Arde el Parque Nacional Los Alerces: el relato en primera persona de un bombero que combate contra el fuego

Hernán Mondy es brigadista y todos los días viaja de Trevelin hasta el bosque en llamas para pelear cuerpo a cuerpo. Ya se quemaron unas 2.000 hectáreas del paraíso patagónico. Las jornadas extensas y la solidaridad con sus compañeros. Además, el deseo que llegue una lluvia salvadora

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Hernán Mondy es uno de los brigadistas que combate el incendio del Parque Nacional Los Alerces
Hernán Mondy es uno de los brigadistas que combate el incendio del Parque Nacional Los Alerces

Se quema uno de los paraísos de la Patagonia argentina. El Parque Nacional Los Alerces, en Chubut, arde en las laderas secas de sus montañas con temperaturas superiores a los 30 grados y la falta de lluvias que generó una sequedad extrema en toda la vegetación de la zona.

En apenas cinco días el fuego sin control ya consumió más de 2.000 hectáreas. Por su parte, los brigadistas continúan trabajando denodadamente para contener el fuego, que comenzó el jueves pasado por la noche en la zona de bahía Rosales, en el lago Futalaufquen.

Cuerpo a cuerpo contra el fuego

Las fotos recorren el país. Allí se ve a los bomberos con todo su equipamiento luchando cuerpo a cuerpo con las llamas en los arbustos. Pero detrás de esas imágenes anónimas hay historias.

Hernán Mondy vive en Trevelin, la comarca patagónica cercana a Los Alerces. Todas las mañanas desde que arrancó el incendio se levanta a las 5 de la mañana para empezar la batalla. Pasa por la habitación de sus 3 hijos que duermen a esa hora de la madrugada.

Un rato de tregua del brigadista en medio de la batalla contra el fuego
Un rato de tregua del brigadista en medio de la batalla contra el fuego

El bombero que trabaja en el control del fuego del Parque Nacional Los Alerces desde hace 4 años se junta con el resto del equipo y se dirigen en dirección a la montaña cargada de humo que se ve a los lejos. “Empezamos el trabajo a las 7. Caminamos un 1.5 kilómetros para llegar a la zona que ese día nos toca. Siempre, antes de subir los jefes plantean una estrategia de acuerdo a lo mejor para intentar controlar el fuego”, relata Mondy en diálogo con Infobae tras pasar toda la jornada en medio de las llamas del bosque.

Las brigadas trabajan en el campo de cara al fuego e intentan a través de fajas comenzar a circunscribir el incendio. “Tenemos que estar muy atentos todo el tiempo, porque una distracción y podemos estar rodeados por el fuego en segundos por los vientos cambiantes de la Patagonia”, explica Hernán con la voz cansada después de todo el día en Los Alerces.

“Esta situación ya se veía venir desde el arranque del verano. El semáforo que tenemos en el parque ya daba como una condición extrema desde diciembre. Llovió muy poco y las altas temperaturas hicieron el resto para generar el incendio”, resalta el brigadista.

Ya se quemaron 2.000 hectáreas de Los Alerces (Parque Nacional Los Alerces)
Ya se quemaron 2.000 hectáreas de Los Alerces (Parque Nacional Los Alerces)

“La prioridad en este momento es controlar el incendio, pero el día después vamos a ir hasta el final en la justicia para que haya una medida ejemplificadora. Han habido muchas denuncias, hay causas en este momento en el Tribunal Oral Federal de muchos años con procesamiento ya por incendios en el parque nacional”, indicó Ignacio Agustín Torres, gobernador de Chubut.

“Hay características de cómo inicia el fuego que dan muestra de la intencionalidad. Ya hubo otras situaciones similares donde son dos focos en paralelo que se terminan uniendo, se da en lugares de muy difícil acceso a altas horas de la noche donde el patrullaje de las brigadas ya no está tan activo”, explicó Torres en diálogo por Radio Rivadavia.

La batalla contra el fuego

El trabajo en el bosque en llamas es parecido a una guerra. “Somos como una patrulla y el enemigo es el fuego – cuenta el bombero-. Entre nosotros nos avisamos si hay algún problema o si un cambio repentino del clima hace más complicada la situación”.

