El 15 de octubre de 1989 Gabriela Sabatini llegó a ser la tenista número tres del ranking de la WTA tras conquistar el Torneo de Filderstadt (actualmente se juega en Stuttgart), Alemania. Allí venció a la estadounidense Mary Joe Fernández por 7-6 y 6-4. Ese día, la destacada deportista argentina no sólo se alzó con el trofeo y un cheque de 250 mil dólares, sino que además obtuvo un Porsche 944 S2 Cabrio, premio que entregaba Porsche, principal sponsor del certamen.
Cuando el auto llegó a la Argentina, fue entregado a la familia Sabatini por el empresario Carlos Zanazzi, que en ese momento tenía el servicio oficial post venta de Porsche. En ese taller, con tan solo 20 años, trabajaba como ayudante de mecánica Jorge Lurie; quien luego se convertiría en su actual dueño. De aquel amor a primera vista ya pasaron 31 años y detrás de todo este tiempo hay una historia que merece ser contada.
Si bien la mismísima Gaby había dicho que el Porsche sería un regalo para su hermano Osvaldo, ella lo usó durante dos años y el auto hasta tuvo su momento de popularidad ante la prensa. Lo exhibió cuando el presidente Carlos Menem la invitó a almorzar a la Quinta de Olivos, en noviembre de 1990. El motivo de ese encuentro fue agasajarla por sus logros profesionales, ya que dos meses antes había ganado el US Open, el máximo hito de su carrera.
Un video subido a YouTube muestra el momento exacto en que Gaby se retiraba de la residencia presencial, acompañada por la tenista Mónica Seles, manejando el majestuoso 944 S2 descapotable color Tahoe Blue Metallic con interiores en cuero color Ivory (marfil).
De acuerdo a la información publicada en el sitio especializado Cosas de Autos, el Porsche 944 S2 irrumpió en el mercado en 1989 y era una evolución del 944. Estaba equipado con un motor aspirado de 3 litros que entregaba 211 cv de potencia y 280 Nm de torque.
“La particularidad es que la variante Cabrio fue producida en Weinsberg, Alemania por ASC y se hicieron sólo 16.944 unidades ese año para el mercado estadounidense y 3.938 en 1990 para otros mercados, incluidos aquellos con volante a la derecha”, detalló esa publicación.
“Yo no estuve en la entrega de 0km pero sí cuando Osvaldo Sabatini lo trajo a hacer el primer service de los 2000 kilómetros. Recuerdo que se lo dimos a mediados de semana y el domingo sale en tapa Clarín que había tenido un accidente con el auto en Punta del Este”, relató a Infobae Jorge Lurie, su actual propietario.
“Se había dicho que el auto había volcado y que estaba destruido pero no fue así. El Porsche no andaba porque tenía torcida una rueda y aplastada con un guardabarros”, explicó. “Vos calculá que el auto tiene parabrisas y los ventiletes originales. No fue un vuelco, fue un pequeño accidente. Pero eso quedó en el mito de la gente”, admitió.
A sus 54 años, Jorge todavía se sigue preguntando por qué el “Ova” nunca quiso repararlo y prefirió venderlo así chocado como estaba: “Era cuestión de cambiar una parrilla de suspensión, reparar un guardabarros y listo. Además, yo se que a Gaby le gustaba mucho ese auto porque es una amante de los convertibles y encima tenía caja manual. Es algo que tengo pendiente de averiguar”.
Finalmente, el auto fue adquirido por un reconocido agenciero de zona norte, que lo compró con la intención de repararlo y revenderlo. “Tengo entendido que cuando falleció, el hombre no había llegado a arreglarlo. Pasó un determinado tiempo y el Porsche se volvió a vender. Lo compró otro agenciero de Villa Devoto que lo puso a punto y se lo vendió al doctor Faustino Arámbulo”, precisó Jorge, que por esas vueltas de la vida entabló una entrañable amistad con él porque los dos eran amantes de los “fierros”.
En esa época Jorge se desempeñaba como Jefe de Taller de una agencia Renault del barrio porteño Recoleta, que quedaba justo a una cuadra de la casa de Faustino. “Él era fanático de la marca. Llegó a tener tres Porsche: un 911, un 924 y el de Gaby Sabatini. Yo me convertí en su mecánico y le hacía el mantenimiento a los tres en un taller propio que funcionaba en el garage de mi casa, en Villa Adelina”, recordó Jorge.
Faustino no tenía hijos y cuidaba de los Porsche como si así lo fueran. Los tenía guardados en una cochera y utilizaba al 944 S2 solamente para ir a trabajar al Hospital Moyano. “Ese auto nunca salió a la ruta ni pisó la Panamericana. Le hacía unos 15 kilómetros por día, de lunes a viernes. Imaginate que actualmente tiene 70 mil kilómetros”, remarcó Jorge.
A medida que el hombre fue envejeciendo se fue desprendiendo de ellos. Primero vendió el Porsche 911 y luego el Porsche 924. “Yo tenía la copia de las llaves de los tres autos y el control remoto para entrar y salir de la cochera cuando quisiera. Me tenía mucha confianza y quería que yo se lo comprara”, contó Jorge.
“Hicimos un trato y me lo vendió a un precio simbólico. Me dijo que se lo pagara como pudiera. El auto lo puse a mi nombre en 2020 pero estuvo en poder de Faustino hasta que falleció, en 2022. A pesar que ya no lo manejaba, porque tenía más de 90 años, salía a hacer las compras y pasaba un ratito a verlo por la cochera antes de volver a su casa. Como lo encendía cada tanto, gastaba más plata en baterías que en nafta. Le tenía un cariño especial”, explicó al justificar su decisión de que Faustino lo conservara hasta el final.
En este último tiempo, Jorge desarmó el Porsche y lo repasó por completo. Le hizo los frenos, cambió los fluidos y filtros. Pero cuando al fin llegó el momento de usarlo y disfrutarlo cambió de idea.
“Este coche es una verdadera reliquia y lo siento como algo prohibitivo. Nunca caí en que era mío. Desde que Faustino murió no es lo mismo, Prefiero que lo tenga alguien que lo valore y lo cuide como él. Es un auto único en el país y que se lo ganó alguien como Gabriela Sabatini”, se sinceró Jorge, quien la semana pasada decidió ponerlo a la venta.
Actualmente, el Porsche está siendo exhibido en una agencia especializada en autos de colección ubicada en la localidad bonaerense de Florida, partido de Vicente López, y cotiza a USD 54 mil. “Vale aclarar que el auto con el que Gaby se fotografió en la final de la Copa Porshe es otro. En Argentina, le hicieron la entrega del auto con el color que ella pidió y con otras llantas. Tengo la documentación que acredita que el auto era de ella”, concluyó Jorge.