María Estela de Perón decidió hace muchos años retirarse de la actividad política y radicarse en España, donde vive desde 1981. Ese año recuperó la libertad luego de pasar detenida durante más de cinco años por decisión de los militares del Proceso de Reorganización Nacional que asaltaron el poder y la derrocaron el 24 de marzo de 1976. Durante esos años de detención -el periodo más largo de confinamiento para un presidente constitucional- estuvo presa en la residencia El Messidor (Neuquén), en una base naval de Azul y en “domiciliaria” en la residencia de San Vicente que pertenecía a Juan Domingo Perón.
Si bien volvió a la Argentina en algunas ocasiones, como la asunción de Raúl Alfonsín o para compartir actos con Carlos Menem, estos viajes a su tierra natal finalmente concluyeron a mediados de los años 90 del siglo pasado. Se fueron haciendo tan esporádicos como sus apariciones públicas. En los últimos años fueron contadas las ocasiones en las que “Isabelita” fue vista fuera de su casa de Villafranca del Castillo, ubicada a pocos kilómetros de Madrid. A su decisión de alejarse de la vida social se sumó una fractura de cadera, que limitó sus movimientos y la obligó a permanecer en su casa.
Por eso sorprendieron en las últimas horas las imágenes de la ex presidenta argentina difundidas por una asociación cultural española llamada Preserva. En las fotos se la puede ver a la viuda de Perón sonriente, recibiendo a los miembros de Preserva en el living de vivienda. Hasta allí llegaron para otorgarle el Premio Hispanidad 2023.
“Su legado y ejemplo no pasan inadvertidos en nosotros, su sacrificada entrega, ejemplaridad sin tacha, su férreo sostén de la palabra y los principios, trabajando por el bien común de todos, a la Señora María Estela Martínez de Perón. ¡¡Enhorabuena!!”, escribieron en las redes sociales de la asociación junto a las fotos. Preserva es una asociación sin fines de lucro que se dedica a “defender la hispanidad y la hispanósfera en Hoyo de Manzanares, y en toda España”.
En cuanto a los galardones que otorgan, aseguraron que tienen un triple objetivo: “Rememorar con cada edición la Historia de España, participar de la actividad social y cultural y rendir homenaje y reconocimiento a la obra de todos aquellos españoles y extranjeros, ya sea a título personal o colectivo, cuyos trabajos sean a favor de los españoles y de la herencia española”.
Habían sido pocas las ocasiones en las que Isabel Perón pudo ser fotografiada en los últimos años. Una ocurrió la noche del 12 de enero de 2007, cuando se presentaron en su casa policías españoles y agentes de Interpol para detenerla y llevarla a comparecer frente al juez español Juan del Olmo. Este había dispuesto el procedimiento tras un pedido de un par argentino, el magistrado mendocino Héctor Acosta, que investigaba la responsabilidad de “Isabelita” en supuestos crímenes de lesa humanidad cometidos durante su presidencia. Por esto, pidió la detención y extradición de Isabel.
Acosta buscaba determinar la responsabilidad de la ex presidenta en dos desapariciones perpetradas por la Triple A en febrero de 1976, poco antes del golpe de Estado. Isabel compareció durante más de una hora en el edificio de la Audiencia Nacional y luego el juez Olmo le otorgó la libertad provisional debido a su edad y estado de salud. Además consideró que había “escaso riesgo de fuga”. Del Olmo solo le ordenó que se presente cada 15 días en el juzgado.
Dos semanas más tarde, llegó a España otro pedido de detención para extraditarla. Esta vez, llevaba la firma del juez Norberto Oyarbide, que investigaba el asesinato de Julio Troxler, ex subjefe de la Policía Bonaerense. También indagaba sobre la compra de armas al exterior para abastecer a la Triple A. Isabel tuvo que esperar algunos meses para tener novedades judiciales, que fueron positivas. El 28 de abril de 2008, la Audiencia Nacional rechazó los pedidos de extradición emitidos por los jueces argentinos. Argumentó razones de “jurisdicción” y que no estaba probada la responsabilidad de la viuda de Perón en los “delitos de lesa humanidad”.
Años más tarde, en 2013, Isabel volvió a ser noticia cuando diarios españoles afirmaron que la ex presidenta había firmado un testamento, en el que contemplaba que el 90 por ciento de sus bienes sean destinados a asociaciones benéficas. El resto sería destinado a sus sobrinas y empleados. Más acá en el tiempo, en 2017, Isabel despidió al sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas con un aviso fúnebre publicado en el diario La Nación.
Hace dos años, en marzo de 2022, la Confederación General del Trabajo (CGT) le reclamó al por entonces presidente Alberto Fernández, que instale el busto de la ex jefa de Estado en la Casa Rosada. En la carta enviada a Fernández, la CGT consideró que el emplazamiento del busto de la ex mandataria sería un “acto de estricta justicia” hacia una mujer tratada como “paria en su propia tierra”.
Pese a que la escultura de Isabel fue encargada en 2007, nunca fue colocada junto al resto de los mandatarios argentinos. Incluso el busto estuvo desaparecido durante varios años y se salvó gracias a un anticuario que logró intervenir. El episodio fue revelado en Infobae por la periodista Claudia Peiró. Lo cierto es que ya pasaron por el gobierno Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández y ninguno de ellos tomó la decisión de colocar la escultura en el “Hall de Honor” de la Rosada. Javier Milei tiene decidido inaugurar el de Carlos Saúl Menem, pero por el momento también dejará de lado a Isabel.