El cerro Aconcagua se cobró en los últimos minutos de este lunes a su cuarta víctima fatal de la temporada y tercera del año, cuando Skeete Kshamata, una tuirista estadounidense de origen japonés, de 49 años, murió mientras realizaba el descenso tras haber hecho cumbre.
Según informó el Ministerio de Seguridad de Mendoza, a las 23.45 el guía Gabriel Fraccia, de la empresa AMG, informó que en Piedras Blancas la mujer sufrió un infarto. Si bien de inmediato procedieron a realizarle maniobras de RCP, luego de 30 minutos de esfuerzo el médico que la atendió constató que no poseía signos vitales.
Kshamata y el grupo que iba con ella estaba en Piedras Blancas, a 6.060 metros sobre el nivel del mar. Es la conocida “Ruta normal”, donde la senda se monta definitivamente sobre el filo norte, hasta alcanzar un pequeño paso por el que se accede a la ladera Noreste de la montaña.
La estadounidense tenía un doctorado en Medicina y era especialista en ortopedia de manos y medicina del deporte. Desarrollaba funciones en CaroMonth Health y en Carolina Orthopedic & Sports Medicine Center, en Carolina del Norte, Estados Unidos, según se informó oficialmente.
En poco menos de un mes, Kshamata se convirtió en la cuarta integrante de la lista trágica de la temporada en el Aconcagua.
La semana pasada murió una andinista rumana, Mihaela Gabi Ianosi, de 56 años. Se desvaneció tras haber hecho cumbre. En su caso, también recibió rápida asistencia, pero no lograron salvarle la vida.
En la primera semana del año, el andinista ruso Minaev Andrei, de 33 años, fue encontrado muerto dentro de su carpa en Plaza de Mulas. Quien descubrió el cuerpo sin vida del montañista fue el guía de la expedición, de 48 años y también ruso. En su testimonio, contó que el triste hallazgo fue a las 9.40, mientras despertaba a los miembros del grupo que coordinaba y que se alojaban en los domos de “Aconcagua Vision”.
El 31 de diciembre, en vísperas del Año Nuevo, murió el andinista estadounidense Raúl Alexander Tartera, de 30 años, quien se descompensó en la zona conocida como “La Cueva”, a 6700 metros sobre el nivel del mar, cuando descendía luego de haber coronado la cumbre. El uso de oxígeno y medicación no fue suficiente para estabilizar al montañista, quien finalmente colapsó sin responder a los masajes cardíacos que le practicaron.