La denuncia que pesa sobre él es demasiado grave. Y Juan Martino lo sabe. A fines del año 2022, el actor fue convocado para participar de la segunda edición de El Hotel de los Famosos, el reality producido por BoxFish para la pantalla de ElTrece. Y creyó que ésta sería una gran oportunidad para impulsar su carrera. Sin embargo, un mes después de comenzadas las grabaciones y antes de que el programa comenzara a salir al aire, algo que recién sucedió en enero del 2023, fue expulsado por motivos que en ese momento no quedaron del todo claros y que daban cuenta de cierta “incomodidad” que habría sentido Flor Moyano, otra de las participantes del ciclo, con la que en apariencia había comenzado una relación sentimental.
Lo cierto es que, con el correr de los días, comenzó a escucharse la palabra “acoso”. Y, tras su salida del certamen, Moyano recurrió al doctor Roberto Castillo y terminó denunciando en la Justicia a Martino por el delito de “abuso sexual” en al menos seis oportunidades, en dos de las cuales según sus palabras se habría llegado a concretar el “acceso carnal”. Frente a esto, el actor se refugió en el silencio y dejó que su letrado, Agustín Rodríguez, tomara su defensa. Sin embargo, tras un año de ostracismo, decidió romper en silencio y dar su versión de los hechos.
—¿Cómo está a doce meses de la denuncia?
—Mejor que antes, aunque todavía sigo mal. Estoy nervioso y me cuesta mucho dormir. No sé por qué, todo esto me afectó mucho el sueño y, aún tomando pastillas, me despierto a mitad de la noche. No estoy descansando bien. Siento que algo cambió y no detecto qué fue. Eso que estoy haciendo terapia. Y lo que muchos me hacen notar es que estoy triste todo el tiempo.
—Lo acusan de un hecho terrible y uno imagina que, siendo inocente, lo lógico hubiera sido que saliera a gritar su verdad. ¿Por qué tardó tanto en hablar?
—Fueron varios los motivos. En su momento, mi abogado me dijo que saliera a hablar si sentía la necesidad. No hubo ninguna estrategia en ese sentido porque yo no tenía nada que ocultar y mi relato fue siempre el mismo. ¿Pero que me iban a decir cuando, del otro lado, había una persona llorando? Yo sabía que en la Justicia se iba a demostrar mi inocencia, pero no estaba preparado para salir a los medios.
—El tema es que, por las características del caso, además de la cuestión legal está la condena social...
—Totalmente. Y eso fue lo que me destruyó. Por eso no estaba de ánimo para hablar. Yo tardé seis meses en poder salir a la calle. Obviamente, iba a la verdulería o al supermercado. Pero recién tuve una salida de amigos cuando Tony, Martín Coggi, me insistió para que fuera con él y con Delfina Geréz Bosco a un evento del Luna Park. Me pasaron a buscar y me llevaron, prácticamente, a la fuerza. Yo estaba devastado.
—Independientemente de lo que pasó en las redes sociales, ¿sufrió algún escrache?
—Jamás, gracias a Dios. Si pensaron algo malo, no me lo dijeron. Las personas que se han acercado para hablarme lo hicieron para decirme que me bancaban, que habían visto todo el programa y que no podían creer lo que estaba viviendo. En las redes sociales sí me han insultado y me han dicho las peores cosas. Pero he recibido muchos comentarios lindos también.
—Vayamos puntualizando los hechos: ¿la conocía a Flor antes de entrar en el reality?
—Nunca la había visto. Nos conocimos cuando fuimos a hacer las fotos de prensa y, después, nos encontramos en el hotel.
—¿Cómo se fue dando la relación entre ustedes?
—Tuvimos un par de charlas con todos los compañeros. Y a la primera o segunda noche que estuvo muy linda, nos juntamos en el parque Flor y yo con Mimí Alvarado, que hizo de celestina. Ella empezó a decir que le gustábamos como pareja, que veía que entre nosotros pasaba algo...Había buena onda.
—¿A usted ella te gustó desde el primer momento?
—Sí, es una chica muy atractiva.
—¿Y sentía correspondencia de su lado?
—Claro. Me acuerdo que esa noche, justo pasó una estrella fugaz y Mimí dijo que eso quería decir algo...El tema es que, al tercer día, fuimos a un juego en el que el que ganaba tenía la posibilidad de dormir con alguien en la suite.
