Como sucedía en muchos de los momentos más icónicos de la serie japonesa, miles de personas se reunieron este domingo para enviarle su “ki” (energía) a Akira Toriyama, el creador de Dragon Ball, que falleció a los 68 años como consecuencia de una repentina enfermedad.
El homenaje se realizó este domingo en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires, hasta donde se acercaron, según algunas estimaciones, unos 30.000 fanáticos del emblemático animé, que se había vuelto a emitir con nuevos capítulos y películas, después de varias décadas.
El reconocido mangaka (dibujante de este tipo de historietas), nació el 5 de abril de 1955, en la ciudad de Nagoya, perteneciente a la Prefectura de Aichi, y murió el pasado primero de marzo “debido a un hematoma subdural agudo”, según informó Bird Studio, la compañía para la que estaba trabajando, a través de un comunicado en redes sociales.
La noticia se difundió recién el último viernes, siguiendo una antigua tradición del Japón de no confirmar el fallecimiento de sus figuras ilustres hasta tanto pasado un tiempo del mismo, y desde ese momento aparecieron muestras de condolencias de todo tipo.
En la Argentina, por ejemplo, desde el músico de trap Duki (Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga), hasta el futbolista campeón del mundo Nicolás Tagliafico, despidieron a Toriyama con sentidas palabras en las redes sociales.
Asimismo, el nombre del escritor se volvió tendencia y los fanáticos de Dragon Ball convocaron a través de X a un encuentro en el Obelisco para este domingo, desde las 16:00, donde se reunieron -algunos de ellos disfrazados-, cantaron los openings y endings de la serie y celebraron con amigos y familiares la vida del creador de uno de los animés más vendidos de la historia.
El dibujante comenzó su carrera a corta edad, después de dejar un empleo en una agencia de publicidad, y uno de sus primeros éxitos lo logró con el manga Dr. Slump, que narraba las aventuras de una niña robot y de su creador.
Sin embargo, su salto a la fama llegó con la serie que lo tiene como protagonista a Goku, un guerrero de la ficticia raza Saiyajin que fue enviado al Planeta Tierra para destruirla, pero que al aterrizar fue rescatado por su abuelo adoptivo Gohan, quien lo educó y le transmitió los valores de los humanos, a los que terminó salvando en varias oportunidades.
El nombre del manga, que fue inspirado en un viejo libro chino y en las películas de acción de Bruce Lee, se debe a las siete esferas del dragón, que los personajes deben recolectar para invocar a Shenlong, una criatura milenaria que puede conceder cualquier deseo. Sin embargo, en el camino Goku y sus amigos se encuentran con villanos que también buscan esos objetos con fines malignos.
En la Argentina, este animé llegó en 1999, en pleno auge de los dibujos animados japoneses, aunque en su país de origen se había estrenado varios años antes. Fue el desaparecido canal infantil “Magic Kids” el que lo transmitió hasta el final de Dragon Ball Z, que terminó con la saga de Majin Buu. Si bien la empresa Toei Animation también produjo Dragon Ball GT, para continuar con la franquicia, esa historia no estuvo escrita por Toriyama.
Luego de algunas décadas de estar concentrado en otros proyectos -también estuvo involucrado en el mundo de los videojuegos, participando de entregas como Dragon Quest, Chrono Trigger y Blue Dragon, entre otras-, el mangaka retomó hace algunos años su obra principal.
De hecho, en el 2015 se comenzaron a publicar en Japón los ejemplares de Dragon Ball Super, que retomaron la narrativa oficial desde su último capítulo, con la derrota de Majin Buu, y en la Argentina desde el 2017 se emite el nuevo animé e incluso se publicaron películas, la última de las cuales, Dragon Ball Super: Super Hero, estuvo en cines en el 2022. Con la muerte de su creador, la saga quedó inconclusa.
“Sentimos mucho que todavía tenía varios trabajos a mitad de creación con gran entusiasmo. También, tenía muchas más cosas por lograr”, expresó la empresa Bird Studio, en el comunicado con el que informó el fallecimiento de Akira Toriyama.