A mediados de 2020 un grupo de jóvenes formó el equipo “Build The Earth: Argentina”, que se enmarca dentro de un proyecto global que tiene como objetivo representar el planeta Tierra en una versión virtual del videojuego Minecraft. Bloque por bloque, en una escala de 1:1 -un bloque, un metro-, y con coordenadas reales, los participantes de nuestro país se proponen construir toda la Argentina. En cuatro años participaron 200 constructores, y ya han hecho cientos de lugares y monumentos icónicos, como el Obelisco, la Plaza de Mayo, los barrios porteños de Retiro, La Boca, San Telmo, la Villa 31, entre otros. Los fanáticos del fútbol también hicieron lo suyo y recrearon La Bombonera, El Monumental, y decenas de canchas de diferentes clubes. “Todos son bienvenidos, cualquiera puede construir, y la idea es que se sume más gente para que sigamos avanzando en las diferentes provincias, porque también es una forma de aprender y valorar nuestra diversidad cultural y nuestra geografía”, expresa Matías, integrante del equipo, en diálogo con Infobae.
El sueño de recrear el mundo
“En mi caso estoy casi desde el principio; la idea surge de un youtuber estadounidense que en plena pandemia propuso recrear el mundo entero en el juego, que lo jugaron un montón de personas a lo largo del tiempo, y así surgieron varios equipos, uno por país”, explica el joven de 21 años, que estudia la carrera de Ingeniería en Sistemas de la Información. El usuario conocido como “PippenFTS” lanzó la iniciativa, que luego se conoció como “Build The Eart”, y al principio parecía una utopía que existiese una copia virtual de cada rincón de la Tierra, pero en cuestión de meses lo imposible se volvió una posibilidad. “No hay una fecha de caducidad, porque es una tarea compleja, nuestro país es inmenso, y ni siquiera los países con mayor población y equipos más grandes pudieron terminarlo todavía”, indica Matías.
La esencia del proyecto es el disfrute del proceso, y tiene un trasfondo social de alcance mundial. “Cuando esto empezó a mí el concepto me fascinó, y ahora que lo vi crecer puedo decir que aprendí muchísimo, sobre todo porque yo soy de Rosario, y no tengo mucha conexión con Capital Federal; gracias a todo esto conocí muchos lugares e historias, también de otras provincias”, asegura. Hace hincapié en la comunidad que se formó, y es otro de los pilares que buscan sostener. “Las amistades que hemos hecho quienes nos conocimos por esta idea, que incluso hemos organizado juntadas en persona, genera un ambiente muy colaborativo”, destaca.
La Argentina en cubos
“Se eligió este juego por ser sandbox, que significa ‘caja de arena’, y permite construir lo que queramos, con ciertos límites por su forma cúbica, pero con total libertad”, indica. Aunque actualmente hay 200 usuarios registrados, y cada uno de ellos hizo alguna contribución, el número de jugadores activos es mucho menor. “Somos entre 10 y 20 los que estamos de manera más estable, y aún así, siendo un equipo chiquito, hicimos mucho”, dice con orgullo. El listado incluye las 10 canchas más grandes de la Argentina, edificios muy complejos de representar, como el Palacio de Aguas Corrientes de la Ciudad de Buenos Aires, el Congreso de la Nación Argentina, la Casa Rosada, la Casa de Gobierno de la provincia de Tucumán, un reconocido complejo hotelero en Bariloche, el Monumento Histórico Nacional a la Bandera en Santa Fe, entre otros diseños ya realizados.
“Han hecho también lugares de Córdoba y hasta de las Islas Malvinas, pero como la mayoría son de Buenos Aires, y no obligamos a nadie a construir algo en específico, hay muchos más barrios porteños hechos, y faltan constructores del norte de nuestro país y del sur”, revela. En su caso ya conocía el videojuego y tenía experiencia en construir, pero aclara que no es necesario tener muchos conocimientos para empezar a jugar, y que además brindan muchas herramientas y tutoriales que facilitan la escala de aprendizaje. “Cualquier granito, o en este caso cubito, de arena, es muy importante para nosotros”, asegura.
Como se enmarca dentro de un proyecto de calibre internacional, hay algunos requisitos para participar, pero son pocos. “La edad mínima es de 13 años, y no hay un límite hacia arriba, recibimos a todos los que quieran construir, con tener ganas de participar ya alcanza y sobra”, señala. La mayoría tiene menos de 30 años, con distintos niveles de experiencia en Minecraft, y no hay ningún rango de tiempo establecido, sino que cada uno puede conectarse el tiempo que pueda y quiera. La segunda y última condición es que el usuario tenga el juego comprado para poder unirse al servidor. Comenta que actualmente no hay mujeres que integren el equipo, pero sí hubo anteriormente, y motivan a todas las potenciales constructoras a unirse. Sueñan con tener un representante de cada provincia, para poder completar el mapa.
