En el marco del 8 de marzo, Día de las Mujeres, Netflix estrenó el documental “No estas sola: la lucha contra la manada”. Es la primera vez que la plataforma muestra como la respuesta de las manifestaciones masivas y la incidencia del periodismo feminista en la opinión pública -con la palabra experta de Ana Requena y Cristina Fallarás- cambiaron la forma de ver, de no tolerar, de acompañar y de interpelar la violencia sexual y la connivencia mediática y judicial para juzgar más a las víctimas que a los victimarios.
El trabajo fue realizado por Almudena Carracedo y Robert Bahar, creadores de “El silencio de otros”, ganador de un Goya, dos Emmys, un Peabody y preseleccionado para los Oscars en 2019. La pareja creativa trabajó durante tres años y medio para poder producir, filmar y montar (en secreto) una película que reflejara la realidad, sin morbo, sin exponer, ni mostrar a la víctima -de 18 años en ese momento- de un grupo de cinco amigos que se denominaba (según se pudo saber en sus propios chats) como La Manada de una violación colectiva que se perpetró durante los festejos de San Fermín, en Pamplona, España, el 7 de julio del 2016.
El caso cambio la historia de un país y del debate sobre el tratamiento (social, judicial, legal y mediático) y derivó en el #MeToo español con el rechazo de la persecución a la víctima, con el cuestionamiento a la estrategia judicial de los acusados de ponerle un detective para que ella fuera investigada y cuestionada por salir o colgar fotos en las redes sociales y, especialmente, por la primera sentencia judicial que decía -en el voto de un magistrado- que si ella no gritó era porque no había sentido dolor y que se trataba de un “jolgorio”.
Mientras que el primer fallo, sobre el caso de La Manada, delimitaba que se trataba de un abuso, pero no de una violación. Esa calificación -y, especialmente, esa descalificación a la víctima en donde se juzgó su actitud, su reacción y su personalidad, en vez de juzgar a los abusadores- fue la que despertó la indignación colectiva. Finalmente no solo se cambió la sentencia, sino la sensación que el abuso ya no puede ser naturalizado, ni permitido. #YoTeCreoHermana #Cuéntalo y #SeAcabó son hashtag emblemáticos del efecto social de este caso.
En el documental se ven -tomadas del expediente judicial- el trayecto judicial, policial y de acompañamiento legal y de género en Pamplona. Pero también como la investigación llega a deducir que había otras agresiones anteriores y, por eso, se suma el relato del abuso en Pozoblanco -cometida por cuatro de los integrantes de La Manada- y el femicidio de Nagore Laffage, en 2008, en el que a la madre de la víctima le preguntaron si su hija era “ligona”.
Los juicios por la violación o el asesinato de las mujeres son, a lo largo de la historia, juicios a las mujeres, por ir, por sonreír, por sobreponerse, por sobrevivir, por intentar salir de la tragedia o por sufrir la tragedia. Por eso, el documental intenta poner un punto de inflexión sobre la tolerancia a la violencia machista. Y no dejar pasar que por querer salir con alguien o tener sexo una chica se merecía ser asesinada o violada. Diez años después del femicidio de Nagore un millón de mujeres y jóvenes tomaron las calles para dar vuelta la historia, contrarrestar las sospechas a las palabra femenina y gritar “Yo sí te creo”.
El documental cuenta con 60 horas de entrevistas, 50 horas de material visual rodados y casi 1.000 horas de archivo. “No Estás Sola: La lucha contra La Manada”, fue escrita, producida y dirigida por Almudena Carracedo y Robert Bahar, productores de Lucernam Films. El documental cuenta con el testimonio de la agente 455, la primera en ver a la joven, después de la violación; de Pablo de la Fuente, el agente de la Policía Foral de Navarra que investigó los teléfonos de los victimarios y quién encontró el video que probaba la violación y de Ángel Beortegui, el comisario que dedujo que habían realizado las mismas acciones en otros casos, entre otras valiosas fuentes.
En entrevista con Infobae, Almudena Carracedo apunta la importancia del caso que marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia sexual: “Fue un cambio de concepción social y obviamente un cambio legislativo que se originó en la calle”. Y resalta: “Este caso produjo un punto de inflexión en la conciencia colectiva”. Y Robert Bahar resalta: “La idea de visibilizar es llegar a una sociedad más justa”.
-La lucha contra la violencia sexual en Netflix se puede ver solo en Estados Unidos, pero no hay series ni documentales sobre lo que paso en América Latina a partir de Ni Una Menos, en 2015, como movimiento colectivo. ¿Qué referencias tuvieron para construir el documental?
