El Muro de los Lamentos, también denominado Muro Occidental, es el sitio religioso más emblemático de la fe judía, ubicado en la Ciudad Vieja de Jerusalén y construido hace más de dos mil años. Esta impactante construcción de piedra es el vestigio del Segundo Templo de Jerusalén destruido en el 70 d.C. por los romanos, y congrega fieles de todo el mundo que asisten para realizar oraciones y plegarias.
Este martes, el Muro de los Lamentos fue visitado por el presidente Javier Milei, quien rezó ante los restos milenarios del Templo de Jerusalén, acompañado por su rabino, Axel Wahnish, designado como futuro embajador argentino en el país, y después leyó La Torá en los antiguos túneles cercanos al denominado Kotel.
¿Cuál es la historia del Muro de los Lamentos?
El Muro de los Lamentos es la única estructura remanente del Segundo Templo de Jerusalén, que estuvo en pie desde el año 516 a.C. hasta el 70 d.C. Esta edificación, concluida bajo el mandato de Herodes el Grande, se mantuvo como un emblema sagrado para el judaísmo a lo largo de dos milenios, y representa en la actualidad, uno de los sitios más venerados y simbólicos de la fe judía.
La historia del Muro de los Lamentos se remonta a un episodio crucial ocurrido en el año 70 d.C., momento en el que las legiones romanas lideradas por Tito irrumpieron en Jerusalén, destruyeron el templo y dejaron a la ciudad en ruinas. Este acto no solo representó un punto de inflexión en la historia de Jerusalén, sino que también dejó el Muro Occidental en pie, lo cual, según los registros históricos, fue una decisión de Tito para señalar el triunfo del Imperio Romano sobre Judea.
Sin embargo, para la población judía, la preservación de una parte del templo fue interpretado como un acto de divinidad, simbolizando la promesa de Dios de proteger un vestigio de su alianza eterna con el pueblo judío.
La relevancia del Muro de los Lamentos, sin embargo, trasciende el ámbito religioso, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y perpetuidad del judaísmo a lo largo de la historia. Es un testimonio tangible de las vicisitudes y la resiliencia de un pueblo frente a los embates del tiempo y la historia. Hoy, el muro no solo atrae a fieles que buscan un lugar de oración y reflexión, sino también a visitantes de todo el mundo de diversas culturas interesados en conocer su significado.
Diversos historiadores destacan que el nombre del muro deriva de las lamentaciones judías por la destrucción del templo y la consiguiente pérdida de la soberanía sobre Jerusalén. Convertido en símbolo de resistencia y perseverancia a lo largo de los siglos, en la actualidad también se transformó en un sitio de duelo y plegaria, y constituye uno de los símbolos más importantes del judaísmo.
En el Muro de los Lamentos también se realizan plegarias escritas, conocidas como “kvitlach”, que los fieles ubican entre sus grietas. Al ser considerados objetos sagrados y símbolos de la fe de los cientos de miles de personas que lo visitan, son retiradas una vez al año y enterradas en el Monte de Olivos, antes de festividades judías importantes como Rosh Hashaná y Yom Kipur.