—Ahí es donde Moyano marca el primer hecho de incomodidad: dice que le pidió que no se sacara la remera y que usted lo hizo igual, algo que se vio al aire.
—Eso no es así, el video está cortado pero en el crudo se puede ver lo que pasó. Nosotros estuvimos charlando una hora y media. Después, yo le vuelvo a preguntar si me podía sacar la remera porque era apretada y me molestaba. Y ahí ella me dijo que era un chiste, que me la sacara sin problema. Igual, yo en ese momento tenía un pijama en la parte de abajo.
—Entiendo que el reality, de alguna manera, incentivaba a que pasara algo más...
—Y sí, suma. A la gente le gusta ver cuando pasa algo un poco más jugado. Pero ahí hubo dos besos, nada más, y nos quedamos dormidos.
—¿Los besos fueron consentidos?
—Sí, por supuesto. ¡Es difícil darle un beso a alguien que no quiere!
—No siempre. ¿Flor no manifestó disconformidad?
—No, ella lo único que marcó de esa noche fue que yo me saqué la remera.
—Remitiéndonos a la denuncia, Moyano va relatando distintos hechos de abuso y el primero señala que usted le habría manoseado las nalgas sin su consentimiento.
—No es cierto.
—¿Qué es lo falso? ¿Que la manoseó o que no había consentimiento?
—Nosotros teníamos un vínculo que, a medida que fue avanzando el tiempo, se fue fortaleciendo. Pasamos de estar a los besos a empezar a bañarnos juntos. Después de lo que pasó en la suite, donde nos besamos por primera vez, empezamos a tener una relación.
—¿Lo podría definir como un noviazgo?
—Sí, obvio. ¡Éramos pareja! De hecho, está dicho por ella.
—En la edición que salió al aire parecía que ustedes eran una pareja, pero en el marco de un reality esto también podría haber sido parte de un show...
—No, era real. Hay videos en los que ella me está diciendo todo lo que me quiere y planea lo que íbamos a hace cuando estuviéramos afuera del hotel.
—Podría haber dicho para las cámaras una cosa y que la realidad fuera otra, ¿no le parece?
—¡Me engañó entonces!. Y yo le creí.
—O sea que estaba convencido de que había una relación sentimental entre ustedes...
—Re. Y yo también la quería a ella.
—Flor siempre manifestó su decisión de no tener relaciones íntimas dentro del reality.
—Ella lo que planteó es que no quería tener sexo delante de las cámaras. No quería exponerse a que la vieran en esa situación. Y yo tampoco.
—¿Fuera del alcance de las cámaras intimaban?
—No, tampoco. Porque, salvo el baño, no había muchos lugares privados.
—Justamente, otro de los planteos que hace Moyano en su denuncia tiene que ver con dos hechos que habrían ocurrido dentro del baño: uno en el que la habría manoseado y otro en el que le habría practicado sexo oral y luego la habría penetrado, siempre sin su consentimiento.
—También es mentira. El baño estaba adentro de la habitación, que siempre estaba llena de gente. Y no solo había una cámara afuera, sino que también había un micrófono adentro. Pero, para empezar, me resulta muy difícil imaginar que se le pueda practicar sexo oral a alguien que no quiera. Tendría que ser a la fuerza.
—No necesariamente: se puede dar por un sometimiento físico o por presión psicológica.
—Ok. ¿Y cómo podría haberla presionado psicológicamente en el baño para practicarle sexo oral?
—¿Manipulación?
—¿Quién soy? ¿Tu Sam? Si yo tuviera ese poder estaría en el lugar de Javier Milei ahora...¿En 5 minutos le hice un truco de magia para que ella se dejara hacer sexo oral?
—Lo que ella manifiesta es que usted vulneraba su psiquis para que sintiera que, si no accedía a sus deseos, podía tener alguna represalia o podría quedarse sin trabajo.
—Eso es lo más loco que escuché. ¿Qué poder tengo yo para manipularla de esa manera o dejarla a ella sin trabajo? ¡No cierra por ningún lado! A mí hay algo que me molesta. En todo su relato, ella dice: “Vos me hiciste”. Y es feo, porque yo no te hice. Yo hice algo, después podemos ver desde dónde, si soy un inmaduro o si soy un boludo, pero yo no te hice. En todo caso, vos sentiste eso. Y te pido perdón si sentiste algo malo. Pero no es que yo no te hice.