— Almudena Carracedo: Nosotros cuando nos planteamos hacer esto teníamos algunas referencias de películas norteamericanas y algunas muy buenas con el foco en las víctimas, con un respeto brutal, por ejemplo “Gimnasta A: El médico depredador” que está en Netflix. Pero lo que queríamos hacer era un poco más grande. No queríamos contar la historia de un caso, ni la historia de tres casos sino la historia de miles y miles de historias que no se conocen, que están invisibilizadas y silenciadas. A través de una historia puedes entender la universalidad de una violencia que ocurre en todos los pueblos de este planeta. Entonces ese subir más a vista de pájaro y entenderlo como algo que nos afecta a todas y a todos. Hay muchos hombres de referencia en la película para poder sentir ese espejo que nos parecía tan importante ofrecer.
-¿Era importante no mostrar una sola historia, sino la universalidad de los abusos a través de las historias reales?
-Robert Bahar: Hay muchos documentales y obras de ficción o periodismo que deciden enfocarse en un caso y, si el enfoque es un caso, la mirada del horizonte de cuál es la justicia es “van a pillar al acusado”. Entonces justicia significa que hay una sentencia. Pero lo que nosotros queríamos mostrar era la universalidad de la violencia sexual contra las mujeres. Ni con un caso, ni con dos casos, ni con tres casos, ni con un universo de casos podemos decir “ya está, solucionado, las mujeres pueden descansar”. Es algo mucho más complejo.
—¿Cuál es la diferencia en apuntar a un caso o a la incidencia de la protesta social feminista?
— AC: Nosotros queríamos deconstruir lo que había quedado muy difuso por el ruido del relato antagonista y poder mostrar la reacción mediática, judicial y social. Al contrario que en el 99,99% de los casos de violencia sexual que ocurren en el silencio, en la invisibilidad, o en el anonimato, este caso produjo un punto de inflexión, un cambio social a nivel de conciencia colectiva.
-¿Cuál es su visión de Argentina en la lucha contra la violencia sexual y los derechos humanos?
— AC: Ahí ya llevabais un trabajo hecho de mucho antes. En “El silencio de otros” mirábamos Argentina porque era nuestro faro. Habíais hecho ese trabajo de memoria mucho antes que en España. Y aquí pasa un poquito igual, por eso, se produce también un poco de feedback en el relato.
-¿Ven que posteriormente a las denuncais del Me Too las series de ficción están tratando a las mujeres como vengadoras o violentas? ¿Por qué se da este fenómeno?
-RB: Es interesante pensar que una respuesta tendría que ser otro tipo de violencia en lugar de parar la violencia y construir una sociedad con más igualdad. Creo que trabajando con la realidad lo que vemos es una intención que no tiene nada que ver con la venganza, pero cero, cero, cero. En lugar de pensar redirigir un tipo de violencia la pregunta que se abre es más qué tipo de sociedad queremos y qué tenemos que hacer para llegar. Desde nuestro punto de vista la idea de visibilizar es un paso a una sociedad más justa.
-¿Por qué la ficción se ensaña en mostrar mujeres vengadoras? ¿Tiene algo que ver con la realidad que ustedes contaron?
-AC: Nosotros en lo que hemos hablado con las familias y con las víctimas no tuvimos nunca una sensación de venganza, sino de obtener justicia y la justicia es diferente para cada persona. Pero es una idea de justicia que tiene que ver con la reparación social y personal.
-¿Cuál es la función de un documental sobre violencia sexual?
-AC: En una película puedes hacer que la gente se sumerja y atraviese un túnel y llegue al otro lado diciendo “hostia, nunca me lo había planteado de esta manera”. Nosotros queríamos hacer una película que pudiera contar la historia desde la perspectiva de las víctimas tal como ellas lo contaban. Cada víctima tiene su proceso y es totalmente diferente. No es que todas las víctimas tengan el mismo proceso pero sí a través de tres historias arrojar un poquito más de luz sobre cuál es el proceso que ellas tuvieron que atravesar y que refleja también lo que tienen que atravesar muchas víctimas sobrevivientes cuando se deciden a denunciar o cuando no denuncian.
-¿Cuál fue el proceso de documentación y filmación de una película que se puede ver desde una plataforma tan masiva?
-AC: Tenemos herramientas muy potentes para hacer vivir al espectador en la piel de las protagonistas, pero por otro lado como película tuvimos muchísima rigurosidad en corroborar cada fuente y cada información para blindar los datos por todo el negacionismo que existe contra este tipo de violencia. No es tu visión contra mi visión y a ver que el espectador decida quién tiene razón. Estos son exactamente los hechos probados.
-¿Por qué decidieron darle voz a muchos varones que trabajaron en el caso en la película?
-AC: Queríamos que sea una película en la que las mujeres vieran reflejada la memoria colectiva de lo que hemos vivido porque todo se queda en el olvido. Y también queríamos que fuera una película para los hombres y, particularmente, para los hombres que no lo habían visto nunca desde este punto de vista. Nos parecía muy importante que existieran figuras de hombres de referencia, para todos aquellos hombres, chavales y chavitos que puedan ver esto y sentirse reflejados en alguien.
