Este lunes 22 de abril comienza la celebración de Pésaj en la que se conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto. La comunidad judía recalca que esta fecha enseña a no vivir sometidos, y a usar la libertad para ser responsables de nuestras acciones, y ponderar las consecuencias que se pueden generar en otras personas y en el entorno.
Esta festividad dura ocho días y durante dos noches se cuenta la leyenda que remite a la historia milenaria del pueblo judío, su sufrimiento bajo la tiranía del faraón Ramsés de Egipto, así como también su despertar y travesía desde la amargura de su esclavitud, su salida de Egipto, la transición por el desierto.
Esta festividad se celebra desde la puesta de sol del lunes 22 de abril hasta la salida de las estrellas del miércoles 30 de abril.
La narrativa de Pésaj es particular de la historia del pueblo de Israel, aún así transmite valores universales: la existencia de un único Dios, que se preocupa por la humanidad; la libertad como valor humano; y la lucha contra la opresión.
En ese sentido, el rabino de la AMIA Eliahu Hamra sostiene que “en la festividad de Pésaj, la comunidad judía celebra la salida de Egipto hace unos 3.300 años, y los milagros que acontecieron durante el proceso de liberación y fin de la esclavitud. Es conocida como la fiesta de la libertad, un concepto que en la cosmovisión judía tiene un profundo significado. Se trata de una noción que va más allá de lo que representa el fin de una opresión, o el hecho de emprender cualquier acto, siguiendo impulsos o el libre albedrío”.
Hamra agrega que “la libertad conlleva un sentido de responsabilidad. Bajo la óptica del judaísmo. La libertad es una categoría espiritual elevada, poseedora de una esencia per se, y resultado de un arduo trabajo introspectivo.
“Libertad no es sumisión ciega, no es acallar ni evadir los interrogantes. Se puede preguntar y es sano hacerlo, incluso dando lugar a cuestiones difíciles y desafiantes, lo que se llama en hebreo Kushiot”, explica el religioso de AMIA.
Luego, Hamra explica que “para aprender, hace falta interrogar. Debemos admitir que no tenemos todas las respuestas; justamente el hecho de formular las preguntas es la primera característica del hombre libre”.
“Pero ¿no podría esta actitud sumirnos en un estado de duda e incertidumbre permanentes? ¿No podría ello impedirnos tomar decisiones y actuar?”, se pregunta el rabino.
“Efectivamente, libertad plena significa, también, tomar decisiones de manera activa. Para que nuestros antepasados pudieran salir de Egipto, fue necesario que asumieran una actitud decidida, y debieron identificarse como parte del pueblo de Israel - explica Hamra-. Podían tener muchas dudas, pero debían tomar una decisión y actuar. La identidad judía, libremente asumida, implica constancia y fidelidad. Implica un compromiso de cuerpo y alma”.
En tanto, el rabino de la AMIA ofrece una enseñanza sobre esta celebración. “En Pésaj, nos conectamos con la búsqueda de la liberación personal. La persona por naturaleza fue creada para estar también esclavizada a sí misma, a sus deseos, costumbres y a la fragilidad de sus instintos. La verdadera libertad se presenta cuando la persona logra desprenderse de sus ataduras personales, y le da la posibilidad de expresarse a su verdadero yo interior. Esta libertad puede ser alcanzada a través del cumplimiento de la Torá y la tradición”.