ocupa cada vez más. Hasta fin de septiembre voy a estar prácticamente 3 días sacando fotos y el resto del tiempo haciendo laboratorio. Estoy angustiado. A veces sueño con las fotos que saco. En Mar del Plata fue muy duro, especialmente con los marinos. Mucha tensión en el aire. El comandante de la ESIM se enojó porque saqué una foto estando él delante. Me gritó, y yo me asusté. Total, al final él no salió en la foto, y al partir me pidió disculpas por su exabrupto.”
* “Pero todo el tiempo hay situaciones difíciles en los procedimientos con la CONADEP que me ponen triste y angustiado. A veces me imagino situaciones de tortura. Impersonales, o en mí, cuando siento algún dolor. O veo algunos milicos que sé que fueron represores y estuvieron metidos hasta el cuello en la guerra sucia, y ahora se hacen los ingenuos. Nos miran con odio, y también con cierto temor. A veces me los imagino torturando. A veces me da miedo, pese a estar convencido de la utilidad de lo que estoy haciendo. Creo que es importante históricamente, pese a ser escéptico con respecto a los resultados que se van a obtener. Pero nunca me imaginé el costo personal que iba a tener este laburo. Mis viejos también sufren. Porque se imaginan que yo sufro mucho, y porque les da miedo. Yo quisiera que se haga público todo nuestro trabajo aunque soy escéptico con respecto al resultado final de todo esto”.
* “Le pusieron un caño a (Rodolfo) Barraco Aguirre, en su casa de Córdoba donde yo estuve varias veces con la CONADEP. Estas cosas obviamente me intranquilizan un poco porque presiento que se viene una época muy brava. Pero trato de no pensar en eso. De todas maneras siento que el compromiso que asumí con la CONADEP es válido y justo. No tengo esperanzas de que se haga justicia en cuanto a que se castigue a los responsables, pero sí en cuanto a que se sepa públicamente y en detalle la real magnitud de esta masacre.”
* “Septiembre de 1984. ¡Entregué las fotos para el informe de la CONADEP! Estoy contento de haber terminado. Fue muy duro copiar esas fotos, revivir todos los procedimientos de los últimos seis meses. Pero lo hice bien, y produje un material importante. Lo que pase con eso de aquí en más no depende de mí. El informe va a estar suavizado y no incluirá los 1400 nombres de represores que se conocen. Probablemente tampoco elijan las fotos más fuertes. Pero bueno, yo cumplí con mi parte. Sobre las decisiones políticas de la Comisión o del gobierno, yo no tengo ninguna injerencia. A lo sumo puedo sentirme defraudado, pesimista o temeroso de las futuras repercusiones del laburo que hicimos.”
* “Mi laburo en la CONADEP me sirvió para poder meterme en la angustia, el miedo, la incertidumbre, y básicamente el gran dolor y tristeza que tengo adentro por Franca. De pronto me empezó a bajar una gran tristeza y sentí concretamente la opresión en el pecho. Es tristeza porque mataron a Franca, es como un pedazo mío que se murió. El recorrer todos estos centros clandestinos, conocer las cámaras de tortura y visitar las celdas escuchando los relatos de los desaparecidos liberados hizo que tomaran forma concreta todas las fantasías que tuve sobre este tema. Los campos se volvieron reales y tangibles con toda la angustia y el dolor concretos que eso implica. La incertidumbre fue transformándose en realidades concretas y toda la carga de fantasías se fue disipando. Eso también implica tener que asumir cosas reales que son mucho menos manejables a voluntad que las fantasías. La incertidumbre se podrá elaborar menos que la certeza, pero justamente cuando la certidumbre se hace evidente, no queda otra que aceptarla, y eso duele cuando la realidad no es como nosotros quisiéramos. Este es otro gran tema para profundizar: la destrucción de las fantasías y la aceptación de la realidad.”
* “Teníamos la sensación que el trabajo de la Comisión estaba por terminar, pero sorpresivamente surgió un viaje a Santa Fe y Rosario. Esos ya serán los últimos procedimientos. No tengo muy claro qué va a pasar con todo el material que producimos. Por encima de los intereses está la cuestión ética. Me doy cuenta de lo jugado que estoy a partir de mi laburo en la CONADEP. Dentro de tres días se entregará el informe. Tengo miedo de lo que pueda pasar en esa marcha. Antes del jueves quiero entregar todo el material que tengo en mi poder, para evitar problemas posteriores.”
* “Después de la entrega del informe tuve la pequeña satisfacción de saludar a Alfonsín, y ser reconocido por él y por Nacho López (Nota: Ignacio López, vocero de Alfonsín). Pero el resto fue triste. La marcha fue una desilusión, con cada grupo político haciendo la suya. El que no pudieran unirse siquiera para condenar la guerra sucia es un presagio funesto. Unos días después de la entrega del informe en casa de gobierno, Magdalena (Ruiz Guiñazú) decía por la radio que “todos los que nos hemos asomado al infierno quedamos marcados de alguna manera”. Y es muy cierto eso.”
Al mirar en retrospectiva esas anotaciones de puño y letra, Shore -hoy de 67 años- volvió a dejar por escrito algunas reflexiones: “Al terminar el trabajo de la CONADEP, estaba contento con mi contribución fotográfica, aunque desde luego todavía no podía entender la dimensión que iban a tomar esas imágenes, que integraron los legajos del histórico juicio a las juntas y luego de varios años de incertidumbre sobre su destino, finalmente fueron preservadas en el Museo de la Memoria. Ahora, 40 años después, creo que vale la pena volver a visitar estas imágenes, tanto los reconocimientos de la CONADEP, como las inéditas de Sábato y demás miembros ante la enorme responsabilidad de redactar su informe final. Me parecía relevante también mostrar algunas fotos de personalidades importantes de ese momento, y también una pequeña muestra de la infinidad de marchas de las Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos que lucharon —y continúan haciéndolo— por la verdad y la justicia”.
“El título ‘Nunca Más’ fue propuesto por el rabino Marshall Meyer, miembro de la CONADEP, retomando el lema de los sobrevivientes del Gueto de Varsovia. Luego tuvo una repercusión importantísima en boca de Julio César Strassera en su alegato final en el histórico juicio que se basó en las denuncias recibidas y comprobadas por la CONADEP”.
“El horror existió, y fue comprobado fehacientemente. El juicio estableció un antecedente histórico que puso a la Argentina en una posición de referencia jurídica y moral universalmente reconocida. Tuve el honor, el privilegio y la responsabilidad de aportar una pequeña contribución a ese trabajo, que efectivamente fue un poco asomarse al infierno, como dijo Magdalena. Pero era y sigue siendo necesario”.