—¿En ningún momento Flor le hizo saber su molestia, más allá de lo que se vio al aire y acredita que varias veces lo rechazó?
—Lo que me hizo saber es que no quería tener sexo delante de la cámara. Que no se quería exponer a esa situación. Eso es cierto, pero yo le decía lo mismo.
—Si eran una pareja y el pacto era no intimar frente a las cámaras, tranquilamente podrían haber tenido sexo en el baño. ¿Por qué entonces no tuvieron relaciones ahí?
—Porque no teníamos preservativos. Y porque no se dio. La puerta no tenía llave y era medio engorroso, porque podía entrar cualquiera.
—¿Y por qué entraban al baño juntos, algo que ella señaló que la incomodaba?
—Las veces que entramos juntos fue para hablar de algo que no queríamos que nuestros compañeros escucharan o para bañarnos.
—¿Se bañaban juntos?
—Sí. Y muchas veces estábamos con otras personas porque el baño tenía dos bachas y por ahí había alguien lavándose los dientes. ¡Qué se yo!
—En una oportunidad, según trascendió, se bañaron ustedes dos, desnudos, junto a Mimí que estaba en traje de baño. ¿Esto fue así?
—Exactamente. Eso fue en el baño del staff. Ahí Moyano vuelve a mentir. Porque ese día, nosotros estábamos embarrados y, como teníamos que hacer una actividad, decidimos bañarnos juntos para hacer más rápido. Florencia y yo estábamos completamente desnudos. Yo me bañé de espaldas. Y hasta Mimí se sorprendió y me dijo: “No puedo creer lo caballero que sos que ni siquiera la miraste”. Pero cuando le dijo a ella que le sorprendía que tuviera tanta confianza conmigo con lo tímida que era, ella le dijo que se callara y no contara nada.
—¿Por qué?
—Porque no quería que nadie se enterara de que nos habíamos estado bañando juntos. A Mimí le pareció raro. Pero se ve que ella ya tenía todo un tema con la intimidad y la desnudez. Pero eso fue la última semana antes de que yo me fuera. O sea que ya veníamos con una confianza y una continuidad de baños.
—¿Es decir que hubo más de dos encuentros en la ducha del baño?
—Sí, nos bañamos juntos un montón de veces. Esa fue la única vez que estuvimos con otra persona. Y, cuando se lo preguntan, ella miente y dice que era común que se bañaran varios a la vez. Pero la realidad es que, si preguntan, salvo nosotros ninguno se bañó desnudo con otro participante, ni siquiera los que estaban en pareja. ¡Imaginate! Terminó involucrando a otra gente que nada que ver. Igual en el baño había micrófono.
—Deduzco que la Justicia tiene esa grabación...
—¡Por supuesto!
—Otro punto que marca Flor en su denuncia dice que en un momento intentó llevarla al campo, donde no había cámaras, para forzarla a intimar.
—Ok. ¿Cómo la llevo?
—Persuadiéndola con alguna estrategia, quizá.
—No. ¿De qué manera?
—Insisto: no es solo con la fuerza física como se puede someter a una persona.
—Pero eso no es cierto. La única vez que nos alejamos a la noche y que igual había cámaras, fue cuando fuimos a ver un juego que era el que teníamos que hacer al día siguiente y queríamos saber de qué se trataba.
—Concretamente, ¿nunca intentó llevarla al campo para tener sexo?
—No. Y, si hubiera querido hacerlo, le hubiera dicho que fuéramos de común acuerdo. Porque, supuestamente, al otro día ella siguió conmigo. ¡No se entiende!
—Vuelvo al punto, ¿ustedes eran una pareja?
—Sí, ni hablar.
—¿Una pareja que no se permitía el sexo?
—No porque no quisiéramos, sino porque no teníamos dónde. Y porque no era cómodo. En donde estaba la cama había cámaras...
—Por lo que se vio al aire, a usted esto era algo que no le importaba tanto como a ella...
—Yo no quería que me vieran, pero si pasaba tampoco me iba a molestar demasiado. Es decir, prefería que mis hermanas no me vieran teniendo sexo, no era mi intención. Pero sabía que podía pasar y tampoco me iba a hacer mucho drama por eso.
—Sin embargo, aunque Moyano había marcado claro su límite, parecía haber mucha insistencia de su parte y hasta del programa para que concretaran.