“Valoramos mucho la experiencia de cada uno, porque hay lugares que cada uno conoce mejor que nadie, y después nos manejamos mucho con datos de acceso público, como coordenadas reales de Google Maps, Google Street View, y Google Earth, sumado a material fotográfico”, detalla. Por eso suelen decir que están construyendo la Argentina a escala real, porque toman como referencia cuatro esquinas de un edificio, cargan las coordenadas en el juego y así comienza la creación. “Este método hace que la representación sea lo más fiel posible, de manera muy precisa, bastante milimétrica, y podemos encajar todo como si estuviéramos en una proyección real del mundo”, explica. En algunos casos, ellos mismos se sorprenden del resultado final, por el grado de detalle y exactitud que se puede alcanzar.
“Cuando te acercás se puede ver que son cubos, pero de lejos parecen fotos reales, y más de una vez nos han preguntado si son renders, porque son kilómetros y kilómetros de construcciones bastante lindas”, celebra. Destaca a uno de sus compañeros, Aki, uno de los constructores principales, y asegura que “hizo cosas increíbles”, como la representación de la Villa 31. “Él trabaja y estudia a la vez, como muchos de los que integramos el proyecto, y solamente en nuestro poco tiempo libre nos dedicamos a esto, como una forma de entretenernos, un hobby y una pasión que compartimos”, sostiene.
Un mundo sin fronteras
Matías comenta que para hacer la cancha de Newell’s Old Boys contaron con la ayuda de un jugador colombiano, fanático del rojinegro. “Se arma una comunidad hermosa con otros países, porque nosotros estamos construyendo a la par de Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, y Perú, todos en un mismo servidor, y nos conocen como el ‘equipo del servidor de Cono Sur’”, manifiesta. La hermandad latinoamericana está presente en la colaboración que se brindan mutuamente, y se comunican a través de la aplicación Discord. “Todos tenemos acceso a ver el trabajo que están haciendo en los países limítrofes, entonces es muy lindo de pronto conocer el centro de Perú a través del juego, aprender de cada cultura y de sus paisajes”, resalta.
Suelen comparar el trabajo que hacen con los dioramas, y no tienen dudas de cuáles son los más pedidos. “Las canchas de fútbol son de las más elegidas para construir, y después nos pasa mucho que cada persona quiere construir su casa de la infancia, y en ese caso recomendamos cierta cautela, porque esto no deja de ser un proyecto público que está en Internet, y como bien sabemos, en la virtualidad no hay que dar información personal por temas de seguridad”, indica. Por más que no prohíben que cada usuario represente su edificio o su barrio, sí solicitan de manera taxativa que no figure ninguna referencia que confirme que se trata de su propia casa. “Tampoco hacemos interiores, por obvias razones de tiempo, porque sino no avanzaríamos casi nada”, expresa.
Las repercusiones en sus redes sociales -en Instagram @bte.argentina, en TikTok @buildtheearthargentina, y en Twitter @bte_argentina- los motivan a pensar que este proyecto puede abrir muchas puertas en el futuro, y cumplir con su finalidad social. “Somos jóvenes construyendo nuestro hermoso país, y hace poco, cuando cumplimos cuatro años, nos llegaron muchísimos comentarios que nos impulsaron; es muy gratificante saber que a mucha gente realmente le gusta lo que estamos haciendo, porque al fin y al cabo uno aporta sus obras para que el resto lo mire y valore el esfuerzo que hay detrás”, reconoce. También cuentan con el apoyo de familiares y amigos, que aunque al principio quizá no entendían bien de qué se trataba, una vez que lo comprendieron quedaron fascinados y celebraron su constancia.
Hay muchos objetivos por delante, y no solo se trata de la construcción de más lugares. “Nos gustaría hacer colaboraciones con escuelas, porque esto brinda muchas posibilidades desde lo educativo, donde podrían participar los alumnos en el marco de actividades de materias como geografía, historia, informática, y nosotros les podemos facilitar un montón de herramientas; ni siquiera hace falta que tengan el juego comprado ni ingresar al servidor”, explica. Se imaginan que grupos de chicos y jóvenes puedan construir su escuela, un monumento de su provincia, una plaza, o algún edificio histórico, y que ese tipo de consignas formen parte de las tareas escolares, o de las ferias de ciencias de cada colegio, como actividades de carácter excepcional, que resulten atractivas y en sintonía con la alta demanda tecnológica.
“Estamos muy abiertos a ese tipo de iniciativas, y realmente nos podemos adaptar a casi todo, incluso se puede organizar alguna actividad con museos o instituciones, y lo haríamos de manera desinteresada porque la colaboración es una de las características de este proyecto, que propone una humanidad global donde nos ayudemos unos a otros”, proyecta. Tal como dijo al inicio, asegura que están muy lejos de pensar en el final y en vislumbrar la meta cumplida. Son conscientes de que llevará mucho tiempo, pero están más que conformes con lo que hicieron hasta el momento. “Para el que no tiene el juego comprado, o no se anima a construir, los invitamos igualmente a que se sumen a nuestras redes, que con eso ya nos ayudan muchísimo, y al que se quiera unir para construir, súper bienvenido porque necesitamos mucha ayuda; todo el que quiera que se comunique con nosotros, que lo vamos a guiar y acompañar en todas las dudas que tenga”, promete Matías, miembro del equipo Build The Earth Argentina.