“Con esfuerzo y estudio todo se logra, costó, pero se hizo”, expresa Nassim Sapag, en diálogo con Infobae, desde General Roca, provincia de Río Negro. Con tan solo nueve años, obtuvo su licencia como el radioaficionado más joven de la Argentina. Así lo anunció el Radio Club General Roca, donde cumplió con todas las prácticas y aprobó el examen de la categoría inicial de novicio. Desde que sintió curiosidad por el mundo de la radio, nada lo frenó, ni siquiera tener que esperar a su cumpleaños para alcanzar la edad mínima requerida. Pidió material de lectura para empezar a formarse por su cuenta, y ni pudo se sumó al curso, a la par de sus compañeros, mayores de 30. Una vez graduado, su historia llamó la atención de YOTA (Youngsters On The Air), un programa a nivel mundial que promueve la ARRL (American Radio Relay League), la entidad madre de radioafición en Estados Unidos, y lo invitaron a una charla virtual para felicitarlo. Un recorrido por el origen de la pasión de Nassim, el acompañamiento de su familia y los sueños que tiene por delante.
“Desde los ocho años él tenía muchas ganas de hacer el curso, y acceder a la licencia de radioaficionado para poder hacer radio, pero no podía inscribirse hasta cumplir nueve, entonces inició en forma particular; su papá lo ayudó a estudiar en su casa en modalidad libre, y el 3 de noviembre, el día de su cumpleaños, estrenó sus flamantes nueve años con todo el material leído y se acopló al resto del grupo de una forma espectacular”, cuenta Alejandro Rocca, presidente de LU3VAL Radio Club General Roca RN, y uno de los instructores del niño, quien se sienta a su lado durante la entrevista, y lo escucha atentamente, con simpatía y complicidad.
“Lo que más me gusta de esto es que cada día se aprende algo nuevo”, confiesa Nassim, que está en cuarto grado, y asegura que se sorprendió mucho cuando descubrió los cálculos en que se basan algunos códigos, las frecuencias, y tuvo su primer acercamiento a la electrónica. “Ellos aprenden de todo, desde condiciones atmosféricas, meteorología, geografía, divisiones políticas de los países y continentes, circuitos integrados, y ahí está el gran desafío, el de enseñar cosas difíciles de una manera fácil, porque a tan corta edad él todavía no vio en la escuela la regla de tres, raíz cuadrada ni logaritmos, pero lo aprendió de otra manera, con audiovisuales y explicándoselo desde peras y manzanas”, indica el instructor.
Perseverancia y vocación
Luciano, el padre de Nassim, obtuvo su licencia de radioaficionado en 1992, y fue a raíz de la invitación a una ceremonia de colación que su hijo se interesó por la temática. “Fuimos a una cena donde se entregaban los ascensos de categoría de radioaficionados, y ahí me empecé a preguntar qué era todo ese mundo, qué era la radio, y cómo se hacía para estudiar eso”, comenta el niño. Con humor, cuenta que buscó entre los aparatos que tenía guardados su papá y encontró dos antenas dipolo y equipos de radio. “En medio de todo el desorden, cuando ordenamos vi eso y ahí empecé a escuchar”, rememora.
“También me enteré de que mi abuelo se anotó en su momento en el mismo curso, pero no rindió, porque no llegó ni la mitad”, cuenta Nassim, que sin darse cuenta retomó un legado familiar que estaba latente. “Es un chico muy participativo, inquieto de alma, que quiere saber el porqué de todas las cosas, muy inteligente, y sobre todo muy decidido”, asegura Alejandro. Nassim asiente y asegura que la clave fue “poner la cabeza y los pies sobre la tierra”, para mantenerse firme en el objetivo de cumplir con esta primera etapa. Su constancia le valió ser abanderado en el acto que hicieron en el club, en reconocimiento al esfuerzo que hizo para asistir a todas las clases a la par de su rutina en la escuela.
“Me gusta Educación Física, matemática y lengua, y además hago rugby”, comenta el flamante radioaficionado. El pasado 2 de diciembre rindió el examen, junto a todos sus compañeros, y lo aprobó. “Fue el más chico de todo el curso, y es el más chiquito de todas las cursadas hasta ahora, porque anteriormente tuvimos dos hermanas de Neuquén de 10 y 14 años, y otro chico de 15, que salieron aprobados también, pero de nueve es la primera vez”, manifiesta el director de la institución, y revela que de todas las ramas que abarcaron dentro de la radiofonía, la que más le interesó a Nassim fue la telegrafía. “Aunque algunos creen que es algo en desuso, todavía hay miles de estaciones que siguen trabajando telegrafía, y puede que este niño sea un telegrafista de punta en algún momento, porque su potencial no tiene techo”, afirma.
“Nassim sabe operar una radio, sabe prenderla, apagarla, enchufarla, qué cable, en qué lado, aprendió electricidad, a hacer sus antenas, a fabricarlas, para dónde apuntarlas, en qué frecuencia salir si quiere hablar con Buenos Aires, con Córdoba, o con Japón; también comunicaciones vía satélite, a operar la estación, y aprendió también la reglamentación internacional”, enumera con orgullo y ternura sobre las habilidades del pequeño. Marina, la instructora de práctica operativa, también participa de la charla con este medio, y acota que uno de los mejores momentos del curso es cuando los alumnos empiezan a maravillarse con la posibilidad de charlar con otros radioaficionados, tanto dentro del país como en el exterior.