—Yo disiento, porque la verdad es que no creo haber insistido demasiado. Hay dos charlas que yo tengo con ella. Las pasaron mil veces, pero son dos charlas nomás. Lo que yo le digo es: “Hasta donde vos me decís que avance yo avanzo y, cuando vos me decís basta, hasta ahí llego”. Y ella me dice que tengo razón. Lo mismo en el vestidor, cuando ella me dice que yo le insisto y yo le respondo que sí, pero que cuando ella me dice que no, no hago más nada. Después le pregunto: “¿Vos querés que no te insista más, que no sigamos con este juego?”. Y ella se queda callada, no me contesta. Pero además, hay un montón de cosas que ella me decía en privado y que por caballerosidad no voy a contar, que se contradicen con su relato. Una de ellas es cuando me manda a afeitar las zonas íntimas.
—¿Para qué?
—No voy a entrar en detalles...Pero la escuchó Mimí. ¡Por suerte! Porque si no sería mi palabra contra la suya, porque como me lo dijo un domingo que no había cámaras no quedó grabado.
—¿Según usted lo que ella decía al aire no era lo mismo que le manifestaba cuando no había registro?
—No. Era todo lo contrario. De hecho, la idea de ir al baño a que pase algo fue de ella y no mía.
—¿Flor le propuso que se bañaran juntos?
—Claro. Me dijo que le parecía que el lugar más indicado para que pasara algo era el baño.
—¿Entonces tuvieron relaciones en el baño?
—No, porque después nunca llegó a pasar. Pero ella plantaba que, en caso de que tuviera que pasar algo, tendría que pasar ahí.
—De acuerdo a lo que se emitió, usted parecía no estar conforme con la relación. ¿Por qué siguió adelante?
—Primero, porque ella me gustaba. Yo estaba involucrado sentimentalmente. Y segundo, porque el problema no era que ella no me daba más. Yo le dije que me estaba aburriendo y que eso no tenía nada que ver con lo sexual. Me acuerdo que un día Fernando Carrillo, que se había ido a vivir al sauna al que le decíamos “la covacha”, había hecho como un fogón, donde habíamos llevado un vinito. Y yo le dije que fuéramos con los chicos, pero ella se quiso quedar. Lo mismo otro día que nos juntamos en las sombrillas a charlar. Hay cosas que a mí me gusta compartir con mi pareja y que con ella no podía.
—Entiendo que en el encierro de un reality todo se intensifica, pero son planteos extraños para una relación que no pasó del mes...
—La idea era pasarla bien en los tiempos muertos que teníamos sin actividad. Y estaba bueno, porque se armaba como una ronda y tocaban la guitarra. Pero sí, es verdad que al estar las 24 horas juntos un mes es un montón.
—Pasemos al hecho puntual que deriva en su expulsión, luego de un encuentro en su cama el que Moyano asegura haber sido abusada. ¿Qué pasó esa noche?
—Vino a tocar el Polaco, después cenamos y armamos un juego en el living en el que ella se queja por algo que yo le plantee. Y es verdad, porque yo no se lo dije de buena manera, quizá fui muy directo y sonó bastante chocante. Le dije que era muy sensible y que eso la iba a dejar afuera. Porque lloraba todo el tiempo por todo, como que tenía un tema con el llanto. Y no le gustó que yo se lo marcara.
—¿Cómo pasaron de ese momento incómodo a estar acostados juntos?
—Ella estaba enojada y, cuando yo entré al staff, me dijo: “No me gustó lo que me dijiste”. Yo le expliqué lo que pensaba y nos quedamos charlando en la cama como una hora. Después nos empezamos a besar debajo de las sábanas. Yo tenía un short y me lo saqué. Ella estaba con pijama y así se quedó, En la denuncia dijo que yo se lo saqué de una manera abrupta y la penetré, pero en el video se ve que está con la prenda puesta y no pasa nada. Solo estamos a los besos y a los abrazos hasta que entra un productor a tirarnos una cajita de preservativos.
—Ella contó que usted siempre quería juntar las camas y ella no.
—Una vez sola le dije que juntáramos las camas. Y ella me respondió: “Te lo tenés que ganar”.
—¿Qué significaba eso?
—¡Qué se yo! Estaba Mimí de testigo y me dijo que tenía que ser más cariñoso si quería que ella juntara su cama con la mía...
