(Enviadas especiales al Vaticano) El papa Francisco encabezará la ceremonia de canonización de la beata argentina María Antonia de Paz y Figueroa, conocida popularmente como Mama Antula, el próximo domingo 11 de febrero a las 9 de Roma (4 de la mañana en Argentina).
En las últimas horas, el Vaticano descubrió por primera vez la imagen oficial de la primera santa argentina junto al altar mayor de la Basílica de San Pedro en Roma, donde se celebrará la Santa Misa en la que será canonizada. Allí quedará el cuadro con su rostro, cuando sea proclamada Santa, y, además, se escribirá su nombre en el libro de los Santos y Santas de la Iglesia Católica.
La canonización de Mama Antula por parte del Papa Francisco será la primera ceremonia de este estilo que se celebre en el interior de la Basílica de San Pedro, ya que la tradición marca que se realice en la Plaza San Pedro. Asimismo, compartirá con la Madre Teresa de Calcuta el hecho de ser los únicos santos en estar elevados a los altares en soledad.
El papa Francisco es fiel devoto de Antula. En sus años de arzobispo de la Ciudad solía nombrarla y tener presentes sus enseñanzas en las homilías y desde que asumió la titularidad de la Iglesia Católica pregonó para declararla beata, lo que sucedió el 27 de agosto de 2016, en Santiago del Estero.
El Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, se encuentra en Roma para participar de la celebración, y desde la sala Stampa Vaticana, compartió sus impresiones sobre el hecho histórico para los argentinos. “En el contexto del Sínodo de la Sinodalidad es, por un lado, el protagonismo de la mujer laica, porque Mama Antula no era una monja, una religiosa, era laica. Lo que pasa es que por la ropa o las imágenes que tenemos, podemos confundirnos. Esto nos habla del protagonismo de los laicos, del protagonismo de la mujer, de la audacia y creatividad apostólica que tuvo en momentos difíciles de la Argentina, porque la Argentina vive en una eterna crisis”, aseguró el religioso.
“Y al mismo tiempo, nos está animando a nosotros a vivir esas notas de santidad en el mundo de hoy. Lo interesante es no quedarnos en la cuestión histórica del pasado, sino vivirlo en el hoy. Y eso me parece fundamental y es el mensaje que nos deja el Papa Francisco”, agregó.
Por su parte, García Cuerva destacó la confirmación de la presencia del presidente de la Argentina, Javier Milei, para el próximo domingo. “Se valora la presencia del presidente de la Nación. Tenemos que mirar esto con ojos institucionales, hoy el presidente es el señor Javier Milei, y, por lo tanto, su presencia, como los otros representantes del gobierno nacional, es importante. Porque es hecho importante para la Argentina y para todos”, dijo, y destacó: “La presencia institucional del presidente, es valiosa”.
El reconocimiento de la Iglesia a Mama Antula
Gerardo Di Fazio, vicepostulador de Causas de canonización del Vaticano, contó su historia sobre la canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida popularmente como Mama Antula. “Formé parte de este muy pequeño núcleo de entusiastas que veían en la figura de María Antonia una gran santa, la cual debería ser reconocida por la Iglesia y ser incorporado su nombre al canon de los santos. En aquellos primeros tiempos, nadie nos daba esperanza para que causa de canonización prospere”, sostuvo.
Además, reveló: “La figura de la próxima Santa era conocida solo por unos pocos historiadores eclesiásticos y nada más. Y así, junto a la Madre Hilda Rosa Ledesma, compaginamos una hojita llamada: ‘compañera del camino’, esta se distribuía una vez al mes por las iglesias cercanas de la santa casa”.
“Poder contemplar hoy que aquella semilla que despertamos de un letargo de más de un siglo, se ha trasformado en un bosque inmenso, no hace otra cosa que darnos cuenta de que fue el mismo Señor que, tomando nuestra fragilidad, nos llevó a luchar con gran audacia y denuedo para rescatar la olvidada figura de la futura santa. Obra de Dios, sin duda”, añadió Di Fazio.
Y concluyó: “María Antonia ha significado y significa para mí, que conozco muy fielmente su historia, casi como si ella me la hubiese contado, que cuando creemos fehacientemente en algo, con la ayuda de Dios, lo podemos llevar a cabo y no hay obstáculos que no puedan ser vencidos”.
La historia de la imagen oficial de Mama Antula
La imagen utilizada en la misa de canonización es una representación de la copia del cuadro pintado por José de Salas, quien nació en Madrid en 1735 y murió en Buenos Aires en 1809. Se educó en la Academia de San Fernando de Madrid y arribó al país en 1772. Era un artista de caballete academicista y había retratado a varios funcionarios del virreinato como los virreyes Nicolás del Campo y Pedro Melo.
Cuando María Antonia de Paz y Figueroa falleció el 7 de marzo de 1799, descubren que jamás ella había permitido que le realizaran un retrato. Ante el inminente sepelio, que se realizó la madrugada siguiente en el camposanto de la Piedad, fueron a buscar a José Salas. “La casa de ejercicios estaba ubicada muy lejos del casco céntrico: había que atravesar tres arroyos para llegar a la plaza de la Victoria (actual plaza de Mayo), los cuales, cuando llovía, eran imposibles de atravesar”, remarca Di Fazio.
Cuando llegó José de Salas, apenas pudo realizar unos esbozos del rostro. Se retiró, luego, a pintar el cuadro. La descripción la hace el integrante de la comisión histórica de la causa de Mama Antula: “Él la ubica de pie, frente a la casa de ejercicios, envuelta en su manto negro el cual utiliza en forma de velo y vestida con un hábito negro y al cuello un velo blanco que lo cubre. El cuadro es un óleo cuyas dimensiones son 125 centímetros de alto por 90 centímetros de ancho, incluido el marco de madera. La paleta de colores aplicada se limita al ocre, rojo y negro. El cuerpo de la beata ocupa la mayor parte de la superficie pictórica. Su rostro destaca por la forma angular y por la mirada ensimismada mirando hacia la derecha. En su mano derecha sostiene una cruz alta y en la izquierda un libro abierto, detrás de ella se observa la puerta de ingreso a la casa de ejercicios”. Debajo del cuadro, Salas escribió: “Doña María Antonia de la Paz. Fundadora de esta Santa Casa. Nació en la ciudad de Santiago del Estero el año de 1730 y murió en esta Capital el día 7 de marzo de 1799. Este retrato es obra de Don José Salas, quien, por afecto a esta Señora, lo colocó graciosamente para perpetuar su memoria”.
El retrato fue colgado en la habitación donde falleció la santa. Siglos después será la imagen destacada de una misa presidida por el papa Francisco. “Dudo que en su vida don José de Salas habrá soñado que, basado en una obra suya, un lienzo fuera desplegado en la basílica de San Pedro del Vaticano”, considera Di Fazio.