El primer objetivo de los brigadistas es encerrar el incendio. “Circunscribirlo”, es la palabra técnica que usan los bomberos. En los primeros días con muy pocas hectáreas quemadas estuvieron apenas a 200 metros de lograrlo. “Una tarde cambió el viento y todo lo que habíamos avanzado no funcionó. En ese poco tiempo, se empezaron a quemar gran parte del bosque. Fue una gran impotencia pero seguimos en el frente”.

Unas 348 personas trabajan en el operativo, mientras que 246 se despliegan en el terreno, dedicadas específicamente al combate del fuego. El comportamiento del fuego no es uniforme debido a la topografía del lugar, caracterizada por pendientes y cañadones irregulares. Se dispone de 5 medios aéreos del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), con la operación de 3 helicópteros; 2 aviones hidrantes; un avión de observación; maquinaria vial y drones de observación de puntos calientes, recordaron desde el Comando Unificado.

Otra esperanza de los brigadistas era que el arroyo Centinela que cruza el parque con buena cantidad de agua de deshielo en el verano funcionara como cortafuego en uno de los extremos del incendio. “Estaba trabajando en la zona cuando vi como empezaba a quemarse el bosque del otro lado del arroyo -recuerda Mondy-. Fue una gran decepción porque creíamos que podía funcionar y evitar que se propaguen las llamas”. Tras pasar ese curso de agua, Hernán relata el impacto que sintió: “En unos cinco minutos, delante de nuestros ojos vi a las llamas que se prendían en la ladera de la montaña”.

Las autoridades advirtieron por la posibilidad de que se propague el fuego hacia otras zonas (Télam)
Las autoridades advirtieron por la posibilidad de que se propague el fuego hacia otras zonas (Télam)

La vida en el bosque quemado

Cuando llega el mediodía, los brigadistas buscan algún lugar seguro en el bosque para almorzar y reponer fuerzas. “Nos ubicamos en el bosque, cerca del fuego pero en un espacio que lo consideramos seguro para tomarnos unos minutos para alimentarnos”, explica Hernán. Allí, se sientan y contemplan a corta distancia el humo y las llamas que pocos minutos después volverán a enfrentar durante el resto de la jornada.

Al finalizar, Hernán y sus compañeros se suben a la camioneta y regresan a sus casas en Trevelin. Allí los esperan su familias para contenerlos. Mientras tanto, el incendio en Los Alerces se mantiene fuera de control. “Por las condiciones tenemos para varios días más seguro. Las llamas por ahora subieron por la ladera de la montaña, pero en cualquier momento pueden cambiar y empezar a bajar. Allí, correrían peligro las casas que están cercanas a la ruta que cruza el parque. Lo único que nos puede salvar y traer alivio es una lluvia”.

La protesta de Hernán en medio de su trabajo en Los Alerces
La protesta de Hernán en medio de su trabajo en Los Alerces

Mondy no cree que existan héroes en el combate contra el fuego. “Somos trabajadores con una vocación de servicio. Amamos lo que hacemos, pero también necesitamos tener un sueldo que nos permita vivir con dignidad”, explica Hernán. En la actualidad, los 600 brigadistas que dependen del gobierno nacional son contratados. Tienen sueldos que arrancan en los 300.000 en la zona de La Pampa hasta los 500.000 en la Patagonia por el plus de zona desfavorable. En marzo se vencen la mayoría de los contratos y esto generó incertidumbre en el plantel. “Pedimos el pase a planta permanente para llevar tranquilidad a nuestras familias también”, sostiene Mondy que se sacó una foto de protesta en medio del incendio de Los Alerces esta semana.

Pese a los pedidos, el brigadista se levanta todas las mañanas sin otro pensamiento en su mente que el de volver a enfrentar las llamas en el bosque. Se calza el traje y el resto del pesado equipo para encontrarse con sus compañeros y viajar hacia la montaña cargada de humo y fuego. Mientras tanto, mira al cielo en busca, quizás, a la chance de alguna lluvia salvadora que apague el infierno.

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