La vocación irrefrenable que atrapó a Carlos Rottemberg desde la niñez

En el podcast “Medio siglo de teatro”, el empresario contará su historia de los últimos 50 años. Los episodios estarán disponibles los miércoles con registro gratuito

(Fuente)

[El podcast”Medio siglo de teatro” puede escucharse clickeando acá]

Tenía apenas ocho años cuando descubrió su vocación. En aquella lejana década del 60, el niño insistió –y logró ser consentido- para ir a ver 14 veces (¡catorce veces!) en un mes la película La Novicia Rebelde.

Lo supo inmediatamente cuando Julie Andrews comenzó a cantar y él no pudo parar de llorar. “Quiero ser eso”, le dijo emocionado a su madre mientras señalaba la pantalla desde el pullman del cine.

¿Qué era eso? Sus padres (Juana y Miguel) se hicieron la misma pregunta y las respuestas fueron varias: “¿Será que quiere ser director de cine, cantante o novicia?”. El niño que amaba ir a ver La Novicia Rebelde cumple en 2024 cincuenta años ininterrumpidos como empresario del mundo del espectáculo: empezó por el cine, pero su nombre quedó indisolublemente asociado con el teatro.

El podcast “Medio siglo de teatro” es un recorrido por diferentes etapas de la vida y el negocio de Carlos Rottemberg quien se inició “pasando cine infantil” y asegura haber estrenado más de 1000 obras y vendido más de 22 millones de entradas. A través de doce conversaciones, Rottemberg contará -entre otras cosas- cómo fue compartir éxitos y fracasos con las estrellas que brillaron en el último medio siglo.

Dice ser “empresario teatral, hecho que implica ser más artista que comerciante”. Y se presenta como “teatrista”, a lo que define como una forma de vida: a contramano de los tiempos del resto de la gente, con horarios raros -en general nocturnos-.

El niño Carlitos Rottemberg quien desde pequeño quiso ser lo que es desde hace 50 años

Al final de cada uno de los episodios del podcast “Medio siglo de teatro”, Rottemberg hará una pequeña semblanza de una persona que, de algún modo u otro, lo acompañó en su carrera durante estos años. Hablará sobre el psiquiatra al que lo llevaron sus padres –asustados- cuando despertó su temprana vocación. Y también sobre Linda Peretz, madre de su hijo Tomás, y acerca de Karina Pérez Moretto, su actual esposa, con quien tuvo a los pequeños Nicolás y Matilda. Además, hará un retrato personal de Moria Casán y Luis Brandoni y de los recordados Emilio Disi, Juan Carlos Calabró y Guillermo Bredeston, entre otros. Un capítulo está especialmente dedicado al vínculo de amistad que lo une desde hace décadas con Mirtha Legrand y la relación profesional que mantuvieron durante los 20 años en los que fue el productor de los almuerzos televisivos de la diva.

Un empresario peculiar

En 1999 Rottemberg produjo un programa de televisión llamado El Martillo. Lo conducían Any Ventura y Osvaldo Quiroga. El esquema era simple: un invitado o invitada que respondía y un panel de diez periodistas que -junto a los conductores- preguntaban.

Fue entonces que -por única vez- trabajé con Rottemberg. Me llamó para que fuera el productor del panel. Es decir que tenía que encargarme de garantizar los diez periodistas que en cada emisión debían estar sentados en la tribuna del programa. Los convocados fueron movileros de radio y cronistas de medios gráficos.

En aquella ocasión comprobé que Rottemberg era un empresario raro. Los periodistas que iban al panel del programa que se emitía los domingos por América TV (año 1999/2000) cobraban el día martes.

Mi teléfono estallaba. Muchos colegas -algunos de ellos a los que no conocía- me pedían estar en el panel de El Martillo por dos razones: porque querían aparecer en televisión y porque Rottemberg pagaba inmediatamente.

