[El podcast”Medio siglo de teatro” puede escucharse clickeando acá]
Los ciclos económicos de la Argentina influyeron en todos los negocios. La actividad teatral no estuvo exenta de los vaivenes que afectaron al resto de las actividades. En el séptimo episodio del podcast “Medio siglo de teatro”, Carlos Rottemberg habla de la época del “uno a uno”, cuando la platea para ver una obra llegó a costar 30 dólares.
En 1989 asumió Carlos Saúl Menem la presidencia. Durante los primeros años de mandato atravesó un proceso inflacionario muy grande que se arrastraba desde el gobierno de Raúl Alfonsín. En 1991, de la mano de Domingo Felipe Cavallo, se dolarizó la economía y comenzó a regir el “un peso, un dólar”.
Rottemberg había llegado a cambiar siete veces en un día el precio de las entradas para la obra Potiche que protagonizaba Mirtha Legrand durante la hiperinflación del verano de 1989/1990. Con el “uno a uno” las cosas cambiaron.
“Fue una época contradictoria. Los 90 fueron contradictorios porque, por un lado teníamos la industria nacional que se caía, crecía la desocupación y paralelamente el ´uno a uno´ hizo florecer el negocio de servicios. El teatro entre ellos. Diría que mientras veía a mi viejo -que se dedicaba al cuero- cerrar su industria porque no podía competir con la importación, yo crecí mucho como empresa. De hecho, la mayor cantidad de teatros, o terrenos para hacer teatros, los pude adquirir en los 90. En aquellos años hicimos éxitos como Brujas, que debutó a teatro lleno en el ‘91 y perduró toda la década, o Almorzando con Mirtha Legrand, que comienza en 1990 y fue un gran éxito económico también”.
Durante los 50 años que lleva como “teatrista”, Carlos Rottemberg vendió plateas a precios que oscilaron entre los 0,90 y los 30 dólares. La época de expansión de su empresa coincidió con los años 90, cuando el precio de la platea alcanzó el valor más alto en la moneda estadounidense. Aquel precio de las entradas hizo que muchas figuras del espectáculo que administraron bien lo ganado en la década del “uno a uno”, “aún se mantienen con lo que hicieron en esos años”, cuenta el empresario.
Rottemberg confiesa que su metier es un poco azaroso. “Siempre hubo éxitos en épocas malas en el mundo y siempre hubo fracasos en épocas de bonanza -dice-. Eso no está ligado a la coyuntura económica porque el gusto del público está por encima de eso. No siempre que el país está en crisis, todo va mal. Yo me acuerdo que en el 2001 se estrenó en el Paseo de la Plaza la obra Monólogos de la Vagina y fue un exitazo. Y había gente golpeando las persianas de los bancos”.
En este episodio del podcast, el empresario también explica un aspecto del negocio del teatro: “Nuestra actividad es muy cooperativista. Los protagonistas de las obras son socios de los empresarios. En el caso de un musical, los bailarines, por ejemplo, sí tienen un salario, pero las cabezas de compañía y que son las que mueven al público, a la audiencia, son socios”. Algunas de esas estrellas le han pedido que les guardara el dinero que debían cobrar y Rottemberg se transformó, en esos casos, en una especie de caja de seguridad cuya clave es nada más y nada menos que la confianza.
Antes de terminar, Rottemberg describe con mucho cariño a uno de los amigos que le dio su profesión: Juan Carlos Calabró, quien falleció el 5 de noviembre de 2013. Con el creador de “El Contra” compartió, veraneo, cenas y reuniones familiares. De la entrañable relación que tuvo con Calabró también habla Rottemberg en el séptimo episodio del podcast “Medio siglo de teatro”.