Se llama La Escondida y el nombre da una pista de una de las características de este parador que se encuentra en la localidad de Ostende: el lugar no tiene un acceso directo a la Avenida del Mar, sino que tiene salida a la calle Bartolomé Mitre y se llega por las calles Nuestras Malvinas o Almirante Brown. Está ubicado casi en el límite con Pinamar y el otro rasgo que lo diferencia de los demás balnearios es el de llevar el deporte a la playa y ofrecerle a los turistas distintas actividades para que ejerciten sus cuerpos durante sus vacaciones o para que, en caso de que los veraneantes prefieran colocarse en el rol de espectadores, disfruten de eventos afines.
Eso sucedió, por ejemplo, el último fin de semana, cuando La Escondida organizó una clínica de rugby y recibió a parte del plantel de Los Pumas Seven, que se encuentran en Pinamar finalizando su pretemporada de cara a lo que será el Circuito Mundial y los Juegos Olímpicos de París 2024. El entrenador Santiago Gómez Cora y los jugadores Santiago Álvarez Fourcade y Matías Osadczuk estuvieron presentes en el encuentro del que también participaron los Pumpas XV, el seleccionado de rugby inclusivo. La ocasión atrajo a muchos chicos que les hicieron preguntas a los deportistas y luego realizaron ejercicios con la pelota ovalada en el campo de juego.
La actividad fue una de las varias que están programadas para el verano en el balneario que desde sus inicios sobresale por su perfil deportivo.
“Nos caracterizamos por eso, por el formato playero de todos los deportes. Y a la gente le encanta, nos piden armar torneos, juegos. Tenemos canchas de todo: de fútbol tenis, de beach vóley, de tocata”, contó a Infobae Gabriela, quien administra el parador junto a su esposo, Daniel Fasano.
La pareja tomó posesión de La Escondida en 2015, cuando el balneario venía de dos temporadas de abandono. Hasta ese entonces, Daniel y Gabriela veraneaban habitualmente en Pinamar principalmente por el trabajo de él, en una distribuidora de bebidas. En ese contexto, se les presentó la oportunidad y no dudaron. “Arrancamos con unos amigos que se hicieron cargo del restaurante y luego se fueron”, recordó sobre los inicios la propietaria, que además ejerce como psicóloga.
Y continuó: “Era un parador derrumbado y nos costó hacer público porque no es fácil llegar acá. Así que tuvimos un primer año difícil y el segundo también. Recién desde el tercero tuvimos nuestros clientes. Hoy es diferente. Para que te des una idea, en octubre largamos la preventa y con eso llenamos casi el 70% del parador. Después tenemos el alquiler diario”.
La mujer mencionó que su intención desde un comienzo fue “que sea un lugar con vida de club”. “A nosotros nos encantaba la vida de playa y lo que quiero que pase acá es lo que nos pasaba con nuestros amigos, por el hecho de ir todos juntos y disfrutar la tarde. Tratamos de replicar la manera en la que nos gustaba vivir las vacaciones”.
Los Fasano son una familia muy relacionada al rugby. En su juventud, Daniel fue jugador de Beromama Rugby y ahora es director técnico en el Camarones Rugby Club, donde juega su hijo más chico, Rufino, de 13 años. El otro hijo de la pareja, Ramiro (23), es jugador de la Primera de San Cirano Rugby Club. A excepción de este último, los demás viven en Pinamar desde marzo de 2020. Aquella vez estaban trabajando sobre el cierre de esa temporada y llegaron las restricciones en el marco de la pandemia. Y decidieron quedarse, cumpliendo así un viejo anhelo.
En el medio de la charla, se sumó Ramiro Quesada, periodista y conductor de la radio Surf and Rock (FM 95.7 Pinamar), que tiene su estudio en el lugar y transita su quinto verano, para ampliar sobre los eventos programados para febrero.
El primer fin de semana del mes habrá una nueva edición del beach rugby senior, en el segundo se disputará una fecha del circuito nacional de beach tenis (regularizado por la AAT) y en el tercero se desarrollarán partidos de beach vóley que sumarán puntos para el certamen organizado por la Asociación Mutual de Jugadores de Vóley Playa (AMJVP) y la Argentina Vóley Playa (AVP).
En veranos anteriores, estos eventos solían realizarse durante enero. Pero para este año, Daniel y Gabriela decidieron programarlos para febrero por dos motivos: “Al principio nos servían para convocar, pero cada vez se fueron haciendo más masivos y ahora no queremos que se moleste a la gente de las carpas. Además, en febrero tenemos menos gente habitualmente y esto nos suma para tener la playa activa y a puro deporte”.
El pasado fin de semana, además, en el balneario se realizó una exhibición futvóley, impulsada por la Asociación de Fútbol Vóley Argentina (AFVA). “Vino gente de Rosario, de Mar del Plata y nosotros, que somos de Buenos Aires (de la escuelita arriba.ftv, con sede en Palermo). Vinimos a Pinamar a juntarnos, hicimos un torneo para conocernos y para empezar, desde la asociación, a darle un poco de estructura al deporte con la idea de hacer torneos nacionales”, contó a Infobae Martín, uno de los más de 30 jugadores que mostraron sus destrezas en el parador de Ostende.
Mientas lamentaba que no hayan podido sumarse a la iniciativa los integrantes de una escuelita de Córdoba, Martín señaló una dificultad para que su deporte se desarrolle: “Faltan espacios públicos para que todas las disciplinas de arena, no solo el futvóley, podamos ir a entrenar y jugar. Es el primer gran obstáculo que tenemos. Después, también le falta difusión”.
La oferta deportiva en La Escondida se completa con juegos para los turistas: “Tenemos un profe que arma mini torneitos internos de todos los deportes en formato playa. Los que son un éxito siempre son beach tenis, fútbol tenis y beach vóley”.
Además, todos los días de enero desde las 11 hay clases de spinning y cross funcional.
Fotos: Manuela Luján