A raíz de haber estado en El Martillo, algunos periodistas fueron convocados a sumarse a las pantallas de canales de TV. Y siempre que pueden le agradecen a Rottemberg por las dos cosas: la oportunidad de salir en cámara y los 100 pesos por programa (época de un peso un dólar) que sin vueltas ni retraso les pagaba.

Desde entonces intercambiamos mensajes, hablamos por teléfono y, cada tanto, nos juntamos a cenar con familia y amigos. En una de esas comidas y, a raíz de que me contó que en 2024 se cumplían los 50 años como empresario, surgió la idea del podcast que comienza hoy y estará disponible todos los miércoles en Infobae.

En alguna de las charlas distendidas me dijo que jamás pensó en ser otra cosa que empresario teatral. Aunque una noche me confesó: “A veces pienso que me gustaría ser periodista”.

Carlos, a quien siguen llamando “Carlitos”, como cuando empezó hace medio siglo, tiene una memoria prodigiosa. Cuenta anécdotas y las sitúa con exactitud: día, mes, año y muchas veces es capaz de recordar la hora en que se produjo el hecho que relata.

Carlos Rottemberg fue productor de los almuerzos televisivos de Mirtha Legrand. En el podcast hablará de la relación con la diva

En el podcast, el empresario explicará cómo la economía cambiante e impredecible del último medio siglo afectó el negocio del espectáculo. Comenzó a trabajar en lo suyo cuando el país lo gobernaba el peronismo en 1974 y continúa hasta hoy que en la Casa Rosada está Javier Milei. “Hemos pasado de todo: hiperinflación, Plan Bonex, Peso Moneda Nacional, australes, Peso Ley 18.188, corralito, patacones, Lecops, epidemia de Gripe A, dólar oficial, dólar negro que ahora se le llama blue, pandemia de Covid y temporadas donde no podíamos encender las marquesinas por falta de electricidad”, ejemplifica.

En el primer episodio del podcast Rottemberg cuenta qué le pasó luego de ver en reiteradas ocasiones (14) La Novicia Rebelde: “Desde los ocho años, desde ese día, yo digo que nunca tuve que gastar energía en saber qué quería ser cuando fuese grande. Cuando me preguntaban ´¿Vos qué querés ser?´, yo decía ´Pasar cine en los cines´, exhibidor de cine. Ese era mi sueño. La palabra exhibidor la aprendimos en casa mucho tiempo después. Mi papá, incluso cuando yo ya era adolescente, seguía diciendo. ´¿Qué es un exhibidor? ¿Qué quiere decir ser exhibidor?´ Yo lo decía más fácil. Quiero pasar cine”.

Fue a partir del cine que su vida se relacionó con el teatro. Hoy tiene 16 salas con algo más de 9000 butacas en dos ciudades: Buenos Aires y Mar del Plata.

Padre de tres hijos, no firma contrato con los actores, actrices, productores y autores que hacen sus obras. “Pongo el dedo”, afirma. Le alcanza con la palabra y la huella digital en un papel para cumplir los acuerdos. En uno de los episodios del podcast dirá que no ha tenido problemas con casi nadie. Y que no volvería a trabajar tan solo con una o dos personas con las que se cruzó en sus primeros 50 años como empresario.

Carlos Rottemberg junto a Enrique Pinti. Ceremonia de "poner el dedo" que implica cumplir la palabra.

Habla también del lado oscuro de la actividad: “…En cinco décadas me ofrecieron cualquier cantidad de negocios lícitos y no lícitos. Y aclaro: no lícitos, porque nuestra actividad, además del brillo, tiene un tema muy atractivo para cierta gente que se acerca por el fomento impositivo que tiene la actividad teatral. Y entonces lo que yo hice cada vez que se me acercó, que habrán sido cinco o seis veces 50 años, dije decime, te lo contesto yo o hacemos la denuncia juntos y nadie me jorobó”.

Carlos Rottemberg se expresa con pasión sobre el mundo del teatro. En su cara y en su tono se nota que le gusta lo que hace desde 1974. Y es por eso que sigue tan entusiasmado como cuando terminó de ver por primera vez La Novicia Rebelde.

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