—También dijo que, frente a su insistencia, prefería ir un rato a su cama para después poder ir a dormir tranquila.
—Eso me parece increíble. Increíble. Para que te des una idea, hubo dos momentos que salieron al aire en los que ingresaron participantes nuevas, Flor Ventura y Yasmín Corti. Casualmente, en las dos oportunidades, cuando entraron para mostrarle la habitación a las chicas nos encontraron a Moyano y a mí durmiendo la siesta abrazados. De hecho, yo lo dije en la nota que me hicieron en el backstage y que se vio en el programa. Y hubo mil siestas más. Además, cuando yo jugué la H que fue tres días antes de irme, ella dijo a cámara que sabía que yo estaba nervioso, que la estaba pasando muy mal por mí y que había decidido pasar la noche conmigo para hacerme compañía.
—¿O sea que eran reiterados los encuentros en su cama?
—Claro.
—Esa noche puntual, ¿usted no sintió la incomodidad de Flor?
—Para nada, todo lo contrario. Y se ve en los videos.
—Las imágenes pueden ser confusas. ¿Ella no le manifestó su rechazo?
—Para nada. De hecho, después de que aparece el productor, que yo me agarro la cabeza porque nos dimos cuenta de que nos habían visto y ella se ríe, nos quedamos cuarenta minutos más juntos.
—Repito esta pregunta, porque la denuncia contra usted es por abuso sexual con acceso carnal. ¿No pasó nada de eso ese día?
—No. Voy a ser claro: no hubo penetración.
—¿Por qué entonces ella le pide que vaya a hablar con la producción para que no pasen esas imágenes?
—Esa es mi duda. Si hubiera habido una violación o un abuso, como quieran llamarlo, ¿por qué impediría que salieran esas imágenes? ¿Acaso no sería una prueba de lo que había pasado?
—Según lo que contó Flor, ella recién tomó consciencia de que había sido abusada después de salir del reality, con lo cual en ese momento era normal que se sintiera avergonzada.
—¿Pero no habían dicho que ella se había ido a quejar porque se había sentido mal por todo eso?
—¿Qué le dijeron a usted cuando le anunciaron su salida del programa?
—Me explicaron que me sacaban por “incomodidades”. Hay muchos que hablan para ensuciar y hay muchas versiones. Pero yo pregunto, si ella se fue a quejar porque se sintió abusada, ¿fue consciente o no fue consciente?
—Concretamente, ¿a usted qué le comunicaron?
—Que ella se había sentido incómoda y que la situación no daba para que siguiéramos los dos en el juego.
—Siendo su trabajo, no creo que se haya conformado con ese argumento...¿Pidió una explicación?
—Le dije a la producción que la llamaran o que me mostraran cuándo yo la había incomodado. Me dijeron que no la hiciéramos larga, pero me estaban sacando a mí y no a ella. Y, en tal caso, tendrían que habernos sacado a los dos.
—¿Cuándo se enteró de que lo habían sacado por un supuesto abuso?
—Yo salí a fines de noviembre y me enteré cuando ella empezó a hablar en los medios, que fue a principios de febrero. Ella ya había salido del hotel en enero, que yo estaba en Córdoba y la llamé. Y la última semana de ese mes me fui con dos amigos a Mar del Plata, donde sabía que estaban mis excompañeros del reality. Pasamos un fin de semana allá y la pasamos bárbaro. Ahí estaba Enzo Aguilar, que según dijo sabía todo porque Flor se lo había contado. Y en un video se ve cuando él llega a la cena y nos damos un abrazo.
—En ese grupo estaban también Martín Coggi, Delfina Gerez Bosco, Fernanda Vives, Sebastián Cobelli y Federico Barón.
—Y con todos tuve la mejor. Porque, además, hasta ese momento no había ninguna denuncia.
—Pero sí había llegado el rumor a los medios y muchos periodistas lo contactamos para consultarlo al respecto...
—Sí, es verdad. A mí me preguntaban por lo que se estaba diciendo sobre un abuso, pero yo estaba seguro de que era un juego mediático.
—¿Cuando habló con Flor tampoco se lo blanqueó?
—No. Imaginate que yo no tenía abogado: si hubiera estado al tanto de eso lo primero que hubiera hecho era buscarme un representante legal.
—La foto del grupo en Mar del Plata derivó en la primera manifestación pública de Flor en redes sociales, que decía no entender el apoyo de sus compañeros después de lo que luego denunció que le habría pasado.
