Los impactos del calentamiento global golpean, cada vez, con mayor frecuencia a la ciudad de Buenos Aires. Los datos y estadísticas que manejan en el gobierno porteño lo muestran claramente. Es por eso que se conformó un gabinete de cambio climático en el seno de la administración local.
“La constitución del gabinete está impulsada por la urgencia climática, la extrema relevancia y la necesidad de articulación transversal que tiene esta temática y responde, a su vez, al mandato de la ley local de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático”, indicó el gobierno porteño mediante un comunicado.
El cuerpo, que se reunirá periódicamente –algunos ministerios serán convocados mensualmente y otros, cada dos meses– estará presidido por la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio, y contará con la coordinación de la Subsecretaría de Ambiente. A su vez, estará integrado por representantes de todos los ministerios y tendrá instancias de participación de las organizaciones de la sociedad civil, sector privado y académico y referentes de las sedes comunales que, divididos en mesas de trabajo, avanzarán en el diseño de una política climática transversal.
Tres de los ministerios clave que conformarán este gabinete son el de Salud, el de Hacienda y el de Infraestructura. También la subsecretaría de Emergencias asistirá a estas reuniones, organismo clave a la hora de planificar los protocolos de urgencia, por ejemplo, ante inundaciones y temporales como el que ocurrió en diciembre pasado.
Entre los objetivos de la iniciativa está la revisión del Plan de Acción Climática 2050, que la Ciudad actualizó en 2015. Éste contiene 24 acciones prioritarias y 267 subacciones que apuntan trabajar en la mitigación y adaptación ante los efectos del cambio climático. El nuevo plan debe ser presentado en 2026.
Pero no será lo único. La idea de que participen los ministerios de Hacienda e Infraestructura es adaptar las obras públicas a estas nuevas necesidades. La nueva gestión, encabezada por Jorge Macri, planea trabajar en movilidad sustentable y en residuos, entre varios temas.
Uno de los proyectos a los que apuesta el jefe de gobierno es la implementación de un Trambus, colectivos eléctricos articulados, como funcionan en Roma, Italia. La intención es que para el año próximo puedan adquirirse los primeros coches para hacer un recorrido entre la Ciudad Universitaria y Retiro. En una segunda etapa, se podría extender hacia el Sur por el borde del Riachuelo.
La idea es que funcione, sin emitir gases de efecto invernadero, y como articulador de los medios de transporte ya existentes. Y brindaría un servicio, por ejemplo, para conectar el Aeroparque Metropolitano con la estación de trenes de Retiro.
La gestión de residuos, que representa el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Ciudad, es un tema complejo. Además de insistir en el plan de separación de residuos y de continuar con las multas y apercibimientos a grandes generadores como hoteles, restaurantes y edificios de más de 40 unidades, la nueva gestión busca cambiar la tecnología para la disposición final de la basura, que hoy se entierra en los rellenos sanitarios de la Coordinación Ecológica Metropolitana Sociedad el Estado (Ceamse). En el Área Metropolitana de Buenos Aires se generan y se entierran diariamente 17.000 toneladas de desecho, el 87% en José León Suárez.
El oficialismo insistirá con el waste to energy, que es la quema de residuos para la utilización térmica de la energía, usando como modelo las ciudades de París y Barcelona. La intención no es nueva, de hecho, la Legislatura porteña allanó el camino para la instalación de este tipo de plantas en 2018, algo que se interpretaba como prohibido en la ley denominada de Basura Cero.
La técnica de recuperación de energía por la incineración tiene estándares de calidad elevados. Hay más de 2000 plantas funcionando en todo el mundo y 500 de ellas, en Europa. Los costos de esas plantas están entre 450 millones de dólares y USD 800 millones.
En aquel momento, prepandemia, la idea era que las plantas se instalaran en la Ciudad; otra, en Lomas de Zamora y una tercera, en San Miguel. Cada uno de los establecimientos contendría una planta de procesamiento mecánico biológico, igual a la que funciona en el predio de José León Suárez, Norte III.
La mayor traba de estos dos grandes proyectos es el financiamiento. Sin embargo, en el gobierno porteño creen que es posible conseguir financiación internacional para poder lograrlo. La participación de la Ciudad en el grupo de ciudades líderes contra el cambio climático, el C40, también obliga al distrito a subir el estándar en esta materia. Hoy varios de estos distritos cuentan con sello verde para los presupuestos anuales que aprueban. Por el momento Buenos Aires está bastante lejos de poder alcanzar ese objetivo.
“La Ciudad de Buenos Aires es pionera en materia de agenda ambiental, un eje de trabajo que fue impulsado por Mauricio [Macri] en 2009 y continuado por Horacio [Rodríguez Larreta]. Hoy, tenemos el desafío de sostener ese camino recorrido, construyendo y agregando sobre lo que ya logramos. El trabajo articulado entre las distintas áreas de gobierno, que se plasma en este Gabinete, es fundamental para avanzar en ese sentido”, detalló Macri en el anuncio de la conformación del cuerpo..
Clara Muzzio, por su parte, destacó: “El gabinete de cambio climático va a trabajar para que la Ciudad esté cada vez mejor preparada para enfrentar y sobreponerse a los eventos climáticos extremos que son cada vez más intensos y frecuentes”. Algunos de los temas que se abordarán serán: biodiversidad urbana, riesgos climáticos, transición energética y economía circular. Como asesor externo del cuerpo trabajará Carlos Gentile, ex secretario nacional de Cambio Climático durante la gestión macrista.