Aunque ya había visitado Perú en 10 oportunidades y se considera un “amante de los lugares extremos” y pocos concurridos por los turistas, Ricardo Damián Lorenz admitió que lo que experimentó en La Rinconada, el pueblo más cercano al espacio que está ubicado a 5.100 metros del nivel del mar en medio de la cordillera peruana, es algo que jamás hubiese imaginado.
“Si bien el lugar está inmerso en un paisaje maravilloso, porque está al pie de los nevados, la gente vive en condiciones espantosas. No hay agua potable, no hay luz, no hay cloacas y la gente tira la basura en la calle. No hay policías ni salita de primeros auxilios. Tampoco reglas. Se siente una energía sumamente densa y lo considero el lugar más sombrío de los que he visitado”, describió a Infobae este youtuber cordobés de 35 años que desde hace 15 años se dedica a documentar sus travesías en @yagoxamerica.
Ricardo contó que llegó a La Rinconada “de casualidad” ya que cuando estaba de paso por Puno, una ciudad del sudoeste ubicada junto al lago Titicaca, escuchó hablar de la existencia del poblado activo más alto del planeta. “Empecé a investigar un poco y toda la gente de Puno me decía que estaba totalmente loco, que ni se me ocurriera ir, que era un lugar muy peligroso”, recordó.
Pero como para él, todo lo prohibido es un desafío decidió hacer oídos sordos y se lanzó hacia otra aventura. Su idea era conocer cómo vivían sus habitantes (según el censo de 2023 hay 40.162 personas) y para ello se subió a su moto y recorrió los 205 kilómetros que lo separaban de allí.
“Fui con la idea de quedarme unos días pero ni siquiera me atreví a pasar una noche”, admitió el youtuber, quien finalmente se hospedó en un pueblo llamado Ananea, que está 4.750 metros del nivel del mar y a 26 kilómetros de La Rinconada.
Su arribo no pasó desapercibido y fue blanco del desprecio de la mayoría de sus habitantes, que lo miraban con recelo ya que no están acostumbrados a recibir a turistas: “Cuando llegué con mi moto y mi cámara de fotos llamaba mucho la atención. Me distinguieron a dos cuadras y contrastaba mucho con el paisaje local. Sentí que no era bienvenido”.
“Se creían que había llegado para sacarles el trabajo”, señaló Ricardo ya que todos trabajan en la mina que hay en ese lugar y no tienen un salario fijo. El ingreso depende de lo que los mineros extraigan.
“Todo el mundo llega en busca de oro y te encontrás con situaciones totalmente humillantes: gente afuera hurgando entre los desechos de la minera a ver si pueden encontrar algo”, relató Ricardo sobre las condiciones infrahumanas en las que se vive en este lugar, que nació como un asentamiento irregular y hoy casi tiene las dimensiones de una ciudad.
A pesar de que allí reina el oro, es una zona que cuenta con pobreza extrema, crímenes y la prostitución. La tasa de mortalidad se encuentra en niveles alarmantes y la esperanza de vida es escasa.
“Es tierra de nadie y también un lugar elegido por gente que está prófuga por la justicia para esconderse. Y ni hablar de la cruda realidad de las chicas que llegan engañadas y las someten a la prostitución. Después de ver todo eso, me dio miedo quedarme”, admitió para luego revivir una situación muy particular. “La gente que alquila piezas te pregunta si la querés ‘sola o con una niña’, en alusión a estar acompañado por una prostituta, muchas de las cuales son menores de edad”, aseveró.
La acumulación de basura es otro de los problemas constantes que convierten al pueblo en un paisaje de desorden. Además, llegar a esa localidad es bastante complicado, ya que se encuentra situada cerca al glaciar Bella Durmiente.
El día que fue Ricardo, cuando el sol empezó a calentar un poco, se hizo como una especie de barro las calles y salía un un olor nauseabundo. “Como no tienen cloacas, lo que se ve en realidad no es barro; son básicamente las heces y los desechos de la cocina. Hay basura por todos lados, entre las casas, las calles y los cerros. No hay rincón que se salve de ser contaminado”, aseguró.
Esta cruda postal le provocó al youtuber una mezcla de sentires y pensares desencontrados: estar en la cima del mundo, a la par de los nevados, y ver a esa pobre comunidad viviendo en la miseria absoluta y demostrando su desprecio no solo por el medio ambiente sino también por la vida misma.
La Rinconada es un pueblo descolorido. Predomina el blanco de la nieve y el gris de las chapas con las que construyen las viviendas sus habitantes. “A medida que lo recorría sentía que mi presencia incomodaba. No quería sacar la cámara de fotos ni hacer videos por dos motivos. Primero y principal por respecto a no transgredirlos, y segundo por mi integridad”, aclaró.
Pero a pesar de todo, hasta en los peores lugares hay gente de corazones bondadosos y Ricardo se topó con tres ellos. “Eran mineros mirándome como si jamás hubiesen visto a una persona como yo. Paré la moto cerca y sin bajarme dejé que dijeran la primera palabras. ‘Acá no hay turistas’, dijo uno. Le expliqué que era un viajero, que era mi estilo de vida. Les conté que ya había visitado varias ciudades de Perú y que estaba interesado en conocer lugares únicos como ese”, relató Ricardo.
Y agregó: “Debo confesar que a pesar de lo introvertidos que eran, la plática se fue tornando más amistosa y hasta me mostraron una pepita de oro que había extraído de la mina”.
Para no quedar descortés, el youtuber les mostró el libro que había publicado de su travesía por el continente americano y luego se los regaló. Sin embargo, los tres admitieron que no sabían leer. “Fue algo triste pero increíble a la vez. Dejé mi libro en el poblado más alto del planeta”, exclamó orgulloso.
El clima también es hostil en esa zona de la cordillera peruana. Las temperaturas máximas rondan los 10 grados y las mínimas los -25 grados. A lo que se suman los inconvenientes con la altura, donde ya solo respirar puede ser mortal por la falta de oxígeno. Dicen que quienes llegan por primera vez a La Rinconada necesitan de unos 30 días para poder adaptarse a la altura. “Está más alto que el campamento base del Aconcagua y la gente vive ahí todo el tiempo”, resaltó Ricardo, quien afortunadamente no sufrió ese tipo de problemas.
En sus últimos 15 años, el youtuber visitó una docena de países, cientos de ciudades y miles de pueblos, asentamientos y comunas de América Latina. Pero jamás había visitado un lugar así, del que se llevó una tremenda impresión: “Si existe el infierno en la Tierra creo que este poblado puede ser una sucursal del mismo”.