Mi vida, mi oficio: “Para hacer running solo se necesitan zapatillas y un espacio para correr”

Mariel El Jaber tiene 42 años y es profesora de running, la disciplina que elige uno de cada dos argentinos que hace actividad física. Las consideraciones y recomendaciones de una profesional que trabaja todos los días de la semana y que gana cerca de 300 mil pesos por mes dando clases

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Mi vida, mi oficio - Profesora de Running

El Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación realizó, en 2021, la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deportiva (ENAFyD). El informe evidenció el aumento exponencial de la práctica del running, una tendencia semejante a nivel global: mientras que en 2009 se posicionaba en el quinto lugar (con el 9,7% de las respuestas), en 2021 fue la segunda actividad elegida entre las personas encuestadas (50,3%). La mitad de las personas que hacen una actividad física eligen correr. La actividad física más elegida por los argentinos fue el fútbol.

El informe oficial, que evaluó las preferencias deportivas de los argentinos durante doce años, detalló: “Si bien caminar puede presentar alguna duda respecto a los fines deportivos del acto, no lo es en el caso de correr, que indudablemente tiene una connotación deportiva. No es un detalle menor la proliferación que han tenido en los últimos quince años los grupos de entrenamiento para corredores o running teams y las políticas públicas que promovieron de forma no arancelada estas actividades en parques y plazas de las ciudades”.

"Considero que el running es
"Considero que el running es una terapia", dice Mariel (Matias Arbotto)

Mariel El Jaber es fruto de este boom. Tiene 42 años y trabaja enseñando a ser runner, una disciplina cada vez más popular en Argentina, abierta a todo tipo de público, sin rango de edades ni requisitos físicos. “Trabajo de lunes a domingo, toda la semana, por la mañana y por la tarde, en un promedio de cuatro a seis horas diarias. Se gana un aproximado en mi profesión de unos 280 mil, 300 mil pesos al mes”, apuntó la profesora de educación física y entrenadora de atletismo.

La explosión que inauguró su oficio data del momento en que la rutina de la ciudadanía cambió por completo. “Aunque ya venía avanzando, ya era una moda, desde la pandemia vemos que hay mayor demanda. Aparecieron corredores por todos lados”, precisa. Se maneja con un número estable de alumnos: “Son personas sedentarias, en su mayoría, que trabajan en sus oficinas o en su casa, sentados en escritorios ocho o nueve horas”. El rango de edad que suele estar interesado en sus clases define un estereotipo: “Son adultos que tienen la vida armada y quieren hacer cosas nuevas. Es gente grande, gente que ya estudió, se formó, consiguió su trabajo, tiene su familia y encuentran el running. Tal vez es gente que ya no está para hacer un deporte federativo o competir”.

Con los años, comprendió que para tener estabilidad económica en su trabajo debe extender la lista de convocados. “Trabajamos con números estables, pero sabemos que para tener determinada cantidad de alumnos tenemos que tener más en la lista, tenemos que contar con el 50% del alumnado para tener un número fijo en los grupos de entrenamiento. Porque la gente va y viene”, dice y comprende que esa volatilidad de sus alumnos no es un problema: “Es parte de la actividad física ir y volver. Cuando lo ves a lo largo del tiempo, siempre estuviste haciendo algo. Lo importante es moverse”.

El perfil de sus alumnos
El perfil de sus alumnos es variado. Para que sea un trabajo estable tiene que tener más o menos el doble de los que efectivamente asisten a sus clases (Matias Arbotto)

Y para moverse, lo que se necesita no es demasiado. En esa condición democrática del running, Mariel encuentra una virtud, un diferencial: “Para hacer running se necesitan cosas muy básicas: unas zapatillas promedio, si son buenas mejor, y un lugar donde correr. Cualquier plaza, cualquier manzana, sirve para poder practicar running. No necesitamos grandes espacios ni un lugar maravilloso”. La entrenadora define a la práctica como una disciplina de utilidad, indispensable para el bienestar: “Hace que estemos más saludables, nos aleja del estrés, de los días malos, es un recurso natural a mano para poder estar bien, sobre todo mentalmente”. Por eso, lo considera, además de una práctica deportiva y de una actividad física, una terapia.

Dice que la parte más difícil de su oficio es también la que más le gusta hacer: “Agarrar a alguien desde cero, alguien que no hizo nunca actividad física, que quizás tenga carencias desde la salud y por ahí no tiene las características básicas o necesarias. Esa parte es la que más me gusta hacer”. Lo toma como un desafío y cuando los resultados son fructíferos, el regocijo es mayor: “Lo que más disfruto de mi trabajo es cuando me veo a alguien seis meses o un año después haciendo cosas que para esa persona eran impensadas: correr a cierta velocidad, subir montañas, levantarse del piso y hacer un ejercicio. Ver los resultados y las caras de sorprendidas de las personas es lo más satisfactorio”.

* Mi vida, mi oficio es un programa de entrevistas sobre la importancia, el valor, las exigencias y experiencias de cada trabajo, contadas por sus propios protagonistas. Escribinos y contanos sobre tu oficio y tu historia a mividamioficio@infobae.com

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