“Quiero que este video se haga viral y tienen que decir en los comentarios: ‘Antonia, me encantan las frutillas’”, dice la pequeña cocinera de seis años, que desde los tres cocina en cámara para una fiel audiencia en TikTok.
Antonia, que es de Balcarce, ciudad serrana a 400 kilómetros de Buenos Aires -y nació prácticamente con el cucharón en la mano-, proviene de una familia de cocineros. Su madre Luisina, se dedica a la pastelería. Ahora tiene un emprendimiento de tortas piñata. “Esto sucedió porque toda mi familia cocina. A mí mamá le encantó siempre. Mi papá, que falleció, tenía restaurantes en Balcarce y vivió siempre de eso. Mis hermanos, lo mismo. De chiquita, Antonia, hizo lo que hacía yo de chica. Metía mano en la cocina con dos años. Tengo un video de ella en YouTube haciendo pancitos con esa edad. A ella le encanta mirarse, porque era tan chiquita y ya demostraba cómo cocinaba”, relata.
“Grabala que es una genia, es muy carismática”, le dijo a Luisina su hermana. Durante la pandemia, al tener tiempo, con Antonia de tres años jugaban mucho en la cocina y empezaron con los tutoriales. La mayor parte recetas de la madre de Luisina, que sabe hacer de todo, pizza, pan, repostería. Recetas familiares que desde ese entonces prepara Antonia para su audiencia de Tiktok e Instagram. Por su simpatía y entusiasmo por la cocina despierta ternura y una catarata de elogios, sin contar, que también le mandan fotos de la puesta en práctica de la receta. Y a ella le encanta ver todo eso, según su mamá.
La nena dio sus primeros pasos en la cocina imitando a su mamá y a su abuela mientras hacían pan o tallarines con la máquina con rodillos para hacer pastas en casa. Al empezar a grabarla, advirtió que su hija disfruta mucho de verse y hablar en cámara. “Ella ve la cámara o empieza a verse en el celular y es muy actriz, muy expresiva, le gusta”, cuenta. Y además, dice que habla tanto que tiene que acortar las videos, sino se hacen largos para lo que pide la red social. Luisina dice que además su hija es muy ocurrente: “El otro día hablaba en una receta de ponerle jamón a un tostadito y dice “más jamón para la vida” y cosas así. Lo mismo cuando pide a la gente que abajo comente “Antonia, está buenísimo”. Lo dijo un día y la gente le empieza a comentar todo lo que ella pide. La gente se engancha y le escribe cosas hermosas. Y a ella le encanta”, asegura.
“Antonia me encantan tus recetas. ¿Le mandas un saludo a mi hija Thiana que ve todos tus videos? “Soy fan de Antonia, literal”, dice Juan. “Hola Antonia. Sos una genia. Me gustaría que si tengo un hija sea así”, dice una seguidora llamada María Belén. Así, todos los mensajes, que hace muy poco la nena empezó a leer, porque en 2023 terminó primer grado.
Cuando le gusta una receta que ven en Instagram le dice a su mamá: “Ésta la quiero hacer yo”. Madre e hija miran juntas las sugerencias de Instagram con recetas y Antonia le pide que le guarde la que más le interesa. “Esta la vamos a hacer, la quiero probar”, cuenta su mamá. Eso significa que la mini chef elige los contenidos para la audiencia y su mamá, su asistente de cocina le prepara todo los ingredientes para que haga su magia. De todos los procesos que todavía hace su mamá que requieren mucha precisión, hay algo que quiere hacer ella porque le encanta: romper los huevos. Y le sale. Todavía eso de separar la yema de la clara, no, pero no falta mucho para que lo logre.
Además de su gusto por la cocina, a Antonia le encanta comer bien. “Cuando la ves probar, ves que la está disfrutando. Es re dulcera la taurina”, dice su mamá. También, de tanto escuchar hablar de cocina a su familia - en particular a su mamá y a su tía-, tiene incorporado el vocabulario, si un budín es esponjoso, húmedo. ¡Y los gestos! Se besa el montoncito de dedos para demostrar que algo es riquísimo. Y al ser tan chica, es normal que a veces se le trabe la lengua con los nombres de los ingredientes. Le pasa con la harina leudante. A veces no le sale de decir leudante. Cuando eso pasa madre e hija se ríen y ella le dice otra vez. Va de vuelta la parte dentro de una grabación muy editada como la de cualquier adulto.
El legado de la cocina no solo se repite por generaciones por línea materna. El abuelo paterno de Antonia tiene la casa de cotillón y repostería más antigua de Balcarce. Ahí vende sus tortas piñata Luisina, que son huecas como un huevo de Pascua y están rellenas con golosinas y la pequeña nieta muchas veces le hace publicidad al abuelo.
Su madre trabaja en ese mismo negocio y le sugirió la idea de hacerlas, ya que no había en Balcarce. “Se le puede poner lo que uno quiera y se rompen con un palito. En una fiesta de quince me pidieron que le pusiera un anillo, por ejemplo. Es puro chocolate, no lleva bizcochuelo”, detalla Luisina.
Matías, el papá de Antonia, no cocina por el momento. Es programador. Antonia escucha a su mamá dar la entrevista vía telefónica. Está con fiebre y resfrío. Igual se anima a contestar algunas preguntas, tímidamente. Dice que cuando sea grande quiere ser streamer, cantante, actriz y también quiere pintar y bailar.
Y cuándo se le pregunta cuáles son las próximas recetas que va enseñar en sus redes, no piensa mucho. Ya lo sabe o al menos es lo que quiere y después verá su madre si se puede: hacer un huevo kinder o una torta alfajor, de chocolate blanco, que es su preferido.
Actualmente Antonia tiene en sus cuentas llamadas Antoniaminilove, casi 60 mil seguidores en su TikTok, que es bastante nueva y es presentada como minichef y en Instagram tiene 260 mil. En la red social china, su video del tiramisú alcanzó 1.700.000 reproducciones.