Pésaj se celebra desde el 15 de Nisán hasta el 21 de Nisán en la Tierra de Israel y hasta el 22 de Nisán en la diáspora (este año 2024, desde antes de la puesta de sol del lunes 22 de abril hasta la salida de las estrellas del martes 29 o miércoles 30 de abril respectivamente).
En Pésaj, se recuerda el éxodo de Egipto. La liberación perpetrada por Dios al pueblo de Israel de manos de la tiranía del Faraón, uno de los momentos más importantes de la historia hebrea.
Este suceso quedó marcado a fuego en la memoria colectiva y es un recuerdo que moviliza al pueblo judío constantemente. Para la conciencia del pueblo judío, la narrativa del éxodo es un episodio fundacional, que rememora la supervisión de Dios sobre el mundo, la importancia de la libertad y el rechazo a la opresión.
Aunque esta narrativa puede resonar en muchas personas, es un episodio particular de la historia judía que le ocurrió a un grupo determinado de individuos, que le transmitieron ese recuerdo a sus descendientes. De manera tal que, desde esta perspectiva, el éxodo del Egipto Faraónico es un evento importante para los judíos, pero quizás es menor para un chino o europeo. En otras palabras, parecería ser un relato que cuenta sucesos que son relevantes para un grupo específico.
Sin embargo, aunque esta narrativa es particular de la historia del pueblo de Israel, transmite valores universales: la existencia de un único Dios, que se preocupa por la humanidad; la libertad como valor humano; y la lucha contra la opresión.
Puede ser que otras naciones, religiones o civilizaciones transmiten estos mismos valores con otras narrativas, símbolos, ceremonias o rituales. También puede ser que esas narrativas, símbolos, ceremonias o rituales sean más potentes para esos grupos a la hora de transmitir estos valores tan preciados. Cada grupo tiene su propia historia y construye su propia memoria colectiva. Lo importante es el mensaje, y no el envoltorio en el cual se transmite.
En la medida en que todos respetemos los valores universales básicos, cada grupo tiene derecho a mantener su propia cultura, costumbres, religión y forma de vida. La manera o forma como promoverá esos valores puede cambiar: hay distintos caminos para llegar a los valores universales. Lo más efectivo es cuando cada uno utiliza su propia experiencia como pueblo y como individuo para aprender a vivir y concientizarse de los valores éticos y morales de amor, paz y hermandad. Lo esencial es hacia dónde vamos y los valores que compartimos.