Luego de permanecer internada durante dos meses en un hospital público de México, Carolina Soledad Camaño, la argentina que sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) al presenciar un homicidio en la playa, regresó a su natal provincia de Córdoba para continuar con su tratamiento en el país. Lo hizo tras un vuelo de más de 12 horas, el cual estuvo enmarcado por las dificultades de trasladar a un paciente delicado y sin movilidad, como es su caso.
La joven de 31 años -que estaba instalada en Playa del Carmen- aterrizó el jueves después de un viaje largo que comenzó en la ciudad mexicana de Mérida. Su primer tramo fue hasta Cancún, luego hizo escala en Panamá y finalmente arribó a Argentina durante la mañana.
“En el estado en que llegó no atinaba a nada, no me reconoció”, relató su padre, Juan Camaño, en diálogo con el medio El Doce. En la misma entrevista contó que, apenas unas horas después de arribar, su hija fue trasladada al Hospital Córdoba, donde quedó internada nuevamente. Allí le realizaron una evaluación para determinar su estado de salud y cuáles son los próximos pasos a seguir de su tratamiento.
En este sentido, remarcó la urgencia de que Carolina inicie una rehabilitación completa, aunque pidió colaboración para poder afrontar los gastos, dado que los costos son muy altos y su familia no cuenta con los ingresos suficientes para cubrirlos: “Necesita todo ella, todavía del tronco no mueve nada. Tampoco habla, por momentos hace gestos con los que demuestra que te entiende, como una sonrisa, pero nada más”, dijo.
Si bien el objetivo principal de los Camaño se cumplió, que era mantener a la joven con vida y que permanezca estable para poder regresarla a Argentina, la abogada que los representa apuntó contra las autoridades argentinas por no brindarle asistencia. La denuncia pública realizada por Marina Romano fue dirigida tanto al Gobierno de Alberto Fernández como al de Javier Milei: dijo que la abandonaron y que hay un “desamparo de los argentinos en el exterior”.
“No hacen gestiones para tener tratados de reciprocidad ni tampoco hay una política legislativa para tener tratados bilaterales que mantengan a nuestro pueblo resguardado en el exterior, como hacemos nosotros con los extranjeros”, criticó.
El hecho que le cambió la vida a Carolina sucedió el pasado 26 de noviembre, cuando la joven estaba en la playa. Allí fue testigo de un crimen, escena que la impactó y que, al regreso a la casa, le provocó convulsiones.
Los amigos de la joven cordobesa la llevaron al centro de salud de Playa del Carmen, donde “estuvo dos días inconsciente”. Cuando lograron estabilizarla, le dieron el alta. Sin embargo, continuó con vómitos, mareos y convulsiones, reveló su padre, Juan Camaño.
Su condición se agravó con el tiempo y quedó internada en el hospital PlayaMed. Tras su hospitalización, se descubrió que la mujer tenía un aneurisma del tamaño de una pera, motivo por el cual la familia inició una recaudación de fondos para costear los gastos y trasladarla rápidamente a otro hospital de alta complejidad, ya que el lugar donde estaba internada carecía del equipamiento necesario para la intervención quirúrgica.
La operación se realizó con éxito el pasado 9 de diciembre. Finalmente, Carolina fue trasladada al Centro Médico de las Américas. “Caro superó el traslado y la cirugía, aunque el doctor nos informó que las próximas horas son cruciales, ya que su condición es crítica”, habían informado los padres de la joven a través de la cuenta de Instagram @todosporcaromx antes de que lograra estabilizarse por completo.
Dicho perfil en redes sociales fue la que utilizaron los allegados de la joven para realizar colectas solidarias, reclamar por su vuelta al país y mantener actualizados a sus seres queridos y seguidores que empatizaron con el caso.