—Claro. Eso fue un sábado y yo dije: “¿Qué raro esto? ¿Adónde va?”. El domingo volví a Buenos Aires y el miércoles salió a hablar en LAM, sin haber hecho la denuncia formal.
—¿Qué motivo podría tener una mujer para denunciar una violación si no fuera real?
—Habría que preguntárselo a ella. Creo que tal vez la vergüenza la pudo haber impulsado a querer abrirse...
—¿Vergüenza por qué?
—Porque la vieron las cámaras.
—¿Pero si usted dice que no hubo sexo?
—Abajo de las sábanas no se nota. Hubo movimientos...Digo yo.
—¿En ese caso podría haber denunciado un abuso y no el acceso carnal?
—Es la misma pregunta que yo me hago: ¿Por qué llegar a tanto?
—Imagino que junto a su abogado deben haber llegado a alguna conclusión...
—Obvio que tenemos una hipótesis y tenemos datos de lo que nos han hecho llegar sobre el por qué de la denuncia. Pero yo no estoy en la cabeza de ella para saber por qué lo hizo.
—¿En qué situación está la causa hoy en día?
—A mí todavía no me llamaron a declarar.
—¿Sabe que puede llegar a ir preso en caso de ser encontrado culpable?
—Sí. Es que el delito es, para mí, de lo más grave que existe. Pero, por ahora, solo te puedo decir que se hicieron las pericias médicas y psicológicas, que se presentaron testigos, que declaró la gente de la productora y que se han entregado como pruebas los crudos de la grabación del reality. Eso es todo.
—¿Está tranquilo en cuanto a lo legal?
—Sí.
—Si pudiera tenerla enfrente a Flor, ¿qué le diría?
—No sé. Porque no creo que nada de lo que yo le pudiera decir sirva de algo.
—¿Hizo algún mea culpa?
—Quizá me equivoqué en ser demasiado sincero, en decir lo que pensaba, en responder alguna que otra vez de mala manera...
—¿Reconoce haber tenido malos tratos, al menos desde lo verbal?
—No. Porque una cosa es tener malos tratos y otra cosa es contestar mal alguna vez. Yo la semana pasada fui a jugar al tenis y eso no me hace tenista. ¿Quién no tiene una mala reacción si le ponen una cámara durante 24 horas en un lugar en el que está encerrado? ¡O en la vida! ¿Quién no le respondió mal a alguien? ¿Quién no discutió con una pareja alguna vez?
—Más allá de sus trabajos, hubo gente que recién lo conoció a partir de este programa. ¿Cómo fue usted en sus relaciones anteriores?
—Todas mis exnovias me escribieron para darme su apoyo. Y lo puedo demostrar, porque tengo los mensajes. Yo fui al casamiento de una de ellas. Otra, que quería ser madre soltera, me propuso que yo fuera el padre de su hijo. Y la última, me dijo que no podía creer lo que me estaba pasando.
—¿Piensa accionar contra la otra parte en caso de que la Justicia falle a tu favor?
—No lo sé. Hoy lo que me interesa es que se sepa quién soy y que todo esto es mentira. Después veré. La verdad es que tengo mucha bronca.
—¿No siente ningún tipo de empatía por Flor, pensando que quizá ella se haya sentido mal y no lo haya podido expresar en el momento?
—Repito esto: yo no le hice nada. Si ella se sintió así, tendrá que ver por qué, si no tuvo algún problema en el pasado o tiene alguna cuestión por resolver. Pero yo no me puedo hacer cargo de cómo se sintió, cuando yo no hice nada para que se sintiera así.
—¿Cree que su vida va a volver a ser la de antes?
—No, claramente no. Yo siento que me la arruinó la vida. Es así de triste. Yo vengo estudiando actuación desde los diez años, hice teatro independiente, cine, tele...Y quería seguir haciéndolo. Recién ahora empecé a ensayar una obra. Pero para mí no va a ser lo mismo. Esto fue un antes y un después. Y lo más probable es que la gente ahora se dé cuenta de cómo fueron las cosas. ¿Pero por qué yo tuve que pasar por todo esto, con qué derecho? Así fuera un solo insulto, que haya tenido que aguantar que me digan abusador es terrible. Podré ser cabrón y mal hablado, pero abusador es lo peor que me pueden decir.