“La reglamentación indica un mínimo de seis horas de escucha y seis horas de transmisión, pero si superamos eso, mucho mejor para el que está aprendiendo, y realmente es un mundo de ida, donde aprenden a hacer el llamado, tiene una banda autorizada por ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones”, salen siempre en un mismo horario, donde hay este otros radioaficionados que están dispuestos a conversar con ellos, para que se les vaya el miedo, los nervios, cuentan desde qué estación están transmitiendo, cómo está el clima, y aprenden a a llevar adelante una conversación con radioaficionados”, detalla. Reconocer las señales de escucha, de recepción y saber cómo realizar un reporte, también están incluidos en las actividades.
“Tienen acceso a una estación donde vienen, prenden la radio, y escuchan las comunicaciones dentro de Argentina y de todas partes del mundo; ahí es donde entienden que la radio no tiene límites de distancia, y que si hay o no hay internet, no importa, porque no dependemos de eso. Esto es absolutamente autónomo, y para hacer actividad radial solamente tener nuestro equipo y nuestras antenas, ya podemos empezar”, agrega Marina. Pone como ejemplo las veces que se corta la luz o hay una baja de tensión cerca, pero queda funcionando el sistema de repetidoras, y lo han utilizado para comunicarse en casos de emergencia. “Nuestros radioaficionados pueden llamar con su handy desde sus casas a una estación que está a 40 kilómetros, y estamos en un banco de datos al servicio del gobierno nacional para ese tipo de situaciones”, describe.
“Lo primero que les decimos a todos los estudiantes es que ser radioaficionado no es solamente tener un montón de conocimientos y disfrutarlos en forma personal, como hobby, sino que además somos auxiliares del Estado en el área de las comunicaciones; y que en caso de una emergencia debemos estar capacitados en en la tecnología que esté vigente, porque es también es nuestra función”, explica Alejandro.
Sueños y oportunidades
El logro de obtener la licencia a los nueve años hizo que todos se levantaran de pie para aplaudirlo en el acto donde sostuvo la bandera argentina, y para Nassim representa la posibilidad de empezar a soñar con su crecimiento profesional. “Por ahora soy el más novato, así que lo que voy a tratar de hacer es ascender de categoría hasta llegar a una más alta, pero para eso falta tiempo”, proyecta. Su instructor explica que existen tres categorías: los de ingreso, que rinden para novicio, los que ascienden de novicio a general, y los que pasan de general a superior, que es la más alta. “Recién a los 15 años puede rendir para ser general, así que va a tener que esperar unos añitos, pero son exámenes bastante complejos, que llevan mucho estudio, y el ingreso ya lo tiene que es la parte más difícil”, indica.
Mientras tanto, Nassim se concentra en seguir practicando, y ya casi tiene su propia estación en su casa. “Tengo las antenas, los equipos, la fuente, falta que pare de llover nomás”, dice el niño entre risas. “Como ya tiene su licencia asignada, solo falta que subamos a la torre a colgarle las antenas y listo, además sigue viniendo al club, siempre nos ayuda y nos da una mano en un montón de cosas”, comenta Alejandro. Son tiempos de muchas repercusiones en la vida del radioaficionado más joven, y confiesa que no podía creer cuando le dijeron que lo habían invitado a una charla virtual desde Estados Unidos.
“El fin de semana estuve hablando con un grupo que es de Estados Unidos. Ellos hablaban todo en inglés, y yo recién estoy estudiando inglés en un curso, así que hablé en español y mi papá lo tradujo”, dice con asombro. Se refiere a una actividad radial que organizó YOTA (Youngsters On The Air), un programa a nivel mundial de jóvenes en el aire, que suele invitar a radioaficionados de todo el mundo a participar de campamentos y capacitaciones. “Lo promueve la ARRL (American Radio Relay League), la entidad madre en Estados Unidos, porque entienden que el futuro de la radio está en ellos, y no en nosotros, que ya hicimos la carrera, y tenemos que concentrarnos en capacitarlos de la mejor manera”, sostiene el instructor.
Fue a raíz del posteo que realizaron en las redes sociales del RadioClub Roca -en Facebook “LU3VAL Radio Club General Roca RN”-, que se comunicaron para extender la invitación, sorprendidos porque el promedio de edad de los más jóvenes ronda entre 13 y 16, y Nassim rompe todos los récords. “Este año van a viajar chicos de Buenos Aires y de Bahía Blanca, ya está el cupo armado para que viajen a Canadá, pero a corto plazo, el año que viene o el próximo, como es uno de los más jóvenes del país posiblemente le toque a Nassim la posibilidad de viajar a Estados Unidos, Europa o Canadá”, anticipa Alejandro.
Cuando llegue el momento, será otra puerta que se abrirá para conocer más del mundo que lo apasionó. “Me gustaría conocer Alaska, y pasaron tantas cosas que nunca se sabe”, dice el niño, transparente y honesto durante toda la charla. “Esto es mucho más que una licencia, hay procedimientos, valores, respeto, educación, y eso es lo que caracteriza al radioaficionado, que durante toda la vida aprende y experimenta”, concluye Marina, que además extiende la invitación a todos los que deseen inscribirse en el curso, que ya comenzó hace una semana, pero todavía pueden unirse los interesados y está disponible también la modalidad virtual para aquellos que vivan en otras provincias.