Las cinco medidas que tomaron el Nacional Buenos Aires y el Pellegrini para afrontar la emergencia presupuestaria de la UBA

Los colegios pre-universitarios acusan recibo del congelamiento de recursos que también impacta en facultades y centros de salud. Obras frenadas, servicios limitados e insumos al límite

El Colegio Nacional de Buenos Aires, uno de los pre-universitarios que dependen de la UBA.

La crisis es generalizada y, a esta altura, de público conocimiento. Las universidades nacionales están conminadas a funcionar en este 2024 con el mismo presupuesto nominal con el que contaron en 2023, a pesar de que el año pasado la inflación interanual alcanzó el 211% y empezó este año con un primer trimestre en alza, que acumuló 51,6 puntos porcentuales.

En ese contexto, la Universidad de Buenos Aires (UBA), que es la casa de altos estudios argentina que mejor califica en rankings internacionales, empezó a dar muestras del impacto de esa emergencia presupuestaria. Las primeras imágenes en viralizarse fueron de los pasillos y el hall de la Facultad de Medicina: las luces apagadas para reducir el gasto en energía eléctrica oscurecieron notoriamente esos espacios. También se supo que allí y en el edificio que la Facultad de Ciencias Económicas tiene del otro lado de la avenida Córdoba el uso de los ascensores quedó restringido a personas con movilidad reducida.

Este jueves, el foco estuvo puesto en el Hospital de Clínicas, el máximo hospital escuela de la UBA, que, en condiciones normales, atiende unas mil consultas diarias y lleva a cabo unas 8.000 cirugías anuales. Pero las actuales no son las condiciones normales. Según sostuvo el director de la institución, Marcelo Melo, el funcionamiento está al 30% ó 40% de su potencial y sólo se hacen cirugías por infecciones, fracturas o casos oncológicos. Las que están motivadas por otras patologías se suspenden.

En este contexto, y como de la UBA no sólo dependen facultades sino también escuelas secundarias pre-universitarias, el impacto se siente también en esos estudiantes y en esos docentes. El Colegio Nacional de Buenos Aires y la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”, las dos instituciones secundarias más emblemáticas de la UBA, ya pusieron en marcha una batería de al menos cinco medidas para ajustarse ante el congelamiento del presupuesto, que ocurre a la par del aumento de las tarifas de los servicios.

“Los servicios se cuidan”

Fuentes del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini” aseguraron a Infobae que una de las decisiones tomadas en este contexto es que “los servicios se cuidan más que nunca”.

Este jueves se produjo un masivo abrazo al Hospital de Clínicas en repudio del congelamiento presupuestario.

En ese sentido, algunas luces que por la noche suelen dejarse prendidas por cuestiones de seguridad empezarán a ser apagadas. No se cambiará, por ahora, el uso de luces durante todas las horas que hay alumnos y docentes en los edificios escolares, sobre todo contemplando que ambas escuelas tienen turno vespertino. Sí se prestará especial atención a que no haya uso de luces innecesarias en los espacios que no hay circulación. En cuanto al gas, esas mismas fuentes sostuvieron: “Se van a prender las calderas recién cuando haga mucho frío”.

Insumos al límite

Habitualmente, tanto en el Pellegrini como en el Buenos Aires, las compras de insumos de papelería, limpieza y mantenimiento son semestrales. Actualmente, las últimas compras que se hicieron alcanzan hasta mayo. Y nada más. Se trata de la fecha que las autoridades generales de la UBA señalaron como el límite hasta el que alcanza el presupuesto disponible actualmente.

Para intentar achicar los gastos en papelería, las escuelas están previendo reemplazar algunas planillas docentes y también los boletines físicos por documentos digitales.

Obras suspendidas

En el Colegio Nacional de Buenos Aires hay un ascensor que no sólo no funciona, sino que debe ser reparado a nuevo. Ese arreglo estaba autorizado y previsto para llevar adelante, pero la emergencia presupuestaria le puso un freno. Ahora mismo, según las fuentes de la UBA consultadas, el ascensor seguirá sin funcionar y sin fecha señalada para su arreglo.

En el Pellegrini también hay frenos. En el espacio donde funciona el gimnasio, en la misma cuadra por la que se entra a la escuela, iba a construirse un anexo con espacios destinados a docentes y a alumnos. Ese proyecto también quedó suspendido y sin fecha de posible reanudación.

Las restricciones del uso de energía eléctrica llegaron a los pasillos de la Facultad de Medicina de la UBA.

Cada una de las dependencias de la UBA le ajusta el cinturón a su funcionamiento: es que no hay plata. Mientras tanto, esperan que desde el Gobierno se descongele un presupuesto paralizado en números de 2023. Y esperan también el apoyo masivo no sólo de su comunidad educativa, sino de buena parte de la sociedad, en la marcha convocada por todas las universidades nacionales para el próximo martes.