-RB: Antes de empezar este proyecto siempre pensaba que era una persona con mucha conciencia social y que tenía menos trabajo que hacer del que tenía que hacer. Pero hablamos entre nosotros sobre experiencias que Almudena había vivido y voy entendiendo las diferencias. Yo puedo bajar al perro a las once de la noche y no pasa nada. No estoy pensando mucho en quién está al otro lado de la calle o si hay menos luz. En cambio, cuando Ana Requena relata el terror sexual que siente cuando tiene que andar en el parque, me doy cuenta que son miedos que nunca los he vivido. Mi madre ha vivido muchas cosas que nunca voy a saber y ya no tengo a mi madre y mi hermana nunca me ha hablado de esto pero lo ha vivido cuarenta veces. Entonces te cambia.
—¿Cuál es la importancia de la entrevista a la periodista Ana Requena que cubrió el caso en los tribunales y escribió libros significativos en defensa de la libertad sexual en el documental?
-AC: Queríamos hablar con periodistas que hubieran vivido el caso muy de cerca. El trabajo de Ana es fantástico porque ella -y muchas otras periodistas feministas en España- le habían dedicado mucho tiempo a pensar cómo contarlo, qué detalles contar, qué no contar, desde dónde mirar, para poder contar esto y necesitábamos esa perspectiva y ese análisis. Ana fue una de esas personas que estuvo siguiendo el caso y que había reflexionado mucho sobre el papel de los medios en este caso.
-¿Cuál es el rol de Cristina Fallarás, que se convirtió en una voz fundamental para que muchas mujeres puedan contar sus historias de violencia sexual a través de #Cuéntalo y de su cuenta (ahora censurada) en Instagram?
-AC: Cristina fue la que lanzó el “Cuéntalo” con el primer tuit que genera, de manera orgánica, el relato de este universo de violencia. Con Cristina hicimos una entrevista muy larga y ella nos dijo: “Me rompía por dentro”. Y es algo que también, desgraciadamente, hemos experimentado. Cuando lees todos esos mensajes es muy difícil salir sin mirar la vida de otra manera. Por eso “Cuéntalo” era tan importante y además, Cristina siempre lo dice, fue un Me Too horizontal. No fue un Me Too que surge de unas actrices y que la gente reproduce sino que fue absolutamente horizontal en todas las capas de la sociedad porque había esa necesidad de contar y de visibilizar las violencias que no habíamos contado. Yo al iniciar esta película me hice mi lista de agresiones olvidadas que me iban saliendo porque las había borrado. Y en la película hay un “Cuéntalo” que es mío, con mi voz, que no lo había recordado. Entonces ese visibilizar estas violencias silenciadas, que no las hemos contado.
-¿Cuáles son las primeras repercusiones de la película?
-AC: Hay gente cercana que nos escribe y nos dice “yo he pasado por esto pero es que no he contado nunca nada”. Poder visibilizar la violencia tiene esta magnitud. Nosotros queremos que se pueda hablar. Hasta que no le cuentas a tu familia, a tu pareja, a tu hijo, hasta que no te lo cuentas a ti misma, esto lo dice Cristina, hasta que no empiezas a contarlo no puedes empezar a cerrarlo bien. Y por eso la película es reparadora y queríamos hacer una reparación social para las víctimas para que no quedara ni el menor ápice de duda de lo que había ocurrido.
-¿Cuál fue la reacción de las víctimas como espectadoras?
-AC: Las víctimas nos dijeron que las ayuda a cerrar. Es muy reconfortante como creadores que hayamos conseguido muchos de estos objetivos de reparación.
-¿Qué pasa con la difusión en momentos en que hay un backlash o retroceso frente a las denuncias de violencia sexual?
-RB: Estamos en un momento donde hay fuerzas y contrafuerzas y es muy difícil ahora hablar de cualquier tema vinculado con el feminismo. Esto se ve en las respuestas en Twiter al tráiler. Hay machismo, hay sexismo y hay racismo.
-¿Hay una vuelta al negacionismo de la violencia sexual?
-RB: Se ve negacionismo. Me decepciona. Es difícil entender que se cuestionen tanto a las víctimas. Me hace más difícil mantener la esperanza.
—¿Cómo se recobra la esperanza?
-AC: En la película hay esperanza en darnos cuenta que realmente las mujeres en las calles consiguieron cambiar una percepción social de la violencia sexual, cambiar una sentencia y alcanzar un cambio legislativo.
-RB: Un logro de la película es mostrar también que no solo fue el poder de las mujeres y los movimientos en la calle, también de los policías en sus comisarías, la fiscal y los jueces en el Tribunal Supremo fueron importantes. Entonces hay que ver que en muchos ámbitos de la sociedad hay un trabajo para avanzar.
-¿Qué impacto esperan al llevar este mensaje a través de Netflix?
-AC: Estar con un mensaje feminista en 190 países a la vez en 250 millones de hogares es poder llegar con este mensaje a millones y como cineasta activista es fenomenal la potencia.